Capítulo 4

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Ya se estaba haciendo de noche, el rizado se dió un ligero baño y se vistió algo casual. Le inventó a su amigo moreno que iría al centro comercial, pero en verdad iría a la discoteca.

Salió del hotel con prisa y se adentró en el auto para arrancar. Se sentía algo ansioso, no sabía que le pasaba pero sentía la adrenalina salir por sus poros.

En ese momento recordó las palabras del castaño, las cuales hacían eco en su mente.

"El...el arruinó mi vida, dañó mi pasado."

Recordó como se veía en ese momento, tan vulnerable.

Aceleró la velocidad, conduciendo torpemente. Al llegar bajó rápidamente y corrió hasta la entrada sin saber si estaba el pelirrojo, pero tenía que averiguarlo.

Se calmó un poco al ver a seguridad afuera, no iba a arriesgarse.

Entró al fin y caminó directo hasta la barra; para su suerte, allí estaba Mike.

Se sentó en uno de los bancos y el pelirrojo se acercó hacia él.
–Podemos hablar, es sobre la familia Clifford. -mintió, ya que de lo más seguro no se acordaba de él, o eso esperaba. Sabía perfectamente su nombre, ya que averiguó algunas cosas sobre él después de lo sucedido con Louis.

–Claro, ven. -dijo saliendo de la barra, la cuál entró otro chico para atender a las demás personas que se encontraban ahí.

Entraron a una pequeña habitación que solo tenía una mesa y algunas sillas, con un sofá al fondo.

–Te he visto antes, ¿cierto? -dijo indicándole al rizado que tomara asiento.

–Mhm... -se sentó donde le indicó el pelirrojo.
–¿Conoces a Louis Tomlinson?

En ese momento el chico se quedó paralizado, sin mover un solo músculo; rápidamente miró al de orbes verdes.

–¿P-porqué?
–Maldito infeliz ¡¿qué demonios le hiciste?! -dijo parándose bruscamente, ya notablemente enfadado.
–N-nada, lo juro.

El rizado no sabía lo que le hizo a su chico, ni con qué razón. No sabía como podía ser tan cruel. ¿Quién sería tan idiota de lastimar a un ángel, a alguien como Louis?

–Eres un sínico, un enfermo. ¡¿Qué le hiciste?! ¡Dime si no quieres morirte aquí mismo!
-dijo agarrando al chico de la camisa, pegándolo contra la pared.

–¡Y-yo no le hice nada! -en ese momento el rizado no aguantó más su ira y lo golpeó.

El chico calló al suelo, con su nariz rota por los golpes que le daba el otro.

El rizado comenzó a patear su abdomen sin piedad.

–¡¿Qué le hiciste?!
_N-no, nada.
–¿No te vas a rendir, cierto?
–Déjame en paz. ¡Ayu-
-gritó siendo interrumpido por otro golpe del rizado.
–No te atrevas a hacerle más daño, jamás.
–Te arrepentirás. -mencionó el pelirrojo casi sin aliento.
–Veremos quien se arrepentirá aquí. -dijo dándole un último golpe.

Tiró cosas al suelo, rompiendo todo lo que veía. Se retiró del lugar rápidamente sin que los guardias de seguridad lo vieran. De seguro ya se habían dado cuenta de lo que sucedió poco tiempo atrás.

Se montó en el auto y arrancó directo al hotel. Al entrar a la habitación vió a Zayn con Liam, quienes estaban acostados en la cama del de orbes color miel.

Se encerró en el baño rápidamente para que su mano llena de sangre no fuera vista. De alguna manera, se sentía feliz. Tendría en la mira al pelirrojo, no permitiría que se le acercara a su chico.

"Sé mi pintor." [LS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora