El mar no dejó de ladrar, parecía bravo, no parecía querer bañarse tranquilo. Sin embargo encerraba un tremendo secreto.
Nadie puede hacerse fuerte , sin probarse así mismo, aunque sea una sola vez en la vida. Sentirte fuerte, capaz de lograr que las olas te cubran el torso y quizás , solo así , sentir que eres libre. Que puedes atravesar el oleaje de las dudas y los miedos, aquellas incertidumbres serán solo espumas vagas que tan solo la arena recordará , que el verano llevará a otra playa, a otro mar.
Pero el viento arremetía con fuerza y aunque hubiera ímpetu , el temor no daba tregua, a cada paso se hacia más fuerte, la tormenta estremeció las estrellas y las nubes dieron paso a los rayos. Caía hasta el precipicio , el amor caía mal trecho, herido, enjuiciado..
Su caída era lenta, parecía un sueño de verano, quizás era tan solo un sueño.
Cayó hasta los brazos de Gaia , ahí se quedó dormido, entre cantos de aves y luces en el universo durmió su entrega absoluta. Dormido y divorciado de la normalidad guardó silencio. Pactó con el tiempo volver a verse , quizás en otro momento, quizás.. después de la tormenta.
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Luces en el universo
SpiritualHacia los cerros ascendentes, la eternidad nos espera a todos. El claro del bosque siempre apunta al cielo. El retorno es inminente. De las estrellas somos , a las estrellas volveremos.