9 de Junio, 2016Este día he salido temprano de clases, algo muy raro cuando estás en la Universidad, puesto que la mayoría de los maestros dice que el no asistir un día es como perder tu oportunidad de trabajo. No me quejo, de verdad creo que es un tiempo que debemos aprender a aprovechar de la mejor manera, pero esta vez ese tiempo no lo aprovecharé en ir a jugar deportes o salir con mis amigos, hoy he decidido invitar a Elloisse al parque de diversiones, como una salida inesperada y de diversión, pero le he dicho que invite a alguna amiga o amigo para que le resulte más divertido, pues tampoco planeo alejarla de las personas que tanto quiere.
Cuando ella aceptó, la esperé por fuera, sentado en una de las bancas de mi facultad donde ella se mostraría. Invité a mi amigo Drew, creo que es un compañero fiel en sus misiones, por o que él invitó a su novia Hollie. He de admitir que ambos son una buena pareja y son ese el tipo de pareja que quiero yo llegar a ser con la joven que ahora estoy saliendo.
¿Cómo sé que la quiero? Me basta con verla caminar para acercarse a mi mesa. Mis ojos no dejan de mirarla y giro alrededor para percatarme de saber quién más le mira. No son celos, es más bien ese tipo de sentimiento que tienes cuando alguien que te atrae quieres que sea solo sea para ti, al menos de pensamiento y te da un enojo de saber que alguien más también le considera su crush. El día de hoy lleva su cabello lacio, acompañado de un accesorio en él, mientras porta unos jeans, combinados con una blusa blanca y una chaqueta que utiliza para calmarse el frío que pueda causa la noche. A su lado vienen tres de sus amigas y amigos, al parecer es como su círculo social, por lo que parece que habremos de disfrutar el día de hoy.
— Estamos listos — Exclamó Elloise mientras me miraba, por lo que me puse de pie para poder ir a su lado. El parque no quedaba más que a cinco cuadras de la Universidad, así que hemos accedido a dejar las mochilas en los carros para poder irnos caminando, puesto que sería muy difícil encontrar estacionamiento, pues por la tarde es cuando las familias salían a llevar a sus hijos a divertirse.
— Asegúrate de llamar a tu madre — Le comenté, no por cordialidad, sino porque ella me había contado en una de nuestras pláticas que su madre era bastante protectora y seguro no le iba a agradar la idea de que su hija se fuera con un muchacho por ahí sin avisarle.
— Ya le he avisado, pero seguro me va a estar preguntando como me encuentro cada segundo — Pronunció la contraria, quien parecía muy segura de hacer lo que hacía.
Entonces partimos. Platicamos de cosas sobre música y artistas en nuestro recorrido hacia el lugar, alguna discusión acerca de que que música era mejor, pero al fin de cuentas estábamos disfrutando del momento y ni siquiera habíamos llegado al lugar.
Claramente está que yo pagué por su boleto, no porque fuera una obligación, sino que era yo el que la había invitado. La mayor parte del rato estuvimos juntos, nos subimos a la montaña rusa, donde me sorprende que no haya terminado vomitando, porque suelo ser alguien que comete ese tipo de ridículos. Pasamos por la casa de los cristales, donde creo que fueran las primeras expresiones de tratar de llegar a ser algo más.
— Imagínate tener cientas de Elloise en el mundo ¿Cómo me reconocerías? — Me dijo mientras se movía por los espejos, con una pregunta que me haría dudar de más, no por difícil, sino porque sabía la respuesta pero no quería defraudarla.
— Por tu mirada — Respondí sin pensarlo demasiadas veces.
— ¿Qué tiene mi mirada que no tengan las demás que ves en el espejo? — Se detuvo en un instante como si de verdad el planeta estuviera rodeada de puras ellas.
— Que ellas no tienen un objetivo fijo, ellas solo miran lo que deben mirar, ya tienen su dirección pre-definida — Argumenté mientras me ponía serio ante el tema.
— ¿Y yo? ¿Acaso mi mirada no tiene dirección? — Alzó sus cejas fingiendo un mirar, quizá para disimular que se sentía apenada o con la sensación de sentirse enamorada por un momento.
— Sí, tu mirada tiene dirección, pero a diferencia de las del espejo, tu miras lo que quieres mirar, sin importarte nada y no dependes de nadie para hacerlo, pues eres única y ellas solo serán una copia de ti, querrán ser como tú, pero yo conozco a Elloise, mi Elloise — Me acerqué a ella mientras mis labios quizá pedían por un ligero beso, algo me decía que podía ser el momento, pero entonces ella se giró mientras me tomaba de la mano.
— Buena metáfora, pero a "ésta" Elloise le gustaría subirse a la rueda de la fortuna, así que dejemos a las demás encerradas por un momento — Mencionó mientras me llevaba fuera de la casa de los espejos, para situarnos en la fila de aquella atracción, que a mi parecer, era mucho mejor a estas horas, a la hora del atardecer.
Esperamos un momento, miramos alrededor y pudimos ver a Drew con su pareja jugando en los carros chocones. Había algunos otros adolescentes con lo que parecía ser sus primeras novias y familias que estaban planeando irse del lugar.
— Nuestro turno — Exclamó mi acompañante mientras tomábamos asiento en la rueda de la fortuna, uno al lado del otro. No teníamos que hablar, solamente era el silencio la mejor de las palabras, mientras observamos la ciudad que parecía ser una de ensueño y es ahí cuando te das cuenta que la vida es maravillosa, pero a veces tienes que verla desde otro ángulo.
— Me he divertido mucho hoy — Elloise mencionó de la nada y yo solo le apreté un poco más fuerte, sin lastimarla y dándole un beso en su frente. Me sentía como un niño de cinco años con su muñeco de peluche. Creo que ese andar era maravilloso, definitivamente estaba disfrutando ese día y no quería que terminara. Entonces me miró mientras se recuperaba a su sitio — ¿Alguna vez habías hecho esto por alguien? ¿El invitarle al parque de diversiones y sentirte como un pequeño? —
Sus palabras me hicieron pensar un poco, lo había hecho alguna vez, solo que la persona era diferente — Sí, pero hay algo que no había hecho con alguien antes — Mencioné mientras le miraba lentamente, observando ese mirar que tanto me volvía loco.
— ¿Qué? — Preguntó con delicadeza, aunque seguramente ya sabía lo que estaba por venir.
Lentamente me acerqué a ella, puse mi mano sobre su espalda mientras mis labios se acercaban a los de ella. Entonces le di un beso que aunque fue de segundos, significaría mucho para ambos, de eso estoy seguro. — A nadie le había dado un beso arriba de aquí — Pronuncié de nuevo mientras le devolvía una sonrisa, ante su mirada de una niña enamorada.
— Aunque no lo sepas, siempre soñé con un beso aquí arriba, siempre pensé que eso solo eran historias de princesas, pero ahora me siento como una — Puntualizó, mientras solo nos quedamos en silencio por el resto del juego y no podía pedir nada más para una noche como aquellas.
Una noche con mi princesa.
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La última carta a mi novia
RomanceEn el funeral de la estudiante Elloise, las personas se reúnen para rendirle un poco de respeto, pero es su novio el que decide tomar el micrófono, para dedicarle las últimas palabras a la joven más especial de su vida. ¿Es así cómo decide acabar s...