XII

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¿Cómo?, ¿había escuchado bien?

–No, no, no ella es muy peligrosa.

–No me estará mintiendo sobre eso, ¿No, señorita Thirlwall? –me desafió.

–Usted mismo vio el vídeo cuán violenta puede llegar a ser, usted vio que no me moví de mi lugar.–le dije.

–Usted sabe que "ella" no es Real– ¿Me estaba provocando?

–Si lo es, no siga con esto o saldrá lastimado– advertí.

–¿Por qué no lo demuestra?.– siguió con su juego.

–Pare.

–¿Quiere volver a la celda?.

–Por favor, no siga más.

–¿Solo busca una excusa para salir?.

¡YA BASTA!– Grité lo más fuerte posible. Mis puños se volvían cada vez más fuertes que caso me abría huecos con mis uñas. Mi cara estaba roja de la furia.

Volteé hacia la mesa para que esta se rompiera a la mitad y los dos pedazos volaran bruscamente a algún sitio de la habitación. La lámpara del techo se balanceaba rápidamente y hacia sonidos Chillones hasta que el bombillo se explotó y la lámpara cayó al suelo provocando que sonará un fuerte sonido.

–P.pued-e para... Señorita Thirlwall– habló con mucho miedo al presenciar todas mis acciones... O las de Perrie.

Es muy tarde

de pronto, Perrie tomó al oficial por el cuello y lo tiró hacia arriba haciendo que diera un golpe en techo para después bajar bruscamente y revotar en el suelo. Se quejaba por el dolor.

Iba a caminar junto a él pero la puerta se abrió de golpe dejando ver a un grupo de hombres sorprendidos por lo que estaban viendo.

–¿¡Qué diablos!?– el se acercó al policía en el suelo para verificar si estaba bien.– ¿Que le hiciste?

Las miradas de esas personas estaban sobre mí, y con la boca abierta

–Alejense... Es... Muy peligrosa– habló el hombre que seguía contra la madera.

Después de que el hubiera dicho eso, me tomaron por los brazos para llevarme a la salida, no sabía a donde me llevaban, me sacaron de la habitación para ir a un lugar incógnito.

Las pisadas que daban eran increíblemente grandes y caminaban tan rápido que casi corrían

Sus agarres me lastimaban, me mire rápidamente y tenia los brazos rojos por lo fuerte en que me tomaban, era tan fuertes que me llevaban en el aire

llegamos a un pequeño cuarto, la puerta era de hierra y tenia una rectangular apertura en donde se podía ver adentro. Abrieron la puerta de mil candados y me dejaron allí, sin decir más nada me dejaron allí y se fueron.

–¡OIGAN!, ¡dejenme salir!– grité lo más que pude para que me escucharan.

Rayos.

Luego de que grite por varios minutos me rendí y visualice mejor aquel cuarto. En el medio se ubicaba una silla de madera, era lo único que tenia, y en la esquina unos vidrios rotos.

Me senté en esa silla inquieta para que me dejen salir.

Jade

Se escuchó una voz masculina pero no había nadie cerca de mi, miré a mi alrededor y vi una corneta arriba en una esquina.

–¡Quien quiera que seas, dejame salir!

–Eres muy peligrosa, Jade, no lo podemos hacer

–Mi madre vendrá a buscarme –hablé

–Hablamos con ella, le comunicamos que vas a ir a un internado por los últimos acontecimientos que ha ocurrido.

–¡No necesito nada de Eso!, ¡dejenme salir ahora!–golpee la puerta de hierro con el pie pero el resultado no fue tan bien, por que me había lastimado.

–Mañana iras de inmediato hacia el internado de Londres.

No quise hablar, no quería ir, no quería que me obligaran. Yo estoy bien, soy normal, Solo que en algunas oportunidades... ella se molesta y se sale todo de control. No necesito que me ayuden.




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