CAPÍTULO 7

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Me apartó de un empujón tirandome al suelo.
Me sentí estúpida, como una gilipollas que le tiende la mano a un perro y el perro se la muerde sin piedad alguna.
Yo solo quería ayudarle... intentar que le doliera lo menos posible, no por hacerle la pelota y que no me hiciera nada más (para eso tenía ya muchas agallas y decirle las cosas a la cara, no me hacía falta arrastrarme ni nada de eso) sino por no hacerle pasar un mal rato.

Se lo que es que todo el mundo esté en contra tuya y que te odien todos.
Esa soledad y ese sentimiento no se lo deseo a nadie. Absolutamente a nadie, y a él, a pesar de lo que me hizo, tampoco.

Después del empujón me levanté y me fui enfadada ya que eso de querer ayudar no había salido como yo esperaba.

Clara estaba metida en el corrillo que se había formado con lo de la pelea para enterarse de las cosas así que yo me fui ya que las clases habían acabado hace rato.

Por el camino el día se mejoró por completo. Una cabellera rubia se clavó en mis ojos. Era Alex, el chico del otro día. Lo paré y el me sonrió

A: Hey! ¿Como tú por aqui?

Yo: Acabo de salir del instituto y... esto... esque perdí tu número

A: ah, ¿te diste cuenta que lo metí en la cartera?

Yo: si, muy creativo por tu parte ¿eh?

El soltó una pequeña carcajada. Me encantaba ese chaval ¿vale? Se había convertido en mi punto dévil aunque no nos conocieramos de nada😍

A: bueno dame tú tu número y te hablo yo no vaya a ser que vuelvas a perderlo señora despistes

Sonreí.

Le dije mi número y el se despidió asegurándome que dentro de un rato me hablaría, que llevaba prisa.
Yo seguí caminando y alguien me tocó el hombro.
Me di la vuelta y era Dylan

Yo: ¿Que coño quieres?
D: ¿sabes que conozco a tu amiguito?
Yo: pues un pin

Me cogió de las dos muñecas apretándome muchísimo

D: Mira gorda de mierda, a mi no me chulees porque sabes que acabas mal

Yo puse cara de dolor e intentaba soltarme pero no había manera.
¿Por qué se empeña tanto en hacerme daño?
Yo tenía el móvil en la mano y estaba metida en instagram, en mi cuenta de frases. El cogió el móvil y leyó una foto en la que yo confesaba que me estaba empezando a gustar Alex.
Empezó a reirse como si no hubiera un mañana.

D: ¿en serio te gusta ese?

Yo: ¿y a ti quien te manda mirar mis cosas?

Le quité el movil de las manos y enfadada le empujé a lo que él me respondió con un empujón más fuerte e intenso...

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