Centuries [#3] The Originals

6.-Beautiful mistake

"Un hermoso error"

Me sentía muy mal por la pelea con Aya, mi corazón dolía mucho y si bien ella metió su mano en mi pecho y estrujó mi corazón entre sus manos, esta no es la primera vez que alguien lo hacía, pero si era la primera vez que me dolía tanto

Busqué a Freya para que me ayudara con lo que sea que me estuviera pasando, y la encontré en la torre del reloj donde hacía generalmente sus hechizos

–Freya…

—¿Qué te pasa?

—No lo sé, pelee con Aya y metió su mano en mi pecho pero me siento horriblemente mal —comencé a toser sangre y sentí un pequeño piquete en mi corazón. Freya se acercó a mi y observó mi herida, la cual por cierto aún no sanaba

–Tienes una astilla —esa maldita metió madera en mi organismo

—¿Puedes sacarla?

—Lo intentaré —metió su mano en mi herida mientras canticaba un hechizo. El dolor desapareció casi al instante y pude respirar tranquila otra vez

—Gracias

—No fue nada —ella se acercó a una mesa en la que tenía un mapa y una especie de embudo colgante

—¿Qué estás haciendo?

—Hablaré con Rebekah —dijo sonriente

—Le mandas un saludo de mi parte

—Puedes escribir una carta, ella podrá leerla

—¿Enserio?

—Si —me dio pluma y papel

Querida Rebekah

Sé que estás ocupada con encontrar una manera de revivir a Kol, pero realmente espero que vuelvas pronto a casa. Necesito de una amiga que me regañe y no apoye mis errores como lo hace Freya. Necesito los consejos de la menor de mi familia favorita.

Con mucho amor y cariño

Mercy

Freya tomó la carta, canticó un hechizo y la hoja se hizo cenizas desingrandose en el aire

—Ya está

—Bien —lo que había hecho me dio una gran idea —Freya, debo irme. Suerte con Bekah —ella sonrió y siguió con su hechizo

Salí de ahí para buscar a Cami, necesitaba unos cuantos objetos oscuros para defenderme en caso de que algún Strix me siga, tal como lo están haciendo ahora mismo

—Caballeros —dije quedando frente a ellos —no sé si estén enterados, pero es una falta de respeto seguir a una chica sola por la calle así que por favor… —le rompí el cuello a uno y el otro rompió mi mano, grité pero con la otra mano presioné su cuello —dejen de hacerlo —y cayó inconsciente

Salí casi corriendo de la calle en la que me habían acorralado, para después ir a la casa de Cami, en la cual no había nadie