Parte 5: Buenos días humano

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Abro poco a poco mis ojos lentamente ya que los rayos del sol me van despertando. Agh, ¿Qué hora se supone que es? Cuando mi vista se aclara, logro ver que unos curiosos ojos miel me observan. Me sobre salto un poco, ¿Desde qué hora se encuentra así?

-Bueno días Demián~ -una pequeña e inocente sonrisa se dibuja en sus labios. Siempre tan enérgico.

Me desperezo un poco y luego le dedico una sonrisa coqueta y restriego mis ojos de serpiente.

- Buenos días Stephan...-le tomo el rostro y lo acerco para darle un cálido beso, el cual el joven de cabellos borgoña corresponde dulcemente.

Se separa un poco y me acaricia el cabello blanco de mi cabeza. Me mira sonriente y feliz. ¿Qué estará pasando por su cabeza? Chico, yo no te convengo. Pero vaya que quiero que estés aquí. Conmigo, y con nadie más. –le acaricio los cabellos con delicadeza y él se deja hacer gustoso.

- ¿Haz dormido a gusto? ¿O Sentiste algún dolor? –le pregunto cortésmente con dulzura mientras acaricio la blanca piel de su cuerpo.

- No, sólo un mudo dolor de caderas...pero lo vale –me regala su más radiante sonrisa y apoyando sus manos sobre mi pecho busca nuevamente mis labios y los vuelve a tomar en un beso. Un beso lleno de amor y dulzura. Oh chico, entiéndelo, este demonio es tu perdición.

Correspondo el beso y lo pego un poco más a mi cuerpo. Sentir su calidez me está llenando de la vida que no poseo. La vida, que solo he podido obtener succionando la sangre y carne de seres vivos. Desafortunados seres que se cruzan en mi camino.

-¿Deseas desayunar conmigo? Yo puedo preparar para ambos...-le doy una sonrisa galante y mis ojos violetas se clavan en su inocente mirar miel.

-Sí, claro que me gustaría...-da una suave risilla y se separa de mi abrazo. Ese dulce contacto, se ve interrumpido por la hora del desayuno. Me visto raudamente y me voy antes a la cocina para poder preparar un buen desayuno para ambos.

Preparo un buen desayuno. Café con leche y té rojo de Jamaica para mí. Unas rebanadas de pan integral, manteca, queso untable magro, mermelada de frutilla y jugo de naranja natural exprimido. Dejo a la mesa toda lista y sonrío satisfecho.

Justo cuando estoy por moverme noto que alguien me abraza de atrás. Me sorprendió, pensé que aún no había bajado. Sin romper el abrazo me giro y lo abrazo tambien mientras acaricio su cabello.

-Vaya....alguien esta mimoso esta mañana...~ -le digo juguetón mientras lo miro, nunca había sentido el abrazo de nadie por entrega propia. Siempre tenía que esta yo manipulándolos.

- Sólo quería hacerte sentir querido...y que, realmente disfruté lo de anoche –se sonroja ante lo que sale de su boca y oculta su rostro entre sus manos.

Aquello me deja sin habla. Le gustó, yo le gusté, todo este maldito monstruo le gustó. No entiendo a este simple humano...No lo entiendo de veras.

-Me pareces increíble...vienes y me...das amor como si nada...ni siquiera sabes nada de mí...y es mejor que no lo sepas –le beso la frente y hago que se siente a la mesa. Luego me siento yo y tomo una rebanada de pan y lo unto con el queso untable y luego le pongo la mermelada.

- Es que...yo creo que eres el indicado...eres tan bueno conmigo, como nunca nadie lo fue...y tan guapo, es como si me tuvieras bajo un hechizo...-toma su café, le agrega azúcar y comienza a beberlo lentamente sin apartar su mirada de mí.

Eso me deja helado. Dejo la media rebanada de pan que me queda y lo miro atónito. Te equivocas, yo no soy bueno. Soy un ser infernal, no necesito tu compasión. Agh, ¿Qué es esto que siento? ¿Amor? Por favor Demián, déjate de esas idioteces. Nadie podría amarte jamás.

- Oye...es muy tierno lo que dices... ¿Estás seguro que quieres dármelos a mí? –lo miro atento con mis ojos de víbora. Un mirar que se clavan directo en el alma del ajeno. Por favor di que no, o nos condenaras a ambos. Di que solo fue una noche magnífica y que no deseas verme más...

- De hecho...estoy seguro que quiero dártelos a ti...-me mira decidido y se acerca a mí. Se levanta de su silla y viene coqueto a mí. –Quiero darte todo lo que soy....quiero ser tuyo completamente...-me toma del rostro y une nuestros labios en un nuevo beso cargado de promesas. Mis brazos se enroscan en sus caderas y hago que se siente en mi regazo, pasando sus piernas alrededor de las mías sin cortar ese beso.

Estoy condenado. Lo he condenado. Estamos condenados ambos. Oh, bendita perdición. Comienzo a besarlo de una forma más desesperada y el corresponde sin cohibirse. Dulces labios que están llenos de vida. Enrosca sus brazos alrededor de mi cuello y nuestros cuerpos se pegan aún más.

Si pudiera morir....decido morir ahora mismo, entre sus brazos. Que él me arrulle hasta que yo haya abandonado esta vida...

Demian: Historia de un yoma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora