Yviant

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Edrick se encontraba en la habitación, intentando despertar a Yviant, aunque se le hacía difícil porque no sabía cómo gritarle dentro de su mente.

Luego de intentarlo varias veces, al fin Yviant despertó con un gruñido y un bostezo.

—¿Qué te ocurre? ¿Sabes la hora que es? ¿Cuántas veces debo repetirte que no me despiertes a las cinco de la mañana? –preguntó irritado.

Edrick usando toda su energía, proyecto a Yviant frente a él.

Su azabache cabello ligeramente largo cayo en su frente, ocultando uno de sus plateados ojos.

—Darlene sabe de tu existencia –le informa Edrick.

Yviant se pone rígido.

—¡¿Qué?! –exclama.

—Ha escuchado una conversación que tuve con Nova.

—No quiere saber nada de mí, ¿cierto?

—Te aborrece, si te viera, te asesinaría.

—Estoy fallando en mi misión –susurra. Baja la cabeza y la sacude.

—Perdóname, Yviant. Todo esto ha sido culpa mía –Edrick se sentía muy mal.

—No, es mi culpa. Ya es hora de que la deba enfrentar –suspira levemente —. Mi madre me dijo que este día iba a llegar, aunque ella no sabía las consecuencias de esto.

—No puedes confrontarla, a ella no.

—Creo que es mi destino morir en sus manos.

—¡No, Yviant! ¡No comprendes nada! –exclamó Edrick.

—Lo entiendo, Edrick. Ahora es mi turno de sufrir.

—No es solo eso. Ella ya está en la segunda fase, lo que quiere decir que puede descontrolarse y a lo que más le temo, puede causar una contusión dentro de ella.

Yviant no entendía a qué se refería Edrick.

—¿Eso qué significa?

—Puede forzarse lo suficiente para caer en coma o morir al instante.

—¡¿Qué?!

Darlene se estremeció cuando escucho la exclamación de alguien dentro de su habitación, al asomarse, vio a un joven de piel pálida, que parecía un supermodelo. Llevaba un cabello negro azabache que le ocultaba un poco el rostro. Usaba unos pantalones marrones y una camiseta negra.

—¿Quién eres tú? –preguntó Darlene abriendo la puerta por completo.

Edrick e Yviant se sobresaltaron. Darlene se dio cuenta que el joven se elevaba como un holograma.

Frunzo el ceño mientras miraba a su mellizo. Yviant miro a Darlene, asintió al darse cuenta que ella era una hermosura de mujer y que su aura no era muy clara como él pensaba.

—Solo es alguien que ya debe irse –dijo Edrick en doble sentido para Yviant.

—Soy el Ángel Yviant –se presenta sintiendo miedo de repente.

Darlene lo miro con una rabia que se había empezado a identificar fuera de ella.

—Así que tú eres el famoso Yviant –dijo mordiéndose el labio para no sonreír.

—Darlene –dijo Edrick preocupado de repente.

—Necesito conversar, Nash –su voz era fría.

Edrick notó que el aire conocido termino, pero ya era demasiado tarde, algo se había quebrado dentro de su melliza.

—Estoy esperando –dice Yviant tragando saliva.

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