Chapter 4: Joey sigue siendo un maldito simio
-Para- dije reuniendo todo mi autocontrol, si algo estaba claro en esos momentos, era que lo que estaba ocurriendo no estaba bien.
-¿Debo de hacerlo?- cuestionó pausando su acción anterior, aún sin dejar de esconder su rostro en mi cuello.
-¿Qué es lo que sientes Joey?- Murmuré aún extasiada por su aroma.
-No lo sé- Su voz denotaba sinceridad y confusión.
-Entonces ¿Qué intentas?- Dije abandonando poco a poco mi estado de calma.
-Intentar descubrir que es lo que me estás haciendo- Contestó, esta vez, chocando sus ojos con los míos. Y eso fue suficiente para dejarme sin habla. Pasé varios segundos pensando y debatiéndome interiormente con la respuesta a tal afirmación.
-No te entiendo, Joey. Tienes el mundo rezándote como si fueras alguna clase de dios, cualquier chica querría pasar por tu cama, pero vienes hacia mí, una clase de anti social que te trata como si fueras un ser inferior. ¿Qué piensas que entiendo por ello? ¿Qué te gustan los retos?- Respondí tratando de ordenar todas y cada una de las estúpidas ideas que revoloteaban sin descanso por mi mente.
-Eres diferente, ¿Tanto cuesta entenderlo? No eres como las demás y eso me agrada-Se desespera él esta vez.
-Necesito tiempo- concluí. Y verdaderamente lo necesitaba. Necesitaba poner en orden mis sentidos y ver que estaba pasando en mi extraña relación con Joey.
-Pero yo te necesito a ti- suplicó con un hilo de voz, apenas audible.
-Lo siente, Joey- Me disculpé con sinceridad, intentando mantenerme serena.
Salí de allí dejándolo solo. Estaba agobiada y lo mejor sería dar una vuelta. Si, a las tres de la mañana. Declarándome presa fácil para ladrones, violadores, asesinos y otro tipo de habitantes de la noche, pero bueno, nunca me caractericé por estar muy cuerda.
La noche acarició mi cuerpo con una brisa fresca típica de la fecha, las calles eran alumbradas tenuemente con la luz de las farolas y apenas veía coches pasar.
Lo cierto es que estas semanas había intimado con Joey, pero no hasta el punto de confiar plenamente en él. Su estatus de chico perfecto popular echaban abajo muchas de las ganas de estar con él, simplemente odiaba la atención. Sin embargo, este corto plazo a su lado me había dado que pensar, ya que no parecía tan Ken cómo cuando lo conocí.
After some weeks.
Ya han pasado varias semanas de mi “conversacion” con Joey. Él ha venido algunos días casa y no hemos compartido más que un triste “hola” o un buen intencionado “¿Qué tal?”. En el instituto apenas intercambiamos palabras ya que él sigue haciendo su papel de capitán del equipo de futbol y jefe incondicional de los populares.
Nick me va contando algo sobre una chica nueva, a lo que de nuevo y como siempre, no presto atención. Tan solo camino con mi cara de malos humos, adoptada unas semanas atrás, mientras asesino mentalmente a un par de quinceañeras hormonadas salidas de tono.
Me siento entre Nick y Ethan, enfrente de Rachel, mi sitio habitual. Saco una manzana y empiezo a mordisquearla con desgana.
-Brunn- me dice Ethan sacándome de mi ensoñación- Estás más ida que de costumbre ¿te encuentras bien?- me dice con su clásico tono dulce.
-Sí, ando algo distraída, lo siento- murmuro centrándome de nuevo en mis amigos.
-Siempre lo estas- ríe Rachel. Y la envidio, por tener esa sonrisa plantada haciendo que destaque su rostro.