Cap. 6

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Anoche no pude dormir tranquila, no estoy acostumbrada a dormir con la luz. Aunque el calor que emanaba esa cosa era reconfortante, una verdadera maravilla. Despierto de golpe, aturdida por un extraño sueño. Ese mismo recuerdo que le conté a Jason hace unas horas. No puedo creer lo abierta que fuí sobre eso, es un completo desconocido y lo trato como si fuera un amigo de toda la vida. Bueno, no tan así, pero casi. Es un intruso, un ladrón que busca dinero y aventuras. No un amigo, es el enemigo. Debo ser recia, ayer dejé que mis emociones se apoderaran de mí, pero no más.

Jason está dormido aún, pero seguro no tardará en despertarse. Apenas se mueve cuando duerme, y su cabello marrón lodo está completamente despeinado. Su ropa está bastante sucia, sobretodo su camisa blanca. Al parecer, usó su chaleco para apoyar su cabeza, al igual que yo uso mi cola. A su lado, a un par de metros, descansa su mochila beige.

La curiosidad me invade. ¿Que clase de objetos guardará allí? No, no debería revisar sus cosas. Pero por otra parte, ¿Qué más da si ojeo solo un par?

Con mucho cuidado de no despertarlo, muevo mi cola para tomar la mochila por arriba. La sujeto por una de sus mangas, pero al levantarla se desliza por mi cola y queda a escasos milímetros de la cara de Jason. Me llevo una mano a la boca para evitar soltar una exclamación, y con mucha, pero mucha delicadeza la atraigo hasta mí. Una vez en mis manos, abro el cierre. Tomo con mi mano libre una botella púrpura transparente de cristal, vacía. La acerco a mis ojos y trato de comprender su función. Dudosa, la agito suavemente, y de la nada la botella comienza a llenarse de agua. Destapo la boquilla y doy un sorbo rápido, se siente fría al pasar por mi garganta y eso me refresca. Vuelvo a dejarla donde estaba y en su lugar agarro una caja pequeña, bastante gastada. La abro, pero al igual que la botella, está vacía. Hago el mismo procedimiento anterior pero nada, la caja sigue igual de vacía. Un olor nuevo sale de ésta, y al acercarla a mi nariz el dulce aroma se intensifica. Nunca había sentido un aroma tan intenso, es algo agradable. Cierro la caja, pensando en lo que podría llegar a contener y vuelvo a introducir la mano. Esta vez, me llevo una sorpresa al tocar un objeto helado, duro y liso. Es el arma. Jason hace un movimiento brusco y temo que despierte, así que con decepción saco la mano de la mochila y la cierro. Con cuidado, vuelvo a dejar la mochila al lado del cazatesoros y me recuesto sobre una de las paredes.

Unos minutos después, Jason despierta. Se ve relajado, pero pronto vuelve a su estado de alerta al ver la cueva, y a mi.

- ¿Quieres desayunar? - pregunto.

SyribiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora