Luego de un mes de haber iniciado las clases y el empleo, fui a visitar a mis papás. Mamá siempre insistía en que volviera a su casa, pero ya me había acostumbrado demasiado rápido al pequeño departamento en el que vivía.
—Hasta que dejas verte, Bryan. —Me dijo burlona mi hermana. Ella por su parte, seguía viviendo con nuestros papás.
—El trabajo y la escuela me consume mucho.
— ¿Mi bebé está en casa? —Gritó mi mamá desde el segundo piso.
—Toma unas rosas, olvidé sacarlas del ramo. —Le dije mi hermana mostrándole el ramo.
—Qué lindo de tu parte, Bryan. —Antes de tomarlas, mamá ya estaba observándonos.
—Hace mucho que no los veía juntos. —Habló nostálgica mi madre— Y supongo que ese ramo es para mí, ¿cierto? —Asentí sonriente.
—Tal vez será para la próxima. —Le susurre a mi hermana antes de darle el ramo a mi mamá.
Mamá había hecho de comer, algo así como cuando tenía diez años. Le había ayudado a poner la mesa y a cocinar.
—Y bien, ¿qué tal todo, hijo?
—Hasta ahora muy bien, he hecho muy buenos amigos en la escuela —Dije— Tengo un amigo de la facultad de producción musical y es súper inteligente, es que el me ayudó a conseguir el trabajo. —Sonreí, al igual que mi madre.
—De esos amigos si te debes conseguir, no como los borrachos de tus compañeros de la preparatoria. —Dijo mi mamá y mi hermana rio.
—Él me aconsejó adoptar una mascota, pero no sé si me alcance el tiempo para darle sus cuidados. —Comenté ignorando lo que anteriormente habían dicho.
—Si puedes —Habló Ashley— Sólo salte de trabajar, tú no lo necesitas.
—Si lo necesito.
— ¡Por favor, Bryan! Ya deja tus competencias. —Dijo burlona.
—No son competencias —Respondí— Me estoy superando.
—Bueno, ya basta niños —Habló mamá— Ya están demasiado grandecitos para pelearse de ese modo.
— ¡Ella/El comenzó! —Hablamos al mismo tiempo.
—Todo por una mascota —Rio mi madre— Puedes pedir medio turno en el trabajo, sabes que siempre puedes contar con nosotros. —Me miró enternecida y le sonreí.
—El problema es que casi no hay empleados en la sucursal, habría que esperar. —Comenté.
—Puedes ir pensándolo bien todavía y luego invitar a tu amigo a comer.
—Tal vez un día de estos. —Reí.
—Pero antes de que él venga, primero trae a tu novia. —Dijo Ashley.
—Muy graciosa. —Arrugue mi nariz.
— ¿Entonces aún no hay desafortunada? —Volvió a decir.
—Ashley —Habló mi mamá— Las novias de tu hermano siempre han sido chicas bonitas, y tu hermano tampoco está tan feo. —Rio.
Luego de una tarde de Netflix y botanas, tenía que ir a cubrir el turno que hacía falta en la pizzería, no sin antes prometerle a mi mamá que volvería cuando papá esté en casa.
—Te tengo una buena noticia, Bry.
Aún no entraba al establecimiento y Jos ya estaba frente a mi cara.
— ¿Qué pasa ahora?
—Mi tío ya contrató a más personas.
El destino de verdad quería que adoptara a un perro.
—Entonces me voy. —Me giré para ir casa, pero José me tomó del hombro.
—Espera, necesito tu ayuda —Sonrió de lado y le respondí con un "Ujum" para que prosiguiera— Dentro de unos días es el cumpleaños de mi abuelo y no sé qué regalarle.
—Quizás una camisa, un perfume o algo que le guste. ¿Te acompaño al centro comercial? —Asintió y nos dirigimos al centro comercial más cercano.
Entramos a una tienda de ropa de hombre, pero Jos no recordaba la talla de su abuelo.
— ¿Es en serio, Jos? —Se rio— Mejor busquemos otra cosa.
—Andas muy serio hoy, Bryan. ¿Qué sucede?
—No pasa nada, José —Me miró inconforme— ¡Es en serio!
—Tranquilo —Rio— Hasta estás a la defensiva. Tal vez te conozca hace poco, pero soy muy observativo. —Sonrió. Salimos de la tienda en busca de otro regalo.
—Está bien —Admití— Pero no es nada importante, bah.
—Bry, todo es importante —Dijo mientras tomaba mi hombro— ¿Qué sucede?
—Es mi mamá y hermana, con el tema del empleo, otra vez. —Giré los ojos y él se rio.
—No dejes que te afecte nada, sigue tu camino, déjate llevar. —Me animó. Le sonreí y me devolvió el gesto.
Entramos a otra tienda y Jos le compró el regalo a su abuelo. Por mi parte, observaba ciertos artículos mientras vagaba por Facebook.
—Jos —Me miró atento— ¿Cuándo es tu cumpleaños?
—En unas semanas. —Sonrió.
— ¿Pero exactamente cuándo? —Reí.
—El 21 de Octubre —Se rio— ¿Por qué tanto interés?
—Sólo se me ocurrió. —Alce los hombros.
— ¿Y el tuyo?
—24 de Febrero. —Respondí.
— ¿Has pensado en el tema de la mascota? —Preguntó cambiando de tema.
—Sí, y por lo mismo me causó problemas con mi hermana.
—Vaya, quién diría que una mascotita que aún no es tuya ya está causando problemas —Se rascó la nuca— Eso sí que es mala suerte.
—Vaya que sí.
Salimos del centro comercial y camino a la parada del autobús había una caja que emitía ruidos.
— ¿Oíste eso, Jos? —Volteó a verme y me miró extrañado.
— ¿Oír qué?
—Eso —Se volvió a escuchar y seguí el ruido que provenía de una caja— ¡Son cachorritos! —Caminó a pasos agigantados hasta mí y tomó la caja en sus manos.
—No tienen ni un mes —Dijo— Pobrecitos, no tienen a su mamá.
—Yo no me los puedo quedar.
—Nadie dijo que te los quedarías, Bryan. —Dijo burlón— Se los llevaré a mi mamá, ella sabe de un refugio.
Miré a los cachorritos, se veían tan tiernos, desearía no estar tan cargado de deberes.
Jos me miró viendo a los perritos y sonrió.—De verdad quieres uno, ¿cierto? —Sonreí.
—Ojalá pudiera darle todo mi tiempo; es como un bebé. —Dije.
—Ahí viene tu camión. —Anunció mi amigo.
— ¿Me estás corriendo, Canela? —Reí.
—Te estoy avisando, Mouque. —Sonrió.
Me subí al camión, no sin antes despedirme de mi amigo y desearle suerte con los perritos.
Es como si el destino me estuviese diciendo que adopte ya a un perro, sin ningún pretexto.
Primero, ya está completa de empleados la sucursal, después, unos cachorritos aparecen en mi camino.
¿Qué sigue? ¿Qué el maestro de química esté incapacitado por un accidente? Ojalá y no.
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Mike
Teen FictionBryan es un estudiante de universidad, y quiere demostrarle a sus padres los responsable que puede ser con su vida, ¿o tal vez con dos?