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Josh se levantó debido sonidos provenientes fuera de su casa. Maldijo, eran vacaciones y no le gustaba que lo levanten así. Se levantó de la cama y camino hacia su ventana, notando una multitud de personas, entre ellos reporteros, en la puerta de su casa.

Se vistió lo más rápido que pudo y bajo corriendo las escaleras, entro a la cocina encontrándose con su mamá y su hermano.

 —Hasta que despiertas, Josh—dice ella, dándole una mirada.

—¿Por qué hay tanta gente afuera?—pregunta el tintado, aún desconcertado.

Jordan se queja—Una estupidez de papá.

Su mamá suspira—Por tu padre, el está en su laboratorio.

Josh salió corriendo, la curiosidad creciendo en el. El laboratorio se encontraba abajo, como si fuese un sótano. Su padre era científico, y siempre había cosas o criaturas maravillosas en su laboratorio. Pero nunca hubo algo tan sorprendente como para que gente y reporteros esperen fuera de su casa.

Abrió la puerta, sin tocar o pedir permiso. Su padre se dio vuelta a mirarlo, junto con sus asistentes para mirarlo.

—Buenos días, hijo.

El tintado no contesto y solo se acerco más a su padre. Divisó una pecera enorme, parecía más como una fuente llena de agua. Aquella fuente era gigante, quizás el borde de esta llegaba casi hasta el techo.
La figura de su padre le impedía ver que había dentro de ella, así que rápidamente llegó al lado de su padre.

Era un tritón.

Josh siempre había escuchado de ellos en las leyendas, no podía creerlo. Sabía que las sirenas existían, pero muchas veces sólo eran leyendas. Pero esta vez aquella leyenda estaba viva en su casa. Nunca había visto a una criatura así, además se dibujos y en fotos. Pero no era lo mismo que verlo en vivo y en directo.

—¿Dónde lo encontraste?—preguntabá Josh, fascinado mientras se acercaba a la pecera.

—Lo encontré en las orillas del mar, estaba enredado en una red para pescados. Se ve que se se enredo y las olas lo llevaron hasta la orilla—decía su padre, sin mirarlo—Estaba débil por la poca agua que llegaba a a orilla, además de que estaba rodeado de basura.

Al ser su padre era científico, siempre había tratado con criaturas extrañas por lo cual Josh estaba acostumbrado.

Pero el nunca había visto una sirena, o un tritón en este caso.

Sobretodo, nunca había visto a una criatura tan hermosa.

—¿Habla?—preguntabá Josh a su padre, sin quitar la mirada de la pecera, de aquella criatura.

—Quizás, no lo sabemos—contestó su padre, anotando algunas cosas en su libreta.

Josh camino más cerca de la pecera, hasta apoyar su frente contra el vidrio. La criatura se encontraba dormida, en medio de la pecera, acostada de perfil contra el piso. El tintado aprovecho para observarlo mejor.

Su cabello era castaño, algo corto. Su cuerpo era delgado y ancho de hombros, tenía algunas escamas en sus manos y sus uñas eran largas. Su cola iniciaba poco mas abajo de su ombligo. Su cola era de un color rojo, ni tan fuerte ni tan claro. Josh subió su mirada hasta su rostro dormido, observando sus facciones y rasgos. Era absolutamente hermoso. Sus pestañas eran largas y oscuras, luciendo hermosas sobre su rostro dormido.

Fue ahí cuando la criatura abrió sus ojos, lentamente. Sus ojos eran de color marrón, Josh no sabría identificar si eran oscuros o claros. Se sentía nervioso bajo su mirada, como si la criatura lo estuviese analizando desde su posición. Se miraron por un largo rato, hasta que la criatura, aún débil, se dio vuelta dándole la espalda a Josh para seguir durmiendo.

—Tienes prohibido acercarte a el—decía su padre, mirándolo—Todavía no se si es peligroso, mañana comenzaré a estudiarlo. Y de ahí comprobaremos si las leyendas sobre ellos son ciertas o no.

—No creo que sea peligroso—responde Josh, mirando a su padre, saliendo de aquel trance que había entrado con tan solo ver los ojos de la criatura.

—No lo conoces, Josh. No es un humano como tu, no reacciona igual. Hazme caso—murmura su padre, mirando a su hijo y luego a la criatura en la fuente.

Josh se encoge de hombros—Ya lo veremos.

Su padre sólo le dio una última mirada, que significaba que ya había dicho todo lo que tenía que decir. Josh bufo y camino hacia la salida del laboratorio. Su padre podría estudiar a la criatura.

Pero Josh quería conocerlo.

El tintado volvió a la cocina, encontrándose esta vez sólo con su hermano.

—¿Lo viste?—pregunta Jordan, aún con un gesto de molestia.

Josh asiente—Sí, es hermoso, me dieron ganas de dibujarlo.

—Seguro que papá te dijo que no te acerques a el—repuso Jordan, sonriendo—Yo sólo espero que no le haga nada malo.

—¿A qué te refieres?—pregunta Josh, frunciendo el ceño.

—Alguna alteración genética o algo así. Ojala lo lleve al mar pronto—contesta su hermano, suspirando.

La diferencia entre Josh y Jordan era esa. Jordan estaba en contra el trabajo de su padre, a pesar que gracias a él habían visto a las criaturas más hermosas y maravillosas del mundo. Su padre quería que por lo menos uno de los fuera científico como el y siga con su trabajo, pero ninguno de ellos quería eso. Ambos ya tenían sus propias vocaciones a pesar de no ser adultos.

Josh estaba interesado en el arte, en dibujar, en pintar. En cambio su hermano, en la magia. Desde pequeño le había atraído eso, sobretodo desde que se entero de que algunos de sus antepasados fueron hechiceros y brujas. Y a pesar de que su padre este en contra de ello, Jordan quería ser hechicero. No cualquiera podría practicar magia, el hecho de tener antepasados que lo hicieron había facilitado las cosas para Jordan. E incluso ya había practicado algo de magia, escondiendo algunas cosas de su padre o alterando alguna que otra situación.

—No lo lastimara, no te preocupes—murmura Josh, luego de unos segundos.

A pesar de que ni el se creía eso.

Fantastic love ; joshlerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora