Prefacio

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La alarma se había detenido ya y la caja había subido, las compuertas aún no habían sido abiertas.

—¿Qué sucede? —Preguntó Minho recién llegado del Laberinto.

—No sabemos —dijo Alby.

—Las puertas garlopas aún no se han abierto y la alarma se detuvo hace más de media hora —completó Newt con la frustración recorriendo su semblante.

—Esto no debería pasar, ¿cierto? —Preguntó Chuck llegando a su lado.

—No —dijo Minho ahora con la misma preocupación que mostraban sus amigos.

Lo cierto es que hoy era día del Novato y algo andaba mal con la Caja. Por lo general las puertas se abrían cuando la alarma paraba, pero hoy había sido diferente.
La mayoría de los chicos se habían dispersado por órdenes de Alby y ahora sólo quedaban Newt, Minho y su líder rodeando la Caja, esperando a que sus puertas se abrieran.
Minho se marchó luego de unos minutos y Newt estuvo a punto de seguirlo cuando lo vio desaparecer tras la Finca pero decidió acompañar a Alby un rato más.

Mientras tanto, dentro de la Caja todo estaba oscuro y el chico que estaba dentro acababa de salir de su inconsciencia. Dió vueltas por la caja de metal después de haberse acostumbrado a la oscuridad, chocó contra algo pero de inmediato se hizo a un lado con temor, en dónde estaba era la única pregunta que se hacía. Se sentó de nuevo abrazando sus rodillas pensando en qué hacer, mirando hacia el techo. Escuchó un sonido leve, luego uno más fuerte, y lo siguiente que vio fue el techo abriéndose y una pequeña cantidad de luz dando directo a su rostro.

Alby gritó —. ¡Newt! ¡Vuelve!

El chico había dado pocos pasos y pudo llegar en seguida. Se sorprendió al ver las puertas abiertas.

—Pero, ¿cómo? —Preguntó arrastrando una soga.

—No lo sé, simplemente se abrió. Será mejor que bajemos a ver.

Newt hiba a hacerlo cuando un grito lo interrumpió “¡Ayuda!”. Él lanzó la soga sin dudarlo y sin hechar un vistazo hacia abajo. De inmediato sintió un gran peso y él junto a Alby comenzaron a tirar para subir al novato. Éste asomó su cabeza en seguida.

—Oh, mira lo que nos trajo la Caja este mes, Alby, ¿me preguntó que tendrá de especial?

—¿Quienes son? —Preguntó el chico nuevo juntando todo el valor que tenía. Estaba por anochecer y no podía distinguir bien sus rostros.

—Mi nombre es Alby —dijo el líder tendiendole la mano, él la rechazó.

—¿Por qué estoy aquí? ¿Qué ocurre? —Decía el chico frenético, estaba asustado y los otros chicos lo sabían.
Newt y Alby se miraron por un momento y después Alby guió al Novato hacia la Finca para por lo menos darle un lugar donde dormir antes de que por la mañana se le dijera todo y se hiciera plopus en sus pantalones.

Newt se quedó pensando un rato, aún junto a la caja, el por qué había tardado tanto en abrirse y al final solo había salido un miertero chico preguntón. “Quizá esa cosa se haya descompuesto” pensó, pero había algo que no estaba bien. La fecha era la indicada... pero no la hora. El día anterior habían encontrado una pequeña nota en sus provisiones pero creyeron que todo era una estúpida broma de los Creadores. Él lo había pensando al principio, pero justo ahora no estaba tan seguro. Y menos después del pequeño gemido proveniente desde dentro de la estructura metálica.

Pensó en pedir ayuda a Alby o a algún otro habitante pero finalmente decidió arriesgarse y de un salto bajó al interior de la Caja. Encendió la linterna que siempre había cargado desde que se la ganó a Minho en una ridícula apuesta y logró iluminar un poco el interior lúgubre. Volvió a escuchar un ruido, pero no  logró divisar nada. Esperó durante un rato y decidió que su mente le había jugado un mal juego por todo lo que había tenido que soportar últimamente, apagó la pequeña fuente de luz y se dispuso a salir.

Justo cuando había dado la vuelta una mano delicada tocó su hombro. Él dió un respingo y volteó alarmado, pero lo que vio lo dejo sorprendido.

—No, por favor no me dejes. Quédate —dijo suplicante la pequeña chica que estaba enfrente suyo. Una lágrima había escapado por su ojo derecho y había caído al suelo, justo frente a sus pies. Newt no tuvo tiempo para pensar en absolutamente nada, sólo atinó a decir unas cuantas palabras.

—No te dejaré —le dijo lo más suave que pudo —yo voy a sacarte de aquí.

Ella intentó sonreír pero otra lágrima escapó, agachó la mirada y susurró un pequeño gracias. Newt cumplió con lo prometido y como pudo subió y tiró la soga para ayudarla a ella. Luego de eso, él no tenía cabeza para nada pero pudo obtener dos cosas del revoltijo de pensamientos en su mente: lo primero era que debía buscar a Alby y contarle de inmediato lo sucedido, era bastante extraño que aparecieran dos novatos a la vez y que una fuera una chica. Lo segundo era aún peor, la nota del día anterior no había sido ninguna broma y ahora no había más dudas.

Todo va a cambiar, se repetía en su cabeza una y otra vez, la nota de los Creadores sí tenía sentido y ahora todo estaba comenzando. Primero la nota, después los novatos y ¿ahora? ¿Qué es lo que sigue?

Después de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora