6

54 12 2
                                    

Después de más de un mes, el cumpleaños de Jos había llegado y al final decidimos ir a un club, los dieciocho deben ser bien recibidos.
Íbamos solos, total, veríamos un partido de fútbol, comeríamos algo y listo. Nada que arriesgar.

—Pediré unas alitas, no tardo. —Le dije a Jos. Asintió y caminé hasta la barra.

Solía venir a este lugar con mis amigos de la preparatoria, claro, cuando pasaban de las once de la noche; era muy diferente la ocasión.

Pedí dos ordenes y cuando regresé a la mesa, él ya no estaba.

— ¿Y bien?

—Últimamente tienes esa manía de asustarme. —Le dije a mi amigo pelinegro.

—No es mi culpa que tengas una mente tan cochambrosa. —Rio y se sentó en uno de los pequeños muebles.

No había pasado ni cinco minutos y ya nos estaban entregando la comida. Por eso amaba este lugar.

—También te pedí una orden de alitas. —Comenté.

—Oh cierto, ¿cuánto te debo? —Sacó de su chaqueta una cartera pero lo detuve.

—Cómo crees —Reí levemente— Es tu cumpleaños, yo pago.

— ¿Entonces qué hago con el dinero que me dieron en casa? —Rio e hizo una mueca.

—Comprarte algo, ahorrarlo, tú sabes, eres José Inteligente Canela Rivera. —Bromee.

Un chico nos dejó unos vasos con una bebida extraña y se fue. Jos por su parte se veía ansioso.

—Cuando fuiste a pedir tus alitas, pedí unas bebidas para ambos. —Explicó al ver mi cara de confusión.

Hacía mucho que no tomaba alcohol, mucho menos de este lugar, no con la mala experiencia que me dejó la última vez que vine.

—Yo no haría eso si fuese tú. —Aparte de mi lugar el vaso que estaba frente a mi.

—Por favor, Bry. Es la primera vez que probaré esto, nunca antes había tomado una bebida con alcohol.

—Mejor compramos para preparar bebidas, vamos a mi departamento y listo. —Me levanté de la silla pero Jos me jaló de la manga de mi camisa y volví a sentarme.

—Ya es tarde, otro día hacemos eso —Me miró amenazante, nunca lo había visto así— Sólo confía, si quieres no tomes nada, toma mi celular por si algo pasa. —Me extendió su celular y yo sólo me limité a mirarlo y él ponía cara de perro. —Anda, vamos.

— ¿Siquiera sabes qué es?

—Por supuesto, es un licor dulce. —Alzó el vaso de vidrio— Felices dieciocho a mi. —Canturreo contento y le dio un sorbo.

—No tomes mucho. —Le advertí.

—Esto sabe delicioso, deberías probarlo, Bry. —Volvió a tomar del vaso.

—Yo paso. Prefiero mis alitas —Mordí una y acto seguido me limpié los cachetes— Te recomiendo comer antes de ingerir alcohol.

—Mastica y luego hablas —Me regañó y reí—, aunque gracias por el dato.

José bebía el licor como si fuese agua, podría jurar que se tomó la botella entera.

Cuando acabó el partido del América contra Monterrey era la hora acordada en irnos, pero mi amigo fiestero prefirió seguir tomando; pasaban ya de las dos de la madrugada.

—Sabes —Golpeó mi hombro Jos y me miró a la cara— Eres un gran amigo.

—Mierda, Miguel apestas a alcohol. —Le reclamé.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 10, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MikeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora