Desalmado (Parte 2)

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Cuando despertó, su garganta estaba seca, tosió un poco y después se movió incómodo, estaba sentado en una silla, con las manos atadas por detrás de la espalda y las piernas sujetas también.
Se quejó de dolor, mientras era observado por los ojos rabiosos de Rin.
—Pensé que no ibas a despertar.
Le dijo acercándose a él, Haruka no volteó a verlo, de hecho le dolía todo.
—¿Dónde estoy?—preguntó.
—En mi casa, eres mi invitado—le respondió con una enorme sonrisa.
Haruka cerró los ojos con fuerza y negó llamando entre lloriqueos a Makoto mientras negaba con la cabeza.
—Uh, creo que aún estás un poco dormido...—susurró Rin con una sonrisa y después se levantó caminando hasta un mueble para tomar una jarra de agua, tomó un vaso y sirvió agua en él, después volvió con Haruka que lloriqueaba, y sin dudarlo le tiró el agua al rostro.
—¡Eso! Ya despertaste.
Dijo Rin con una sonrisa y Haru abrió los ojos con sorpresa mirando a Rin.
—Eres tú...—por un momento entendió la situación y trató de zafarse—Te juro que yo no he hecho nada malo, yo ni siquiera le hablaba hace unos días...
—No te creo, no te creo nada de lo que estás diciendo...—dijo Rin con una sonrisa, aunque con furia en la mirada.
"¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?"... Susurró Haruka.
—Por favor, déjame ir.
—¡Nunca!—dijo Rin tomando a Haruka del cuello y apretándolo—Si te dejo ir, vas a ir corriendo a decirle todo a Sousuke, y él se enojará y nunca podremos ser felices.
Le soltó en ese instante, Haruka arrugó el entrecejo y apretó los dientes.
—¡Déjame ir, estás loco!—pero fue silenciado por un golpe en el rostro, Rin también frunció el ceño, y le miraba desde arriba.
—¿Nadie te ha enseñado que no se grita en una casa ajena? Y mucho menos en ésta casa...—Rin desvió la mirada del rostro mojado y agitado del azabache.
—Aquí he vivido gran parte de mi vida con Sousuke, Nanase...
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El recuerdo de Rin en la cocina preparando té llegó a su memoria, estaba tarareando alegremente una canción en la radio que se encontraba encendida a un lado de él, no fue hasta que escuchó la puerta azotarse, que dejó de cantar y se mantuvo tembloroso en su mismo sitio.
—¿Qué haces?—preguntó Sousuke mientras sacaba un cigarrillo.
—Nada. Preparaba té para la merienda—le respondió mientras Sousuke se acercaba a él y después en un movimiento imprevisto, dió un manotazo al radio que salió disparado y se rompió en pedazos, Rin dió un brinco y retrocedió pero el rudo agarre de Sousuke no le dejó ir muy lejos.
—Vamos, hagamos algo más divertido.
Le dijo mientras la punta del cigarrillo se iluminaba de rojo
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Rin sacó un cigarrillo encendiendolo mientras se miraba fijamente en un espejo.
—Sousuke fumaba, yo no...—después negó con la cabeza y  volteó de nuevo hacia Haruka.
—Aquí nos podemos quedar todo el tiempo que tú quieras—le dijo Rin con una sonrisa mostrando sus afiliados dientes—Tú y yo solos.
—Por favor—repitió Haruka—Déjame ir.
—¿Qué? ¿Ya te quieres ir? ¿Sin haber bebido un café o platicar conmigo? ¡O sea! ¡Te robas a mi esposo y luego ni siquiera eres para tomar café y platicar conmigo!
Y dicho esto, apagó su cigarrillo sobre el cuello de Haruka el cuál soltó un grito desgarrador de dolor.
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Al caer la noche, el timbre sonó repetidas veces, Rin se despertó y se levantó con rapidez, tomó una corbata que había ahí y amordazo a Haruka, el cual se quedó sollozando en aquel lejano cuarto.
Rin salió de ahí y después se arregló su pelirrojo cabello antes de abrir la puerta.
—¡Sou, si viniste!—dijo alegremente dejando al más alto entrar.
—Hola, Rin. Bueno, tú me pediste que viniera.
—Sí, sí.
—Bueno—dijo Sousuke con cara de fastidio—Tú y yo tenemos que hablar.
—Sí, yo quiero hablar contigo—hablaba Rin con dulzura y alegría.
En ese instante, Haruka lloriqueó, Sousuke lo escuchó y giró su rostro pero Rin le tomó del brazo.
—¿Te gusta de qué color pinte las paredes?
Sousuke volteó a verlo con fastidio.
—¿Para eso me hiciste venir, para hablar de paredes?
—No...—susurró Rin con algo de temor.
—Bueno, entonces, ¿Cómo va la casa?
—En eso estoy...
—Inútil, como siempre—respondió mientras caminaba al salón principal.
—¡No, espera! No abras esa puerta-dijo Rin deteniendolo.
—¿Por qué no?—preguntó Sousuke extrañado.
—Porque... Está hecho un desastre, hay pedazos de pared por todos lados...
—Bueno, entonces dime de una vez que querías.
Y Rin abrazó a Sousuke dándole muchos besos en los labios, en sus mejillas, susurrando suaves 'Te amo', pero finalmente, Sousuke lo tomó de los brazos y lo apartó de él, Rin lo miró con dolor y después, Sousuke le empujó un poco con fastidio.
—Rin, eres patético.
Dijo el de ojos agua acomodándose el saco, Rin lo miró alejarse, y su rostro comenzó a desfigurarse, un par de lágrimas cayeron por su mejilla, pero de inmediato las limpió, arrugó el entrecejo y después miró en dirección a la habitación donde estaba Haruka y con ojos rabiosos se dirigió ahí, apretando los labios.
Abrió la puerta de golpe, asustando a Haruka en el proceso.
—¿Te diste cuenta de lo que hiciste?—gritaba Rin con cólera mientras Haruka negaba con el cabello despeinado y los ojos llorosos—¡Tu haciendo ruido para que te escuchará, queriendo hacerte notar, ¿verdad?

Y entonces empujó la silla en donde Haruka se encontraba atado, Haruka se removió, su peso caía sobre su brazo y aquello lo estaba lastimando mucho.
—¿Te duele?—preguntó Rin fingiendo amabilidad, y Haruka asintió tratando de reincorporarse—¡Claro! ¡Está bien que te duela!—Y dicho esto, Rin caminó hacia la salida y apagó escupió.
—Que descanses, maldito.
Dijo antes de cerrar la puerta, dejando a Haruka ahí, con el brazo posiblemente dislocado.
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—A ver, entonces ¿Desde cuando está desaparecido?—preguntó Ai, un enfermero de diálisis.
—Desde hace dos días, ya te lo dije—rodó los ojos Nagisa.
—¿No le tocaba descanso?
—No...
Y en ese momento, apareció un alto castaño con notables ojeras, Nagisa se paró derecho y después susurró un "Mako-chan...", Ai hizo una leve inclinación de cabeza y después caminó por el pasillo alejándose, Makoto se acercó a Nagisa y después le miró con angustia.
—Nagisa, vine a ver las cosas de Haru... Quizá encuentre algo.
Nagisa asintió y sacó sus llaves -él tenía una copia que el mismo Haru le había proporcionado-, abrió el locker del azabache y después Makoto suspiró pesado y con notables angustia en su voz.
—¿Dónde estará mi Haru?
—No te preocupes Mako-chan... ¿Ya avisaste a la policía?
Y Makoto  negó, la verdad, estaba volviéndose loco.
—No, el sujeto ese habló, me dijo que si decía algo a la policía, le haría algo a Haru.
—Pero eso es lo que debes hacer...—Y Nagisa suspiró tomando del hombro a Makoto.
—Tú... Tú si sabes... ¿Haru estaba saliendo con Yamazaki-kun?
Y Nagisa negó.
—No, claro que no... Vamos... Te contaré todo.

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Cuando Makoto llegó a la estación de policía, un joven de cabellos anaranjados lo recibió.
—Hola, soy el detective Mikoshiba, ¿Es usted Tachibana Makoto-san?—el castaño asintió algo aturdido—el Doctor Ryugazaki ya está sobre el caso.
Makoto sonrió ante eso, eso le daba esperanzas de volver a ver a Haruka.
—¿Desde cuando no ha sabido nada de Nanase-kun?—preguntó el Doctor mientras escribía algo en el computador.
—Desde hace dos días...—respondió Makoto.
—¿Dos días? ¿Es habitual que no llegue a casa?—preguntó Ryugazaki volviendo su vista al castaño, el cual negó.
—Haru se fue en la tarde de antier, es médico residente y tenía una guardia, se suponía que debía volver ayer en la mañana...—y la voz de Makoto se quebró.
Ryugazaki volteó a ver al joven detective que había recibido a Makoto y le ordenó que le trajera los horarios del hospital, el cuál asintió saliendo de ahí.
—Tachibana-san, ¿No ha recibido llamadas pidiendo dinero?
Y Makoto negó con la mirada gacha.
—No, llamadas pidiendo dinero no. Pero el mismo tipo ha llamado.
—¿Cual tipo?—y entonces, Ryugazaki supo que no era cualquier cosa.
—Al principio solamente llamaba para insultarme a mí y a Haru, hace un par de semanas... Después, llamaba para decirme que tenía a Haru, y que iba a matarlo—las lágrima salieron de los ojos del castaño inevitables, y Ryugazaki acomodó sus codos en el escritorio.
—¿Por qué no hizo la denuncia antes, Tachibana-san?—preguntó.
—¡Por estúpido!—después se dió cuenta que había levantado la voz, y llevó sus manos a su desordenado cabello.
—Haru es a veces demasiado despistado e inocente, no lo digo yo, solo porque soy su novio de hace años, lo digo porque siempre ha sido así...

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