VIII

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No puede ser.

No puede estar pasando.

Jed murió.

¿Cómo puede estar pasando?

El doctor después de que nos haya dicho de que había fallecido por un fuerte golpe en la cabeza se había marchado. Los familiares de Jed estaban en el hospital por la noticia, mientras yo estaba sentada muy lejos de ellos procesando todo lo que había sucedido. Había pasado tan rápido que no me había dejado respirar. Solo ayer había conocido a Jed.

Mi cuerpo estaba húmedo debido a mis lágrimas. Me dolía la cabeza de tanto llorar.

Me levanté de la silla para acercarme a la familia de jed.

–¿Cómo pasó?– preguntó uno de ellos.

–J...Jade me había dicho que calló en la Pared y se golpeó.

Perrie lo hizo. Me siento culpable, me siento culpable de algo que yo no hice.

–¿Pero como se va a golpear sólo? – preguntó de nuevo pero hacia mi.

–Y...yo, él se golpeó cuando...–No sabia que decir.

No podía decirles algo como: tengo a una amiga imaginaria que lo empujó fuertemente haciendo que se golpeara la cabeza.

Iba a parecer una loca ante todos.

¡Perrie tiene toda la culpa de esto!

–Tú le hiciste eso...–Su madre me miró con sus ojos llenos de lágrimas y llenos de rabia.–¡TÚ MATASTE A MI HIJO!

Estaba por golpearme hasta que un hombre la atrapó en sus brazos evitando la violencia.

–Señora, le juro que no fui Yo-Hablé.

–¡Eres una... Agh!– Me gritó la madre de Jed.–¡Largate de aquí ahora antes de que llame a la policía!

–Pero...

–¡Largate!– Me gritó una vez más.

Odio que me griten. Lo odio. Mi ira se estaba elevando, estaba por los aires. Mis manos se cerraron en puños y mi respiración estaba aceleraba provocando que mi pecho bajara y subiera Con intensidad. De pronto, ya no era yo.

Perrie.

Las luces de la sala de emergencia se apagaron y cayó una lámpara haciendo que todo el mundo gritara de miedo. Las mesitas de noche que permanecían en cada esquina cayeron y sacando otra exclamación de aquellas personas.

-¡LAS PUERTAS ESTÁN CERRADAS!-Gritó una voz masculina.

Mis ojos se volvieron negros.

Sin previo aviso, las luces se prendieron de nuevo. Mi vista se volvió normal y cuando vi la madre de Jed tenia moretones por todo su cuerpo.

La familia de Jed se me queda viendo con terror y el doctor viene corriendo hacia nosotros

–¿¡Están bien!?, Oí ruidos y la puerta se había cerrado.– preguntó a todos.

La madre de jed me mira con odio...



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