Capitulo 24: Lo que deseas.

6.1K 567 93
                                    


A regañadientes, Ben la había llevado al barrio de nuevo, antes de llevarla a su casa en la capital del país.

Así que Valeria se encontraba frente a la puerta de la casa de Nina. Tocó la puerta.

Ben se fue a dar una vuelta. Y Valeria estaba allí, esperando que le abrieran.

Un hombre sin camisa abrió la puerta, tenía un niño cargado, se le quedó mirando a Valeria.

—¿Amiga de Nidia?

—Sí, Nina. —Valeria la llamó por el nombre en que todo el mundo la conocía en el barrio.

—Un segundo, está en el patio. Puedes pasar.

Valeria entró a la casa, cerró la puerta tras de sí y observó como el hombre dejaba al niño en el suelo y se ponía una franela que estaba encima de una de las sillas del comedor.

La casa la habían remodelado desde la última vez que visitó a Nina, unos meses atrás, antes de meterse en la finca de Ben.

Se sentó libremente en el sofá y esperó. Nina apareció en la sala con pantalones cortos y una blusa. Tenía un canasto de ropa limpia al lado de sus pies. Se sentó junto a Valeria y la abrazó.

—¿Dónde estabas metida?

—Estoy bien. —Valeria respondió a Nina. Ella dejó de abrazarla.

—Te llamé. Tu teléfono estaba fuera de línea. Tenía un mal presentimiento. Y Valeria, ¡que delgada estás! —Le tocó el rostro, debajo de los ojos—. Luces cansada.

—He vivido las cosas más increíbles en estos últimos meses.

—¿Escuchaste lo del apresamiento de Hector? ¿Acaso puedes creerlo? Lo llaman con el apodo de La Sombra. Andan con un miedo en el barrio.

—¿Por qué el miedo?

—Cuando cae uno, es común que sigan cayendo todos. ¿Encontraste a Ben? Tal vez sea él el próximo.

Valeria desvió la mirada. Sentía ganas de decirle que él ya estaba a salvo. Pero pensándolo de nuevo, mejor que pensara erróneamente. Ella había sido la causante de que, en primer lugar, él se fuera de su vida.

Recordó su conversación con Ben, también, de la misma forma, gracias a ella no lo asesinaron en la calle. El intento fue fallido. Pero si él no hubiese despertado... de igual forma, el destino iba a ser el mismo. Iba a morir.

—Nina... ¿es cierto que diste información para que mataran a Ben?

Ella se quedó pasmada, mirando a Valeria. No encontraba palabras. Los intentos eran tartamudeos. Valeria había ido directo al punto.

—Yo no lo entiendo. ¿Sabías lo importante que él era para mí?

—Valeria. —Le reprendió—. Pasó hace tanto, esas razones ya pasaron, y me siento mal, pero no puedo hacer nada para cambiarlo —dijo honesta.

—Tiene cicatrices en su brazo para toda su vida, ¿y solo dices que te sientes mal?

—Lo iban a matar, Valeria. —Nina se levantó—. Le salió mejor.

Valeria se alzó de hombros. Bajando la voz y quitando el tono acusativo.

—Me hubiese dolido menos que fuera de otra persona, pero no de ti. Nunca lo esperé de ti.

—Tranquila, Valeria. Algún día lo vas a superar. Mis errores... yo ya misma me perdoné por cada uno de mis errores. Me perdoné por dañarte, por llevarte a conocer a las muchachas, por dejar que le hicieras caso a ellas, por dejar que ese tipo te siguiera dañando y callarlo, me perdoné por decirle a los matones que le incendiara la casa, para no dejar evidencias, pero que lo hicieran por la mañana para asegurar que tú no estuvieras allí, ya me perdoné, Valeria. No hay nada que tú puedas hacer o que yo pueda hacer para sentir culpa sobre eso otra vez. Esta es mi nueva vida. —Se pasó la mano por la frente—. No importa mucho, ahora lo matará la policía.

Todo (Nada II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora