Two Souls | Thirlwards

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Mis muñecas me dolían cuando me soltaron y me dejaron en la celda.

Las rejas sonaron lo suficiente cuando las cerraron. El oficial antes de irse dijo: Mañana verás al juez.

Me senté en el banco de esa horrenda cárcel y esperé que las horas me acaben...

¿Así pasaré el resto de mi vida?, ugh. Esto es ridículo.

Mi madre me vino a visitar, estaba llorando y muy enojada. Lo que hacia era gritarme.

Había dicho que ya tenia un abogado, era mi primo. Espero que funcione.

Abrí mis ojos de golpe cuando escuché un fuerte sonido, cuando pude normalizar mi vista, era una oficial abriendo la reja de la celda.

–Es hora de levantarte– Dijo bruscamente– Vaya a vestirse, para que se prepare para la corte.

Me levanté del banco en donde había dormido anoche, era incómodo debido a que era de metal, pero no tenia más opción.

Salí de aquel agujero en donde me encontraba anteriormente y me dispuse a caminar detrás de la señora mayor que me había hablado segundos antes.

Estuve defendiéndome y diciendo una y otra vez que no lo había hecho yo pero eso no basta, necesitaba las pruebas suficientes para decirles que era inocente, culpable era un alma que habitaba dentro de mi por más raro que suene.

–Jade Thirlwall– habló dirigiéndose a mí– Asesinato, resistirse al arresto y violencia contra un oficial... ¿Hay más cargos de la Srta. Thirlwall?–la voz de aquel anciano preguntó. Miró hacia una persona y le negó – ¿No? Bueno... Su fianza sería de 360 mil dólares.

Mi madre al oír la cifra casi se cae por la cantidad.

Mi madre lloro cuando escuchó al juez decir; 25 años de cárcel.

Que mierda.

Esto es pura basura.

25 años de cárcel.

Diablos.

Me tomaron de las muñecas para ponerme las esposas, y llevarme a una habitación en donde se encontraba un uniforme color naranja para ponérmelo.

Cuando ya estuve vestida me llevaron a donde estaba antes. La celda.

25 años en esta porquería.

Gracias Perrie.

Esta vez, este pequeño espacio tenía una cama, un lavamanos y un inodoro sin tapa. Rayos. Me acosté en la cama que ni siquiera tenia almohada ni funda. Esto será difícil.

Me paré de inmediato cuando sonó la reja de nuevo, era la oficial.

–Toma– me lanzo un plato que traía era solamente frijoles... O eso Creo y luego ella se fue.

Lo mire con asco pero de todas maneras lo tomé y me lo comí sin otra opción, me muria de hambre.

Así comenzaré otra vida.