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Después de una semana escolar intensa, hoy me presentaría en la franquicia de Domino's del tío de José.

—Así que eres estudiante del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México. —Dijo leyendo mi currículum. Asentí extrañado ante lo que había dicho. Siguió revisando mis papeles mientras murmuraba una que otra cosa— Bien, ya que tenemos falta de personal, estás contratado.

Asentí emocionado y me dio la carpeta con los papeles.

— ¿Cuándo comienzo? —Pregunté.

—Nos falta gente, ¿podrías comenzar ya? —Asentí.

Me llevó a un cuarto de personal y me dio un uniforme. Me lo coloqué y cuando salí, vi a José entrar por la puerta de cristal.

—Veo que ya estás dentro. —Me dijo sonriente— Ven, tienes mucho por aprender.

Me explicó cómo usar ciertas máquinas, desde preparar pizzas hasta limpiar los baños. Sí que les faltaba personal.

—José, no creo aguantar. —Me miró confuso— Me da hambre al ver todo esto. —Largó una carcajada.

—Te acostumbras, Bryan. Cuando entré, estaba igual que tú. —Dijo— Acompáñame a amasar, no hay tanta gente.

Lo seguí y me volvió a explicar después de haber arruinado la primera masa.

—No, no, no Bryan. Debes azotarla con odio, no con amor. —Me regañó y me carcajee como nunca lo había hecho en mi vida.

— ¿Qué? —Dije entre risas.

—Hablo de la masa, sucio.

— ¿Amanda?

— ¿Cuál Amanda? —Se rio— Ya Bryan, nos van a regañar.

—Tú comenzaste. —Me defendí y volví a reírme— ¿Cómo estuvo tu semana?

—Me encantó, de verdad que aprovecharé cada día en esa escuela —Dijo emocionado— Es de lo mejor. —Le sonreí.

Por lo usual, siempre estuve en escuelas privadas; mis amigos eran unos zánganos irresponsables sin ganas de estudiar creyendo que por ser hijo de alguien importante ya tenían la vida resuelta, pero José Miguel era diferente, alguien con propósitos y metas, todo lo contrario a mis amigos. Era bueno tener a alguien así en tu vida.

— ¿Y a ti qué tal te fue? —Preguntó y me sacó de mis pensamientos.

—Muy bien, todo suena pesado pero espero y así pueda convencer a mis padres. —Respondí.

— ¿Sabes qué otro detalle faltó? —Lo miré atento en señal de que continuara— Estar a cargo de alguien.

— ¿Qué?

—No me refiero a que tengas un bebé o ser niñero, sino a una mascota, por si pensabas eso.

—José, si muy apenas tengo tiempo para mí, dudo poder cuidar a una mascota. Tal vez un pececito no sería mala idea.

—El objetivo es la responsabilidad, Bryan. Si se puede.

—Lo pensaré, no puedo tener una mascota y descuidarla. —Dije

Después de eso, ya no seguimos platicando, ya que era la hora de la comida y varias personas ya hacían fila en el local.

—Bryan, Bryan, rápido. —Me dijo José emocionado, mientras yo le entregaba una caja de pizza a un señor.

— ¿Qué sucede?

—Ahí está. —Chilló emocionado.

— ¿Quién? —Reí.

—La chica más bonita de la facultad. —suspiró y miró hacía la puerta de cristal— Ve a mirar si no se queman las pizzas. —Me corrió y me fui a la cocina.

Volví a pensar en la propuesta de mi amigo. Una mascota; no me sentía tan seguro, es tan sólo una pequeña vida mucho más sensible que cinco humanos juntos. No. Definitivamente no podía.

Luego de varias horas, debía volver a casa, pero antes de eso teníamos que dejar limpio el local.

Cuando José me dijo que les faltaba personal, no creí que les faltara todo un personal; literalmente éramos él y yo.

Al terminar de limpiar, José me propuso ir a cenar y accedí. Moría de hambre, y no se nos apetecía pizza. José propuso tacos, yo por mi parte accedí.

—Así que —Rompí el hielo después de haber pedido nuestra cena— ¿La chica más linda de la facultad, eh? —Rio.

—Cállate —Me uní a sus risas— Es tan linda e inteligente. —Suspiró— ¿Tienes novia?

—No —Respondí— Hace mucho que no veo a una chica que me llame la atención.

—Quizás ya es hora de buscar, Bry.

— ¿Bry? —Pregunté confundido.

— ¿No te agrada?

—Claro que sí, Jos. —Reí.

— ¿Jos? —Preguntó y asentí— Me gusta. —Me sonrió y le devolví el gesto— Debemos conseguirte una chica y yo el número de Lizzie.

— ¿Lizzie?

—Así se llama la chica que me gusta. —Explicó.

—Debo conocer a la desafortunada. —Bromee.

— ¿Con que así te quieres llevar, Josesito? —Reímos.

—Sólo decía, por si tenía una amiga o hermana, no sé. —Reí.

Luego de diez minutos, nos entregaron nuestra deliciosa cena.

—Entonces, ¿qué dices sobre la mascota? —Me dijo mi amigo.

—No sé si pueda realmente —Hablé— Necesito ver cómo van las cosas en dos semanas, para acostumbrarme a la universidad y el empleo.

—Sólo dale una oportunidad a un perrito —Me miró a los ojos, vaya, ahora si sentía presión—, si no puedes con él, me lo puedes dar a mí y yo se lo doy a mi mamá, estaría encantada.

—Mejor dale el perro...

—No Bryan —Me interrumpió— Te quiero ayudar. —Nos quedamos en un pequeño silencio incómodo, más incómodo que decirle "mamá" por error a tu maestra— No te estoy obligando ni lo haré. Sólo toma en cuenta lo que te digo, Bry.

—No te preocupes, de verdad que lo estoy pensando. —Le dije.

—Mis consejos casi siempre son buenos. —Dijo, acto seguido se comió de una mordida un taco.

— ¿Cómo rayos hiciste eso, Miguel? —Me eché a carcajadas, vaya que mi amigo tenía hambre.

—El hambre siempre es más fuerte. —Rio.

  [...]  

¡Hola hola! Qué tengan lindas vacaciones, disfrútenlas mucho. <3

MikeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora