octubre 25 1992

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-Voy corriendo camino a casa mientras mis lágrimas resbalan sin detenerse sobre mi rostro. Pero la verdad es que ya no puedo sobrellevar todo esto por más tiempo, no quiero retornar a la escuela o a casa y mucho menos a mi vida. Ya no puedo lidiar con tantos problemas, críticas, insultos, golpes. Estoy exhausto tanto física como mentalmente de pensar que algún día todo esto va a mejorar. Y que podre vivir tranquilo o al menos tener una vida corriente como la mayoría de la gente –llegue a casa- Para mi fortuna, no había nadie en ella. Así que no titubee en ir a la cocina, directamente busque la caja de medicinas que mama guardaba en un estante azul y empecé a destapar un montón de pastillas y a lanzarlas en el mesón mientras mis manos temblaban debido a las emociones y nervios tan fuertes que parecían correr por mi cuerpo en cada uno de mis glóbulos rojos, al final. Tenía al menos treinta pastillas. las tome junto con un cuchillo y subí al baño principal de la casa. Elegí ese por una razón y es que tenia seguro. Me encerré, le pase el seguro y abrí una gaveta del espejo en busca de cloro o algún desinfectante fuerte. Note un paquete con el nombre de surgical blades que decía: cuidado solo para uso estrictamente quirúrgico. Sin dudarlo lo abrí. Era una hojilla de un metal tan filoso como fino. Cerré la gaveta y me vi de nuevo en el espejo mis ojos estaban rojos he hinchados respire hondo y dije: a la cuenta de tres. Uno... dos... tres. Me metí todas las pastillas en la garganta y las trague mientras sin pensarlo me hice un corte vertical muy profundo en la parte de la muñeca del brazo izquierdo. Dolía así que tome una toalla y la apreté fuertemente con los dientes para evitar el grito. Pero igual intente hacerlo lo más profundo que pude. Me senté en el suelo y veía como salía demasiada sangre llenándolo todo. Tenía muchas ganas de vomitar e intentaba no hacerlo. Ya no tenía fuerzas para nada. Me sentía agotado. Y al cabo de unos minutos, empecé a ver todo muy borroso. Supongo que era por la falta de sangre. Y justo antes de perder por completo la conciencia cuando todo estaba en completo silencio. Escuche un ruido, alguien había entrado a la casa

-¡Aníbal!- grito una voz masculina- ¿donde estas?

-Búsquenlo por toda la casa. ¡muévanse! -dijo otra voz-

Oía como fuertemente abrían cada puerta mientras que yo cada vez estaba con menos fuerzas, y con las pocas que me quedaban me arrastre por el suelo, logre tomar una botella que en la etiqueta decía; cloro. Que estaba a un lado del lavamanos, lo destape y la manilla de la puerta se movió.

-¡Aquí debe estar! -grito alguien- intentando abrir la puerta

Bebí un trago y empecé a toser soltando la botella. Me derrumbe en el suelo y no pude mantener los ojos totalmente abiertos por mas tiempos.

Tumbaron la puerta. Y un sujeto me levanto del suelo.

Escuchaba muchos ruidos veía solo luces, ya no sabía que pasaba y alguien me decía

-Aníbal ¿me escuchas? Vamos Aníbal, quédate con nosotros. estarás bien.

Luego no escuche ni vi nada más. 

ESTO NO TIENE UN FINAL FELIZWhere stories live. Discover now