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Naruto suspira mientras observa a la chica de pelo oscuro correr con una pila de documentos hacia el ascensor, él mismo cargado con tres folders que se había ofrecido a llevar a la jefa del departamento de finanzas y que claro, había utilizado como excusa para salir un rato de su azorante oficina. Tuvo que correr para poder llegar a tiempo y entrar junto con la muchacha.
-Hey. -Dijo, sobresaltandola.
-Oh, señor Uzumaki. Trato de sonreirle, a pesar de ser apenas las dos de la tarde, ella lucia exhausta. -¿Como le va?
-Creo, pequeña, que mejor que a ti. Y aunque fue un comentario un tanto rudo-o torpe- a Sarada le hizo soltar una leve carcajada. -Sasuke te esta atormentando ¿no?
Porque Naruto conocía bien a su socio y mejor amigo, un hombre tremendamente perfeccionista y amargado, en este punto no sabia si le había hecho bien o mal a la muchacha al conseguirle el puesto.
-De verdad lo siento. -Se disculpa, no suele interesarse tanto en asuntos de ese tipo y ahora mismo podría irse y dejar a la chica con el paquete que era el Uchiha, pero ella de hecho le recordaba tanto a Sasuke con esos ojos oscuros, ese pelo negro, ese rostro fino que por un segundo creyó, se llevarían muy bien.
-No esta tan mal, él señor Uchiha no me habla directamente, es solo que... que ese aprendiz suyo me esta sacando de quicio. Naruto rió para disimular su creciente culpa.
-Oye, yo hablare con Sasuke y...
-No no, -Sarada niega ferviente, -Señor, usted ya ha hecho suficiente por mi. Pero Naruto no lo sentía así.
-Bueno, entonces déjame invitarte tu primer almuerzo como empleada, y no acepto un no como respuesta ,jovencita, te veré a las tres en punto en la puerta de la empresa, ¿si?
Mientras asentía, sonrió.
<<Mamá. ¿donde esta papá?>> Preguntaba una pequeña niña de tres años a su madre, hacia unos minutos atrás Inojin había pasado en el coche de su padre diciéndoles adiós.
El recuerdo se esfumo tan rápido como apareció, cuando se dio cuenta había llegado a su piso y Naruto ya no estaba, agito la cabeza dispuesta a centrarse nuevamente en el trabajo y no en fantasmas del pasado.
Descubrió que lo difícil no lidiar con Sasuke, el hombre no la miraba, como si no existiera él llegaba a determinada hora y se encerraba en su despacho, lo difícil era ese tonto cabeza hueca rubio que seguía a Sasuke como si de su sombra se tratase. A las cuatro de la tarde vio a Boruto salir de la oficina y a su jefe, anunciando que irían a comer, ella tomo su bolso dispuesta a salir, Boruto entonces la tomo del brazo en afán de detenerla. -No pequeña-dijo el muchacho, Sasuke ya estaba casi en el ascensor sin cuidado del mundo. -Tú te quedas a cuidar por si le llega algo importante que agendar al señor Uchiha.
-Buruto...-Comienza Sasuke, con voz apacible, entonces se fija en ella y la chica cree ver un centelleo en los ojos negros, como si de pronto adquiriese curiosidad, regresa sobre sus pasos y la mira de hito en hito, corruga las facciones al tiempo que adquiere un gesto enigmático, muy propio a su estilizado rostro, realzando sus maduras facciones.
-Haruno. -Repite, como para si mismo.
Sarada no presta mucha atención, pues el rubio ahora parece enfadado diez decibeles más por el interés de su jefe en ella, ese muchacho es tan altanero e idiota que la saca de sus casillas, esta apunto de soltarse cuando una voz irrumpe la escena. -Perdón, Boruto, le he pedido a la señorita Haruno que me acompañe a comer, si hicieras el favor de soltarla...
Los presentes se hallan descolocados, Sasuke gira sobre sus talones pasando de largo a Naruto y sube al ascensor, indica a Boruto que lo acompañe y este lo sigue, sin embargo, antes de entrar por completo recita de modo altanero: Ella es muy joven para ti, ¿no papá?
Sarada da un respingo, la verdad le cae como un piano soltado de su arancel, se siente estúpida al reparar en que Boruto y el señor Uzumaki eran idénticos, físicamente claro.
-Mi relación con Boruto siempre ha sido complicada. -Decía el blondo mas tarde. El señor Uzumaki había invitado a Sarada a una cafetería sencilla doblando la esquina de la empresa. -Lamento que te hayas visto involucrada.- El hombre suelta una sonrisa floja, de esas que utilizan los adultos para tratar de aligerar un momento de gran tensión.
-Supongo que las relaciones padre e hijo son... complicadas.
-Lo son... -Naruto da un sorbo a su refresco de naranja, la chica se había sorprendido cuando este lo ordeno, pues no era común que un hombre tan distinguido ordenase lo que tomaría un niño. - Claro que lo son, bueno, tu debes entenderlo también, -los ojos del señor Uzumaki miran a la nada,- Uno trata de educarlos lo mejor que puede, hacer un buen trabajo pero es algo difícil, deben ser duros para pelear por lo que quieren pero atentos con las personas a su alrededor...
Un sudor frió recorre la espalda de la joven, perforando tan profundo en su piel que le escalda la médula, ¿como decir que había sido desechada por su padre? ¿como decir que hubiera deseado tener un padre como Naruto? ¿y porque Boruto y él parecían llevarse tan mal? Midiendo posibilidades de manera mental, se plantea si acaso el señor Uzumaki se molestaría por mencionarle su opinión acerca de su hijo.
-Se lo que estas pensando,- dice él, irrumpiendo el hilo de pensamientos de ella, como si le leyera la mente, -Se que no he hecho un buen trabajo. Boruto saco mi carácter impulsivo y rebelde... me hubiera gustado que sacara algo de su madre, ella trasmitía paz con su sola parecencia.
La mesera, tras disculparse por arremeter en su conversación, deja las tortitas y queso que había ordenado el señor Uzumaki frente a él, y el desayuno del día -que consistía en café y sopa de tortilla- frente a la pelinegra. Sarada podría jurar haber visto a la mesera echarles una mirada morbosa antes de desaparecer, apostaba por su vida, la mujer creía que ella era una oportunista que salia con hombres mayores, como Boruto.
-Ella murió al dar a luz a mi segunda hija, ha sido difícil desde entonces. -Un atisbo fugaz de tristeza surca su rostro, la necesidad de reconfortarlo llena a la muchacha, no obstante, el hombre se recupera de inmediato. -¿Sabes? Crecí huérfano de padres, hoy día me siento afortunado de tener a mi un poco rota familia.
Y Sarada sonríe con Naruto, de pronto se siente muy a gusto con él, no se lo ha contado pero sabe que él la entendería más de lo que muchas otras personas. Una llama se enciende en su interior haciendo desaparecer la sensación de vació, era verdad, no porque hubiera crecido sin padre era una persona desprotegida.
El señor Uzumaki, sin advertir haber hecho tanto por ella, agradece la comida y se empieza a englutir el alimento, Sarada piensa en cuanto le gustaría convertirse en una persona así, que acepta su pasado, vive en su presente y brilla ante cualquier futuro.
-Espero conozcas a mi hija pronto, con ella te llevarias muy bien.
-Me encantaría, señor.
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ICONIC DAD'dy ||Sasusaku A.U||
Fanfiction"Todos tienen un padre" Dijo, recargando los codos en la mesa de fina madera. "Yo no" Respondió ella, formulando una blanca y limpia sonrisa, y sintiendo como las palabras quemaban su garganta.