[01- Story.Jungkook]

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Nombre: Jungkook

Edad: No definida, Creado con la apariencia de 19 años.

Rango: El guardián de oro.

Misión: Proteger al príncipe de Myner.

Un ser de tez blanca, alas grandes y hermosas que caían de su espalda, ojos cafés expresivos y brillantes que dibujaban entre los demás ángeles una sonrisa al verlos, Alto, con un cuerpo perfectamente definido [No por nada el rey se había tomado la molestia de detallarle tan bien.] y un cabello castaño claro era aquellos aspectos que hacían al ser tan único y perfecto, su belleza simplemente no se podía comparar y mucho menos su personalidad siempre tan risueña, protectora y amorosa, si fuera un humano seria del delirio de toda persona viviente.

Jungkook, El favorito de muchos de los altos rangos de la corte celestial y del mismísimo rey de los cielos; Siempre se destacaba en sus entrenamientos o misiones las cuales siempre ayudaban mantener un balance en la tierra, aunque claro está él nunca había pisado el territorio de los humanos, tan solo observaba cuando era necesario el comportamiento de estos para aprender y sobre todo corregir las falencias menores que podrían llegar a tener, Él estaba específicamente encargado del reino Myner, el cual no traía mucha complicación, pues los crimines no eran muy seguidos, las injusticias y demás cosas eran temas desconocidos en el lugar pue gracias a la sabiduría del rey el pueblo vivía felizmente, sin ningún indicio de pobreza, todos Vivian de forma grata y eso es algo que el ángel disfrutaba.

Siempre había sentido curiosidad de cómo se sentirían los humanos, Leyó muchas veces en la biblioteca acerca de los sentimientos que estos tenían y a pesar de que eran muchos solo uno se le hacía difícil de comprender, el amor. Los ángeles no podían sentir un amor diferente al fraternal pues entre ellos mismo se amaban pero nunca de forma sexual pues no era permitido y además jamás se daría, no tenían esa capacidad, por eso mismo Jungkook disfrutaba de ver el romanticismo que muchas veces se daba en los humanos haciéndose la pregunta estúpida de si acaso el sería capaz de enamorarse algún día a pesar de tener la respuesta más que aprendida.

Lo que no sabía él era que su respuesta dañaría

Toda la armonía que por tantos años se había conversando 

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