Una cabellera despeinada color castaño emergió en el comedor, sus ojos se movían frenéticos en busca de su hermano y su exaltación acentuaba la veta verdosa de su iris. Sus pasos eran veloces pero no tenían una dirección fija, iba del costado de la mesa de caoba al pasillo y del pasillo de vuelta al comedor. Podría seguir repitiendo el movimiento con algunas variaciones durante horas si una mano arrugada no la hubiese detenido.
—Basta, cariño—la señora observó fijamente a Kate, pronunciando cada palabra con claridad y firmeza—, vas a marear a tu abuela con esos movimientos de león enjaulado—peinó la maraña castaña de la chica.
Kate asintió nerviosa, sin dejar de mirar a todos lados por el sujeto faltante. Los finos dedos de la señora se movieron por su pelo mayoritariamente gris, creando un moño que destacaba sus delicadas facciones y las arrugas que las adornaban; sus ojos lucían cansados cuando volteó a verme, un deje inquisitorio estaba escrito en ellos. Captando la pregunta implícita señalé a la cocina por donde esta desapareció de mi visión.
Regresé la mirada a mi proyecto inconcluso, he de confesar que mi aporte a este proyecto se resume a unas cuantas correcciones en la redacción y mis bonitos dibujos en la portada. Yo sé que debería hacer algo más pero, tanto el humanoide como yo, sabemos que mi idea sobre "el movimiento circular uniforme" no es la correcta y sin importarme esto, sigo terca como una mula al no aceptar las ideas de Thiago. Tal vez, solo tal vez, lo haga por fastidiarlo.
"Nos condenas a compartir tiempo con este espécimen"
—Creo que ya había mencionado que ese vejestorio tenía sus fallas—el chico apareció con sus característico rostro ceñudo seguido de sus consanguíneas.
— ¿Vas a ayudarnos o qué?— Kate se cruzó de brazos molesta pero en sus ojos se podía notar un poco de inseguridad al decir las palabras. Su hermano puso su mano bajo la barbilla pensativo, acabando con la estabilidad de la chica—, ¡Mierda, cerebrito! ¡Tenías la maldita razón! ¿Ahora puedes mover tu trasero de una buena vez y ayudarnos con el jodido problema?
— ¡Kate Desdémona Albrook! ¡Tres monedas al tarro!—gritó la mujer ante los improperios de su nieta quien la miró inocente mientras sacaba las tres monedas de su bolsillo.
Para suplicio de su hermana, el castaño respiró profundamente meditando su respuesta. Parecía que el tiempo en la casa se detenía unos instantes en expectación a lo que pudiese salir de su boca. No tenía la menor idea de lo que estaba ocurriendo pero esa aura febril era contagiosa.
—No—soltó.
Kate se lanzó contra su hermano,colérica, pero su abuela intercedió para que está no le atinase un buen puñetazo en la cara, cosa que me desilusionó un poquito —en realidad bastante, ¿desde cuándo deseaba tanto el sufrimiento ajeno? Ya veo mi lugar reservado en el infierno—. Ante la enérgica reacción, Thiago comenzó a reírse sin mostrar sus dientes, haciendo aparecer su hoyuelo del lado derecho al inflar sus mejillas con el aire contenido.
"Aww que se ve tierno"
¡Shh, conciencia, esas palabras no califican con él!
—Está bien—pronunció para después voltear en mi dirección, deteniendo mi debate mental sobre su repentino gesto enternecedor—. Hoy vas a correr como nunca en tu vida.
¿Ya había mencionado que tengo la peor condición física del mundo? Me imagino que te darás una idea de lo que significó la ardua travesía para mis pulmones y extremidades inferiores.
Corrí detrás del castaño y su hermana por sepa-Dios-cuantas cuadras hasta llegar a un terreno de grandes dimensiones repleto de juegos mecánicos, las luces de colores generaban una aurora sobre el recinto y gritos a la distancia resonaban sobre la combinación de melodías de las distintas atracciones. Una enorme rueda de la fortuna estaba en el centro, pero no realizaba el usual movimiento que debería generar. Vislumbré como personas que habían tenido la suerte de ubicarse en las góndolas inferiores bajaban de estas y como las que estaban en la parte superior eran adornadas por las cabezas de los curiosos que esperaban ser evacuados. El momento hacía hincapié en el nombre de la máquina porque al dar vueltas nunca sabes dónde vas a quedar, al igual que la fortuna.
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CARRUSEL
Teen FictionEffany lleva tres años deseando entablar conversación con un muchacho de su preparatoria. ¿Qué pasaría si el chico que tanto te causa curiosidad al fin te hablase? ¿Podrán superar todo aquello a lo que le tienen miedo?