Platicaron el suficiente rato como para que los dos notaran que ambos se habían estado viendo por un buen tiempo. Los chicos comentaron de las cosas que le gustaban y también platicaron sobre lo que (ellos decían) que sabían del otro, aunque en la mayoría de cosas que decían conocer, estaban equivocados.
Kitty notó que tenía un mensaje sin leer en su celular, el cual abrió enseguida y notó que era de un número que no tenía en su agenda, sin embargo cuando lo leyó se dio cuenta que era de Melissa, y decía lo siguiente:
“No te preocupes, estoy en casa, disfruta tu noche”.
La luna inundaba todo el parque con su brillo, rebotando ese brillo en las hojas de los árboles y provocando un efecto muy agradable de luz. Había más silencio que cuando se encontraron, ya no había niños jugando y eran muy escasas las parejas que todavía andaban por donde ellos se encontraban.
No notó la hora, pero por cómo se veía la luna supuso que ya era tarde.
—Creo que es hora de regresar —Exclamó Kitty un poco asustada, aunque después recordó que sus padres no llegarían esa noche, pero mantuvo su expresión para que Iván no lo notara.
—Pero tus padres no están en casa ni lo estarán — Le dijo.
—¿Cómo sabes eso? — Preguntó la chica—. Eso da un poco de miedo.
—No, no te asustes… Melissa lo mencionó sin querer, pero no te preocupes —Acaró Iván para que Kitty no pensara mal de él y de sus intenciones.
—De igual forma, tal vez llamen a casa y tengo que estar ahí para contestar, no sé qué me harían si se dan cuenta que he salido tanto tiempo y he dejado la casa sola. Sabes, a veces mi madre le dice a mi vecina que me espíe y le comente lo que hago mientras ella no está en casa —mintió—.
—Vamos, te llevaré.
Caminaron lentamente, en el camino ninguno de los dos mencionó muchas cosas, excepto entre ratos que Kitty decía “Oh, ya falta poco, sólo unas cuadras más” o que él preguntaba “¿Falta mucho?” y ella le contestaba.
Después de un nada aburrido paseo por muchas calles — Kitty tomó la ruta más larga para llegar a su casa, incluso se desvió muchas veces para poder estar un rato más con Iván — llegaron a la casa de la chica.
—No quiero dejarte —confesó la chica, tomándolo fuertemente de la mano.
—Mañana te veré de nuevo, tranquila —sonrió.
—¿Por qué no pasas la noche aquí?
Terminó de decir eso y su corazón comenzó a latir a una velocidad increíble. No supo cómo fue capaz de decirlo, pero lo hizo, mostró una expresión de miedo en sus ojos y los mismos se movían desesperadamente. Iván lo notó.
—¿Estás segura? Creo que yo puedo.
—Adelante.
Entraron a la casa y los dos seguían agarrados de las manos. Iván sentía las manos sudadas y temblorosas de Kitty, pero no dijo nada y en lugar de eso sonrió. Caminaron hacia la sala y se sentaron en el sillón que quedaba directamente hacia la televisión.
—¿Una película? —Preguntó ella.
—Claro — accedió sin quitar la sonrisa que estaba en su rostro, era de alegría: Era amor—. Tal vez esto te parezca tonto, pero enserio me gustas. Es la primera vez que estamos hablando, sin embargo siento como si ya lo hubiéramos hecho antes. No necesité hablar contigo antes para darme cuenta de lo que sentía por ti. El amor no funciona así, puede ser que pienses que estoy mintiendo, pero no es cierto. Todo esto es cierto, está pasando. También es difícil para mí, pero sí, me gustas y no me importa lo demás, tal vez sea algo apurado y para las personas esté mal, pero no creo que querer a alguien sea malo, así que… Así que… — dudó—, ahí voy.
Kitty hizo un gesto algo raro (no sé si fue de alegría o fue sólo porque no pudo hacer otra cosa y eso fue lo primero que salió).
—¿Quieres ser mi novia?
Ella sonrió… Sonrió todavía más y de un brinco llegó a los brazos de Iván. Lo abrazó tan fuerte como pudo y cerró los ojos.
Pensó que todo era un sueño, pero en ningún momento dejó de sentir a su compañero así que supo que no lo era.
—Gracias, nunca nadie me había dicho ese tipo de cosas —Dijo Kitty.
—Me complace ser el único y espero serlo siempre —declaró.
Esa noche se divirtieron mucho viendo películas, bailaron con un juego que Kitty tenía ahí y casi nunca usaba porque no tenía con quien jugar, cenaron pizza y los dos comieron hasta llenarse.
Las risas no faltaron ni esa noche ni los siguientes días.
No puedo decir que fueron felices por siempre, porque sus diferencias a veces causaban problemas sin embargo ellos trataban con mucha inteligencia solucionarlas y la mayoría de veces lo lograban.
Todo el tiempo que yo le presté atención a su historia eran felices, y hasta el momento en el que los dejé vivir sin contar sus aventuras, lo seguían siendo.
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La hora más esperada.
Teen FictionPuedes encontrar el amor en el lugar que menos esperas, en la hora menos esperada, y muchas veces, en la hora que más esperas.