Parte 2: Stephan Lux

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Viéndolo de cerca es aún más atractivo. El de cabello borgoña me mira incrédulo ante aquel saludo repentino. Deja de tocar aquella bella melodía y sonríe suave. Me extiende la mano y la estrecha con la mía, mientras la otra sostiene su violín.

- Eh, un gusto Demián...yo soy Stephan Lux -sonríe cálida mente y guarda el violín en su estuche aterciopelado y vuelve su atención hacia mí. -¿Qué lo trae por estos lados? -su pregunta es cordial y bien educada. Uf, eso me agrada.

-Oh~ nada en especial de hecho Stephan. Solo me encontraba paseando por estos lares. Un pequeño paseo nocturno para despejar el alma~ -mi brillante dentadura queda expuesta. Pero mis colmillos están retraídos. Con mi voz más seductora y aterciopelada le dirijo una mirada que derretiría hasta el acero- Y...cuando oí a lo lejos esta melodía tan bella quise acercarme y ver quién era el que hacia hablar de tal manera al violín...

Las pálidas mejillas del joven toman un fuerte color rosado. Sonríe tímidamente y desvía un poco su mirada para ocultarla. Mi halago ha funcionado, ya derribé la primera pared. Luego de unos segundos en un silencio mutuo habla con voz suave y algo nervioso.

- Gra-gracias Demián... la pieza se llama Il trillo del diavolo, de Giuseppe Tartini... ¿Enserio se escuchó bien? -esta vez sí me mira con sus dulces ojos miel. Algo germina en mi interior, pero no sé qué es.

- Tienes un gran talento como para desenvolverte tan bien con el violín...-le regalo mi sonrisa más refulgente. Él hace lo mismo y luego me acerco un poco más. Con pasos gatunos y elegantes típicos de mi raza me vuelvo a ubicar a su lado y paso mi brazo por encima de sus hombros haciendo más estrecha la distancia entre ambos. Logro sentir como tiembla ligeramente contra mi cuerpo. Esta nervioso, o quizás también le atraigo y se pone nervioso por estar tan cerca.

-Eso es mucho decir para tan poca cosa como yo...-me mira atento con esos ojos algo ensombrecidos.- Soy un simple estudiante de violín, no soy...tan bueno...-baja nuevamente su mirar al suelo y juega algo nervioso con sus manos.

Oh muchacho, no. no hagas eso. Vuelve a dirigirme esos ojos miel, mírame como lo hiciste hasta el momento. Con la inocencia de un cervatillo. Le tomo el mentón con delicadeza y hago que me mire. Nuestros ojos, los violetas de una serpiente, y los colores miel de un ciervo. Ambos se conectan en una mirada tan íntima. Luego le digo con una suavidad increíble.

-Eres magnífico, que nadie te diga lo contrario...En este momento los demonios aplauden tu exquisita interpretación de tal pieza...

Me encontré abriendo mis labios como si quisieran ya acabar con la vida del pobre muchacho. Pero veía que el menor hacía lo mismo y cerraba los ojos, como si esperara. Oh no chico, te estas equivocando...yo no soy normal.

Rápidamente lo separo un poco. Él me mira algo desilusionado pero me sonríe tímidamente con las mejillas encendidas. Necesito mantener la distancia un poco. Por el momento no quiero hacerle daño. Le palmeo suavemente el cabello borgoña y luego sonrío cálida mente.

- Oye... -me rasco la nuca algo nervioso. No sé qué hacer, no quiero cortar este contacto tan delicioso- ¿Quieres venir a tomar un café a mi departamento? Está haciendo frío de a poco...

El muchacho toma nuevamente el estuche del violín. Parece que estuviera por irse dejándome solo, pero en realidad me sonríe radiante y asiente entusiasmado.

- ¡Claro! me vendría bien un café a esta hora...

La mosca ha caído en la trampa de la araña...

Demian: Historia de un yoma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora