Prólogo: El Testamento.

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En la casa de una de las más importantes y adineradas familias del pueblo, se encontraban reunidos, alrededor de la cama de una de las habitaciones principales, todos los herederos de dicha fortuna. Esperando la muerte de su padre, quien no lograría sobrevivir más allá de aquella noche.

Luego de varias semanas de enfermedad Alex Singer era quien se encontraba postrado en la cama, esperando a que la muerte fuera a reclamar su alma. Aunque no pensaba hacerlo sin dejar antes todos sus asuntos resueltos y uno de ellos era redactar su testamento.

—Señor Singer, usted ha pedido que toda su fortuna sea repartida en partes iguales entre sus 5 hijos a excepción de la cantidad de 10,000 libras —lee el abogado en tono profesional para confirmar que eso es lo que Alex Singer desea hacer con su fortuna.

Todos los presentes en la habitación se sorprenden al escuchar la cantidad de dinero que su padre ha dejado a la deriva y preguntándose qué hará con dicho dinero, o mejor dicho a quién se lo dejará.

—Sí, es correcto —dice el enfermo con sumo esfuerzo.

—¿Desea hacer algo con ese dinero o simplemente va a dejarlo a la deriva? —pregunta el abogado mientras prepara tinta y una pluma en caso de que el señor Singer deseé agregar algo al testamento.

—Sí, voy a hacer algo con ese dinero —dice antes de que un ataque de tos lo asalte y sus hijos se acercan a ayudarlo, más que nada interesados en quién tendrá el dinero que en su salud—. Se lo dejaré a la primera mujer que porte el apellido Singer de manera legítima, es decir que no haya obtenido el apellido por medio de un contrato matrimonial, sino que haya nacido con dicho apellido. Pero para ello deberá estar casada y formando una familia antes de los 21 años de edad.

Todos en la habitación fruncen el ceño ante el último deseo de Alex Singer, puesto que desde hace más de 5 generaciones que en el árbol genealógico de los Singer que no se encontraba una mujer que naciera con el apellido Singer, todos eran varones. De hecho se creía que esa era la maldición de los Singer, que a pesar de todas las riquezas que poseen, nunca iban a saber lo que significaba contar con alguna heredera que agregara algo de dulzura a la imagen familiar.

Pero Alex Singer nunca creyó en dicha maldición, si no tuvo la dicha de tener una hija o una nieta fue por algo, porque tal vez no fuera su destino o no lo merecía. Aunque no por ello creía que sus hijos o nietos fueran a sufrir la misma suerte que él. Así que por ello dejó esa cantidad de dinero, para que aquella mujer, quien rompiera las supersticiones de su familia no solo se sintiera orgullosa de sus raíces sino que también contara con una herencia que la ayudaría a vivir sin ninguna dificultad en compañía de su familia.

Cuando sus hijos quisieron protestad y convencer a su padre de cambiar el testamento ya era demasiado tarde. Él ya había entregado su alma a la muerte y se encontraba en un lugar mejor, dejando esa vida junto a sus hijos y un testamento que no sería sacado a la luz 4 generaciones después cuando America Singer, Hija de Shalom y Magda Singer, primera mujer Singer nacida en 9 generaciones cumpliera 20 años.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2020 ⏰

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