La Leyenda del triton y el pescador

415 39 5
                                    

Hace mucho tiempo, existió alguna vez, en algún lugar, un joven pescador llamado Tachibana Makoto, el cual vivía a las orillas del mar en una pequeña casa costera.
Todos los pueblerinos decían que Makoto estaba bendecido por el Dios del mar, pues a pesar de todo, el joven pescador siempre tenía una buena pesca.
Sin embargo, cada noche, cuando nadie miraba, el joven pescador salía a llorar a las orillas del mar, sus saladas lágrimas caían en el agua del mar, mezclándose.
Aquel pescador lloraba porque se sentía solo, en toda su vida no había podido encontrar el amor.
Su única compañía era un pequeño gato negro con ojos azules, le agradecía infinitamente a aquel diminuto felino el estar a su lado, pues de no ser así, se hubiese vuelto loco por culpa de su larga y amarga soledad.
Fue una tarde en la que el pescador llegaba de trabajar en un pequeño y humilde bote pesquero blanco cuando la vista cruzó con la mirada más hermosa que jamás había visto.
Por error su red había atrapado a un triton de cabellos negros cual noche, aleta y ojos azules cual piedra preciosa, piel blanca cual arena y una figura delgada y delicada, el triton le miraba con temor, sin embargo, Makoto tratando de ser cuidadoso extendió su mano a aquel bello ser que le miraba con miedo; el triton le observó también, dudó mucho, pero al final tomó la mano de aquel humano y la calidez que emanaba lo hizo perder el miedo.
"Mi nombre es Tachibana Makoto" habló el joven pescador con una sonrisa tierna y amable.
"Haruka" habló el triton, ya no tenía miedo.
Y desde entonces, el triton y el pescador quisieron estar juntos por siempre, sólo los dos en aquella pequeña playa, amandose siempre y sin dudar.
Había sido amor a primera vista, Makoto lo supo... Haruka era su destino y no lo dejaría ir.
Sin embargo, el Dios del mar estaba molesto,  jamás había maldecido tanto en toda su vida; ese triton de nombre Haruka era su prometido, la familia de éste se lo habían dado como regalo, cosa que lo encantó de sobremanera, pues no sólo se trataba de un regalo especial, si no que, además, era el triton más hermoso de todos los océanos, por ello estaba encantado.
Sin embargo la conducta de Makoto lo hizo enfurecer, decidió castigarlo de la peor manera.
Lo primero que hizo fue arrebatarle la fructífera pesca al de cabellos castaños; había pasado una semana completa desde que Makoto no pescaba nada, eso le preocupaba, Haruka le observaba, quizá era la ira del Dios del Mar, por ello le dijo a Makoto que lo mejor era irse, pero Makoto le detuvo negando con la cabeza.
"No importa, ya veré que hacer para arreglarlo, todo estará bien si estás conmigo".
Haruka asintió y después los fuertes brazos de Makoto le rodearon. No dejaría ir a Haruka nunca, no ahora que por fin era feliz.
El Dios del Mar estaba más que rabioso, entonces decidió hacer algo incluso peor, invocó a todos los rayos, abravó las olas, hizo crecer las nubes y colorearlas de negro y gris; una terrible tormenta cayó en la costa, la más feroz en muchos años, la casa de Makoto se incendió por un horrible rayo que cayó en la húmeda madera, por suerte Makoto, Haruka y el gato salieron a salvo de aquel lugar.
"Quizá deba irme" repitió Haruka.
"No, mientras estés conmigo lograré levantarme" consoló Makoto.
El Dios del Mar estaba peor, cada vez su ira crecía más y más, hasta que, al fin, logró encontrar una manera para castigar a tan vil humano.
Una noche, mientras Haruka se encontraba en la bañera de madera que Makoto había construido para él, alegó sentirse mal, Makoto le abrazó y besó su frente, después sus labios, Haruka correspondió el beso con la misma entrega, rodeando el cuello de Makoto con ambos brazos, de un momento a otro Haruka dejó de mover sus labios y sus brazos cayeron a los lados haciendo un "splash" al chocar con la superficie del agua, Makoto observó los ojos de Haruka cerrarse, lo tomó por los hombros, sacudiendolo y llamandole por su nombre, mas no hubo respuesta; Makoto pegó su oído al pecho de Haruka para escuchar que su corazón latía, Makoto espero durante varios días y noches que Haruka despertará, lo que no sabía es que el Dios del Mar había hecho dormir a Haruka por toda la eternidad, pues lo amaba tanto que era incapaz de matarlo.
Todos los días de su vida, Makoto buscó una cura para la enfermedad de Haruka, quería de vuelta a su amado triton, no paró de buscar, nunca paro.
Se dice que Makoto murió en la playa, buscando aún el remedio, y Haruka... Nadie sabe si en verdad existió, o si solo fue una locura del joven pescador, lo que si se sabe es que durante las noches, si pones atención a las olas, escucharás un dulce canto llamando a Makoto...
Fin

AntologíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora