La atracción iluminaba nuestras caras y de los que se encontraban en su interior. Un par de niños jugaba a que sus banderillas llenas de cátsup eran lanzas, como si el carrusel los transportara a la época medieval y ellos fuesen los participantes de una justa; algunas madres acompañaban a sus hijos pequeños para que no cayeran por el movimiento ascendente y descendente de los caballos, elefantes y leones; una pareja de ancianos se encontraba abrazada, admirando con ojos brillosos la escena, apreciando la cercanía de su pareja y la vitalidad de los demás presentes, sobre el cisne rosado que me había acogido días antes; un grupo de niñas daba vueltas en lo que parecía una taza, sus risillas acompañando la melodía del carrusel, sus caritas cambiando de iluminación por las luces de colores que adornaban el techo. Los años encima no eran limitante para la maquina pues parecía que la alegría que generaba era su motor.
-Al menos tú no nos fallas-suspiró el chico al colocar a su hermana en el suelo-. Sigo sin entender cómo es que continúa moviéndose sin ningún problema.
-Está cosa es tan vieja como los dinosaurios...-comentó la pequeña acercándose a mi oído para que pudiese escucharla sobre la música-...Aunque, pensándolo bien, dudo que estos estuvieran presentes en 1957.
Thiago revolvió el cabello de su hermanita y nos dijo que no nos moviéramos de nuestro sitio, así sin más, como si yo fuera una niña pequeña a la que le puede dar órdenes.
Dirigió a su horrible persona a una cabina de madera con restos de pintura blanca y roja. Una fila de personas se desplegaba frente a la ventanilla donde el chico comenzó a canjear el dinero por boletos. Era curioso ver como desplegaba una cálida sonrisa al atenderlos, saludando a los pequeños con falsa dulzura. Probablemente ellos estarían pensando "¡oh, que agradable chico!", cuando no tienen ni idea del ser descorazonado y arrogante que se esconde tras su fachada de niño lindo. Pero no señor, yo no caigo en sus truquitos baratos.
Un torrente de pensamientos injuriosos sobre el castaño se abrieron paso en mi cabeza pero estos fueron interrumpidos cuando sentí una presión alrededor de mi estómago, bajé la mirada y me encontré con la pequeña Millett rodeándome con sus brazos. Su cara estaba escondida pero podía notar que estaba llorando.
-kenofobia, judeofobia, ictiofobia, hagiofobia...-recitó en voz temblorosa
- ¿Qué sucede, pequeña?-no respondió y reforzó su agarre elevando un poco más su voz.
-... fonofobia, enetofobia, dementofobia...
Me liberé de su agarre para poder agacharme y mirarla. Puso sus manos en puños que se ponían pálidos por la fuerza que ejercía, sus ojos comprimidos con temor a presenciar lo que tenía enfrente. Tomé un mechón escurridizo que se alojaba sobre su nariz y lo coloqué sobre su oreja.
-...bogifobia-abrió los ojos de golpe llenando sus pulmones de aire, su semblante se relajó y miró al suelo un tanto apenada-. A-automatonofobia-finalizó para después mirarme-, ¡no puedo subir a esa cosa!, me da miedo-señaló la atracción con enojo-, esos animales se muevan como si tuvieran vida, son aterradores y detestables y feos y los odio.
"¡Al igual que tu hermano, que coincidencia tan coincidenciosa!"
Está bien, me concentro.
-nadie te va a obligar a subirte si no quieres-la reconforté con un tono dulce. Comprendía perfectamente esa sensación, sentirte aterrado a algo cotidiano, siendo presa de ello sin poder controlarte al presenciarlos.
-Lo sé, pero me gusta dar vueltas en el carrusel y me enoja que esas cochinas cosas no me lo permitan.
Cruzó sus brazos mirando con odio como la atracción bajaba su velocidad al dar vueltas, un puchero se formaba al fruncir sus labios. Los individuos que se encontraban en él se preparaban a que este frenara por completo. El castaño detestable seguía en su labor sin tener en cuenta el predicamento en el que ahora me encontraba ¿qué se supone que debo hacer en este tipo de situaciones? No, hacerme bolita o correr no es una opción.

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CARRUSEL
Genç KurguEffany lleva tres años deseando entablar conversación con un muchacho de su preparatoria. ¿Qué pasaría si el chico que tanto te causa curiosidad al fin te hablase? ¿Podrán superar todo aquello a lo que le tienen miedo?