02. Cine

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Junio 3, 2016

Hoy es nuestra primera cita y debo decir que me siento por demás emocionado. Los hombres quizá no somos tan expresivos a la hora de relatar los sentimientos hacia una mujer, pero creo que cuando estás enamorado, te alegra el hecho de compartir un momento juntos con alguien que podría pasar el resto de tu vida al lado.

Mi madre me ha dicho que me comporte, que la impresión que dé seguramente arruinará o beneficiará mi estadía con ella, así que me ha dado unos tips que no van del hacerla reír hasta el verla directamente a los ojos para que sepa que lo que digo es sincero.

Lo que decido llevar es una camisa de vestir gris, creo que es un color que te va bien porque tiene colorido pero tampoco es llamativo, el cual combinado con un pantalón negro seguro juegan una buena combinación. Además, creo que los zapatos negros son necesarios siempre, para ocasiones como esta, aunque mi mente me dice que cambie todo por algo más casual, pues no íbamos más que al cine, así que me desvisto para ponerme una playera azul que queda ajustada a mi cuerpo, mientras me pongo una chamarra de cuero sobre mí. Todo eso combinado con unos jeans y unos tenis que podrían parecer zapatos si los miraba detalladamente.

Me pongo mi perfume que no es penetrante, mi padre siempre ha dicho que un olor habla mucho de uno mismo y el olor humano a veces no era el mejor, así que he optado por ponerme algo que cubra el natural. No queremos que algo malo suceda.
Es entonces cuando bajo mientras mi madre se encuentra en la cocina preparando algo para mi hermana y mi padre, aunque seguramente hablarán de como me irá hoy.

— Arréglate el cuello — Se acerca mi madre seria mientras me mueve la chamarra para ajustarla, aunque a mí me parecía perfecta. — No sé por qué te cambiaste, esa chica espero no sea muy víbora porque dirá que eres corriente — Mencionó mi madre que no estaba enojada, sino quizá le preocupaba el hecho de que no acabara como mi relación de preparatoria donde la chica me dejó por alguien de mayor dinero.

— Tranquila, todo va a resultar bien y si no, entonces aquí ha de acabar — Sonreí a la par que mi madre también lo hacía. Quizá mis padres eran conservadores en algún sentido que me enseñaron a respetar y amar a las mujeres de la mejor manera.

Entonces es así como decido salir de casa, mientras tomo el coche que mi padre me ha prestado, el cual se encontraba ahí esperándome pues le había hecho algún tipo de reparaciones — Creo que está perfecto hijo — Exclamó mi papá mientras limpiaba sus manos — Sabes que debes cuidarlo porque es el único transporte que tenemos y debemos protegerlo — Hablaba como si de un bebé se tratara, pero creo que tenía razón al pedirme eso puesto que era como un tesoro familiar.

— Claro que lo cuidaré — Asentí viéndole para que creyera que no me tomaba a juego sus palabras.

— Te irá bien hijo, eres un buen muchacho — Exclamó mi padre, a la par que me daba un beso en la frente, pues a pesar de que no era un adolescente, aun seguía su bebé.

Tomé las llaves y me subí al vehículo dispuesto a emprender una de las mejores noches de lo que podría ser mi vida. En la radio solo sonaban las canciones de moda y hablaban de como algunos tipos se habían robado un par de galletas en una tienda comercial en modo de "juego".
He de decir que el camino hacia la casa de Eloise no ha sido eterno, creo que se me hizo demasiado rápido y debe ser porque no me he puesto a pensar en lo malo que podría salir sino en lo mucho que me gustará esta cita después.

Cuando llego, toco la puerta de su casa, un lugar de dos pisos de bastante amplitud, color blanco y limpio. Por dentro puedo escuchar como anuncian que he de ser yo, pero hoy no iría a ver a los padres, eso seguramente sería después. Entonces su madre abre la puerta.

— Buenas noches — Pronuncio mientras estiro mi mano con la señora Kent.

— Buenas noches joven, Eloise ha estado esperándolo — Me sonríe como si le naciera hacerlo, lo cual me sorprende porque mi madre seguramente aniquilaría con la mirada.

— Espero no por mucho, pero ya estoy aquí para irnos a la función — Esperaba que su padre se anunciara a la puerta, pero no lo ha hecho. Por el contrario aparece su hija, demasiado bella con un pequeño que no es demasiado elegante, sino casual, lo cual agradezco porque no me hará sentir mal respecto a la etiqueta.

— ¿Es esta la belleza que llevo conmigo? Creo que hoy luce el doble de bella — Exclamo, tratando de dar una buena impresión con todos.

— Y tú luces genial, además portas azul que es mi color favorito — Ahí tenía un punto ganado porque el mío también lo era, pero si lo decía, sonaría demasiado comprometedor.

— En ese caso seré tu príncipe azul esta noche — Anuncié mientras le ofrecía mi mano a la par que dirigía mi mirada a su madre — Prometo cuidarla — Sonreí esperando dar una buena impresión.

— Así será — Comentó su madre mientras le daba una bendición a su hija en sinónimo de protegerla.

Entonces ambos comenzamos a andar hacia el coche, aunque no quise girar porque seguro estaba alguien observándonos.

— ¿Lista para su viaje? — Pregunté mientras encendía el coche.

— Siempre estoy lista — Comentó la rubia de ojos cafés claros. Tenía una estatura media y pertenecía al club de danza, donde sus pasos eran finos, tal y como su piel blanca que parecía hecha de seda.

Así manejé hacia el cine de dónde había comprado los boletos. Era para el estreno reciente de la película, que parecía aquella esperarla por mucho tiempo. Además, parecía que era un buen filme para ambos. Fue así como disfrutamos de ver el filme juntos,ella lloró en mi hombro mientras yo le abrazaba. Quizá no eramos una pareja oficial, pero habíamos estado hablando desde hace mucho tiempo que ya parecíamos como una normal, además que era sensacional el estar unido el uno al otro.

— ¿Por qué los hombre no son tan sentimentales como nosotras? — Me preguntó mientras se reía al verme.

— Quizá porque nuestra naturaleza es la de proteger a otras personas, como yo podría protegerte a ti — Le mencioné porque quería ponerla aun más nerviosa, aunque a pesar de eso, ella era muy buena queriéndose hacer la fuerte, por lo que solo me tomó del brazo, a la vez que decía.

— Muy astuto, pero te falta un poco más — Sonrió mientras comenzaba a andar como si fuera una modelo. Sabía que me podría estar llevando un premio, pero esa clase de premio era una mujer hermosa y maravillosa que en definitiva, me iba a hacer perder la cordura.

La última carta a mi noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora