Tormenta de Copos

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Observas tranquilamente los delicados copos de nieve que caen del cielo, mientras se mecen de un lado a otro por las corrientes del viento. Extiendes tu mano e inesperadamente un copo desciende sobre ella.

Ves con suma curiosidad todos los detalles, las finas ramificaciones y piensas que es único, puesto que no hay otro igual.
El copo se derrite e instantáneamente tu mente vuela a aquella frase que tanto se dice: nada es eterno.

Un suspiro escapa de tus labios y sigues mirando los copos de nieve deslizarse hasta chocar contra la capa de nieve que se creó bajo tus pies. Te da lástima el hecho de que, algo tan hermoso, sea tan efímero que con un poco de calor se derrita y deje de existir, para convertirse en la nada.

El claro cielo se ve envuelto por nubes negras y los rayos iluminan el espacio donde estás. Las pequeñas ráfagas de viento se vuelven ventiscas tan fuertes que te obligan a poner toda tu fuerza para no caer. Intentas moverte pero, lo que alguna vez fue solo una capa de nieve, ahora te impide caminar por su grosor.

Frotas tus brazos y un relámpago ilumina la oscura noche.
Te arrepientes por haberte quedado observando ese engañoso acto. Y lágrimas comienzan a rodar por tus mejillas, al instante se congelan. El frío está comenzando a surtir efecto.

Recuerdos llegan a tu mente de cuando eras niña, y lo comparas a como te encuentras ahora. En esa ocasión, los copos de nieve congelaron tu corazón por las desilusiones vividas. Donde caíste en cuenta de que todo termina, todo se rompe, nada se cumple. Hasta de las personas de las que menos lo esperabas.

Cierras tus ojos y te acurrucas en la nieve, ya no sientes tus extremidades. Notas como los copos de nieve se posan sobre tu rostro. Dejas de pensar y permites que la tormenta congele también tu cuerpo, al igual que tu corazón.
Ahora ya eres parte de los copos de nieves.

Soledad de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora