Kitty se paralizó totalmente, sólo se le movía el cabello con el golpeteo del viento y su pecho que brincaba con su desesperada respiración. Metió la mano en su bolsillo y sacó de él su celular, también se dio cuenta (por primera vez desde que había salido de su casa) un bulto en su otra bolsa del pantalón. Con la mano que tenía libre sacó lo que apretaba dentro de su bolsillo: Un aparato de un tamaño no muy grande, rectangular, aproximadamente de diez centímetros de largo y cinco de ancho, color negro y que a ella se le hizo muy familiar, era el celular de Melissa.
Levantó el celular con el propósito de ver el reflejo del joven y sí, efectivamente, detrás de ella se encontraba de pie un joven de tan sólo unos centímetros más alto que ella. No era el chico perfecto, ni era el joven que toda mujer desea tener como pareja, pero tenía lo suyo.
El joven tenía cabello negro (Kitty lo notaba negro no porque así fuera, sino porque la luz no era suficiente y el reflejo no se veía del todo bien), su color de piel no era tan claro como el de Kitty pero tampoco llegaba a ser tan moreno, era un color neutro. Era delgado, pero no exagerando, estaba “bien” para una mujer que no exige mucho.
Él alzó su brazo y colocó su mano en el hombro de la chica. Ella dio un pequeño brinco. Kitty bajó el celular muy indisimuladamente y guardó los dos tan rápido como pudo, aunque, por supuesto, Iván lo notó.
—Tranquila.
—¿Quién eres? — Preguntó Kitty sin darse la vuelta y temblando todavía.
—Tranquila —Repitió—. No te haré daño, no te haré nada malo.
Kitty no se atrevió a decir ninguna palabra y decidió girar. Lo hizo muy lentamente, pero sí logró hacerlo, pasaron miles de cosas por su mente antes de estar frente al joven, pero cuando se detuvo justo frente a él, olvidó todas esas cosas.
Estaba mirando hacia el suelo y no se atrevía a alzar la cabeza.
El joven colocó su mano sobre la barbilla de Kitty a lo cual ella reaccionó muy bruscamente, empujando la mano del joven y separándola de su cara.
—Está bien —dijo él.
—¿Qui-quién eres? —tartamudeó Kitty.
—Hola —Saludó decentemente y estiró la mano, pero Kitty lo ignoró completamente y no le quedó otra opción que volver a bajar la mano—. Mi nombre es Iván, también estudio donde tú. Tal vez no me conozcas porque soy de otro grupo, sin embargo tenemos algunos amigos en común… Ummm… ¿Conoces a Melissa? —la chica asintió con la cabeza— Bueno, ella ha sido mi amiga desde que éramos niños, nuestros padres son amigos… Bueno, mi madre con los suyos, digamos que mi padre no sé dónde se encuentre.
—¿Melissa sabe esto que está pasando? — Preguntó y se olvidó de todos los nervios que tenía, levantó la cabeza y su expresión cambió a ser de enojo.
—Bueno… Le pedí ayuda a ella porque ustedes, desde que entraste a esa escuela, han sido muy buenas amigas… Y me pareció una buena forma de acercarme a ti… Pero… Pero no te enojes con ella. Todo es mi culpa.
—¿Todo qué? No ha pasado nada —contestó Kitty algo indignada.
—Todo esto, perdón por no haber sido un poco más directo. Supongo que pensaste muchas cosas antes de venir a este lugar. Te agradezco que hayas venido, enserio no creí que lo ibas a hacer… Pero luego Melissa me dijo que ella tenía un plan.
—¿Cómo? ¿Hablaron mientras yo estaba con ella?
—Oh, sólo un poco. Es por eso que tú traes su teléfono por ahora.
—¡Par de tontos, ni siquiera te conozco! —gritó furiosa.
Él la tomó de las manos y la miró directamente a los ojos.
—Me gustas.
—¿Te gusto? Estoy segura que ni siquiera me conoces muy bien como para que te guste. Cuando te des cuenta de cómo soy en realidad se te irá todo el gusto.
—Me gustas. —Repitió
—No puedes.
—Podré si me lo permites.
—¿Y qué quieres que te permita? —Dijo Kitty, aunque apenas se logró entender eso, pues se puso tan roja y tan nerviosa que no pudo articular más palabras.
—Entrar a tu vida —contestó Iván.
Kitty lo conocía y muy bien. También lo había visto algunas veces y parecía que en secreto estaba enamorada de él.
—¿Puede ser esta nuestra primera cita? —Preguntó con curiosidad y ansiedad el chico.
Ya sabemos la respuesta:
—Sí.
ESTÁS LEYENDO
La hora más esperada.
Teen FictionPuedes encontrar el amor en el lugar que menos esperas, en la hora menos esperada, y muchas veces, en la hora que más esperas.