Nuestra manada

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El camino se había hecho pesado. Caminaron dos horas sin descansar ni siquiera un minuto.

Megan tropezó, y cayó al barro, ahora su pantalón blanco, estaba cubierto de lodo. Se levantó rápidamente, y agradeció que Jacob llevase a la bebé.

Cuando se dieron cuenta que estaban lo suficientemente lejos de la frontera para que no los detectaran, se detuvieron detras de un árbol.

- Me subiré al árbol, para ver si hay alguien en la frontera - dijo Jacob.

Megan tomó a la bebé, y vio como Jacob, con una agilidad impresionante, trepó el árbol.
Luego de algunos minutos, él bajó y se limpió las manos en la camiseta que llevaba.

- ¿Y? - preguntó Megan
- Hay muchos, no podremos pasar desapercibidos - informó - también está el beta
- ¿Qué hacemos entonces?
- Una opción es tratar de entrar pacíficamente, pero no creo que eso funcione si yo voy contigo, lo que me lleva a la segunda opción que es tratar de entrar por las malas, ¿qué dices?
- Deberíamos intentar la primera, aunque no lo haré tan pacíficamente.

Pensó. Jacob sostuvo a la bebé, sabía que nada ni nadie se interpondría en el camino de Megan.
Caminaron lo poco que les quedaba, y ya estaban cerca, tan cerca que Megan podía ver a todos y cada uno de los Omega de la manada, junto con Steve.
- Cuando te diga, te conviertes, sólo si es necesario te avisaré - avisó.

Se acercaron, y todas las miradas se posaron en ellos. Siguieron caminando con paso firme, hasta que Steve los detuvo.

- No puedes pasar - se dirigió a Jacob
- Mala suerte - intervino Megan - él viene conmigo
- No voy a dejar entrar a tu nueva pareja, Megan
- Me estás haciendo perder mucho tiempo, Steve
- No puedo dejar que él entre, el Consejo de manadas viene en camino y no podemos arriesgarnos a un enfrentamiento con un Rogue, aunque debo decir que llegas a tiempo.

La paciencia se le comenzaba a acabar, en un rápido movimiento tomó el arco junto con una flecha y apuntó hacia Steve, provocando que todos los Omega se pusieran en alerta.
- Dije que viene conmigo, y si no quieres que te clave esta flecha en el medio de tu pecho, es mejor que te apartes de mi camino - dijo en un tono completamente frívolo
- Sabes muy bien que esa flecha no me hará mucho daño - se rió
- A no ser de que sea una flecha de plata, que es de lo que está hecha esta flecha exactamente
- Deja el drama, Megan
- No lo diré de nuevo - dijo de nuevo en el mismo tono - háganse un lado si no quieren terminar todos muertos por una flecha, ¡SE LOS ESTOY DICIENDO COMO SU LUNA!.

Las últimas palabras hicieron que los Omega se rindieran a su voluntad, pero no Steve, él seguía firme, aún.

- ¡Steve, sal de mi camino! - apuntó con la flecha a su pecho - si no te recuerdo, traicionaste a tu Luna y le mentiste, así que, por tu propio bien, hazte un lado.

Stevie sabía muy bien que Megan tenía razón, y por ese motivo, no le quedó otra opción que hacerse un lado y dejar pasar a su Luna.

- Y para que quede claro - dijo Megan deteniendo su paso - él no es mi pareja.

Siguió su camino con paso firme, seguida de Jacob y la bebé, en la que Megan no había dejado de pensar.
No sabía que hacer con ella, en el fondo sólo sentía culpa, pero no sabría como explicarle al mundo la existencia de aquella bebé.

Antes de ir con Tyler, debía hacer una parada, e ir a ver a Grace, y probablemente a Kyle.

- Es mejor que te quedes aquí, no demoraré demasiado.

Sugirió antes de tocar el timbre y encontrarse con Grace. Se dieron un tierno y cálido abrazo.

- Ya era hora de que volvieras - dijo Grace muy emocionada - hay alguien que le alegraría verte
- ¡Al fin llegas! - salió y abrazó Kyle por sorpresa
- Me estás dejando sin respiración - le dijo con un hilo de voz
- Lo siento, es la emoción - la soltó - espero que Jacob te haya cuidado bien
- Lo hizo, pero ahora debo ir a lo que vine
- Cuídate Megan, Tyler no es el mismo que cuando te fuiste
- Y yo tampoco soy la misma, Kyle.

Para evitar esa conversación, se fue. Era mejor. La casa de los Alpha quedaba lejos, si seguían caminando, podrían demorar mucho. Así que tomaron un taxi que los dejaría a cinco minutos. Y así lo hicieron, y caminaron hasta la entrada, que por alguna razón extraña, la gran reja principal estaba cerrada, la abrieron con gran dificultad, pero lo lograron.
La puerta de la casa estaba abierta, no del todo pero abierta.
Jacob supo que él debía llegar hasta ahí y dejar que Megan solucione sus propios problemas con Tyler.

La imagen no era acogedora, el living estaba completamente destrozado, y mientras más caminaba por la casa, se daba cuenta que cada lugar estaba igual. Al llegar a la puerta de la oficina de Tyler, dio un gran suspiro y abrió la puerta.
Todo destruido, como era de esperarse.
Tyler estaba sentado de espaldas a ella, mirando el bosque, con una botella de whisky en la mano.

- Puedo adivinar que ya llegó el Consejo de manadas - dijo con la voz más ronca de lo normal
- No soy precisamente el consejo, pero al parecer no te alegra tenerlos de visita - le respondió.

Tyler al escuchar su voz, se levantó del asiento, y volteó a verla. Su vida cobraba sentido nuevamente. Se acercaron y abrazaron, sintiendo el calor de cada cuerpo. Se separaron y miraron a los ojos, Tyler tenía lágrimas.

- No llores - le dijo Megan
- Te extrañé muchísimo.

No aguantó las ganas, y la besó. Después de tanto tiempo, lo pudo hacer, un beso lleno de ternura y amor, largo y lleno de sentimientos.

Jacob, asomado en la puerta, hizo sonar su garganta, para llamar la atención de los Alpha, y lo hizo de inmediato. Tyler lo miraba con ganas de matarlo y Megan, sonriente.

- ¿Quién es este? - preguntó con celos Tyler
- ¿Debo acostumbrarme a que me traten así? - respondió Jacob con gracia
- Al parecer - río Megan - es el compañero de nuestra hija - miró a Tyler y le sonrió
- ¿Qué? ¿Me perdí de algo?
- Si, pero no hay tiempo de explicarlo ahora, ya habrá suficiente tiempo para hablar, sólo tienes que saber que Jacob la cuidará y que ahora ambos son parte de la manada, de nuestra manada.

COMPLETAMENTE MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora