Aislamiento

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Imagina que te encuentras  sentado en las afueras de tu casa y estás disfrutando de la fría ventisca mientras ves los copos de nieve, los cuales crean una fina capa sobre el suelo.

Tan delgada e inofensiva que no te causa ninguna molestia, pero luego las delicadas ráfagas de viento se tornan en una incontrolable ventolera que te obliga a entrar a la seguridad de tu casa y cuando te das cuenta, lo que una vez pareció hermoso, es lo que te ha hecho cautivo en tu propio hogar.

Tratas de encender un fuego que te caliente en tu chimenea, pero el frío es tan intenso que la única llama que lograste avivar, se apagó instantáneamente. Tus dientes castañean, y te frotas las manos para brindarte algo de calor, pero es en vano.

De un momento a otro, todas las luces se apagan. A tientas buscas una candela y la enciendes. La mínima luz que proyecta te hace ver sombras en cada rincón pero te recuerdas que es mejor que estar en total oscuridad.

Vas a tu habitación, y te acurrucas entre las sabanas mientras piensas en él. En su calor corporal, en sus fuertes brazos, en su tibio pecho. No sabes como pasa, pero inicias a sentir como el frío traspasa tu piel y comienzas a desear con todas tus fuerzas que él estuviera ahí para abrazarte como antaño, para que su amor derritiera el frío que hela tu corazón.

También piensas en ellas, en sus risas cantarinas y en las bromas que te alegran el día. En su cariño y fidelidad, en su amistad. Y te das cuenta, de que has quedado aislada de todo eso.

Entre las cobijas, recuerdas cuando eras niña y cada vez que veías la nieve, tu corazón se alborotaba y esperabas con ansias el poder salir y jugar como si no hubiese mañana. La blanca e impoluta nieve, la misma que ahora te apresa dentro de cuatro paredes y no te deja salir.

Lo que un día anhelaste ver, es de lo que ahora deseas escapar. Las sabanas no te brindan el calor suficiente y aunque podrías llamarlo, sería imposible que llegase en tu ayuda. La nieve impide que alguien entre a tu casa.
Estás aislada, y con el frío helando tu cuerpo.

Soledad de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora