LA DUQUESA Y EL LIMONERO

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— Bien...,— recupera la compostura mientras caminaba hacia el reloj que minutos antes había aventado—. La salida está... ¿¡QUÉ ES ESTO!? —Exclamó una vez que su mirada se fijó en el reloj—. ¡VOY 3 MINUTOS TARDE! Debo de darme prisa o me costara la cabeza.

Y ignorando el hecho de que Chuya estaba esperando una respuesta, retomó su anterior camino que llevaba antes de toparse con Chuuya, comenzó a correr (si a eso se le podía llamar correr) con su mirada fija en el reloj, hasta que una mano lo detuvo.

— ¡Espera! ¿¡Dónde está la salida!?

— Justo ahora no hay tiempo para explicaciones, aunque el sombrerero debe saber también, aunque no es de fiar —, Vuelve a ver su reloj con una expresión de fastidio "Ya han pasado 2 minutos desde la última vez" dicho esto se soltó del agarre que ejercía el contrario y comenzó a correr de nuevo mientras que el mafioso trato de seguirlo.

Chuya iba detrás del conejo adentrándose al jardín, que conforme avanzaba este notó una área llena de árboles, lo siguió hasta ahí en busca de una respuesta, podría buscar al sombrerero, pero como dijo Kunikida, no era de fiar así que decidió ir tras él, o eso creía, cuando regresó su vista al frente donde supuestamente debería de estar Doppo. No estaba, se había escabullido entre los espesos árboles. No tenía idea de donde estaba Kunikida y mucho menos el.

Se había perdido.

Suspiró cansado, su día de descanso se vio afectado por un mundo lleno de cosas sin sentido, ni siquiera sabía el por que existía eso. Sobo sus cien y comenzó a caminar sin un rumbo fijo, hasta que regresó al jardín y gracias a su tamaño normal pudo notar que el jardín tenía una gran mansión, dudo un poco y caminó con pasos aún dudosos a la entrada de esta, llegó a la puerta y tocó, dejándose oír un grito entre miedo y placer del otro lado de la puerta. Eso lo dejo extrañado, tocó una vez más y volvió a oírse ese extraño grito, tocó las veces necesarias hasta que llegó a la conclusión que ese extraño sonido, era el tono del timbre.

Eso lo dejo mas atónito. ¿Qué clase de persona tenía un timbre como ese?, un loco sádico sin duda.

Pasaron unos minutos desde que tocó la puerta por una última vez, hasta que por fin le abrieron la puerta. Era una secretaria de la agencia de detectives, si no se equivocaba, ¿Cuál era su nombre?

Y si siquiera preguntar ella habló.

— Soy Haruno, la ama de llaves, anunciare su llegada, Nakahara-san. Espere un momento por favor.

Pasó y siguió a la ama de llaves hasta una sala, esta se retiró por un momento y regresó casi en seguida, eso le sorprendió un poco, aunque eso era lo más normal que le había pasado el día de hoy, Haruno lo guió hasta una puerta enorme, ese lugar era más grande de lo que aparentaba, la ama se retiró y dejó a Chuya solo frente la puerta, en realidad no sabía quien estaba de ese lado y para qué iba ahí, suspiro, su vida cada vez tenía menos sentido en aquel lugar, toco la puerta y en seguida escucho una voz afeminada pero decidida que aprobaba su entrada a la sala, en seguida él abrió la puerta quedándose perplejo al ver a su compañero en esa sala junto con Yosano...

Vergonzoso, alguien de su bando lo había visto con ese estúpido traje. Ya no sabía si su humillación se haría más grande, y mejor ese tema ya no lo cuestionaria.

Un feo y picoso, o, ¿cosquilloso?; olor lo sacó de sus pensamientos, entró por completo y conforme avanzaba sintió como todo a su alrededor se hacía más grande, se detuvo cuando vio su reflejo en una de las enormes ventanas (para el) que estaban en la sala, ¡Se estaba encogiendo!, fue ahí cuando recordó.

"Esto te ayudará por unos minutos"

El dulce que le dio Kunikida en realidad tenía un efecto pasajero, el caramelo había dejado de surtir efecto, dejándolo igual de pequeño antes de consumir el dulce.

Chuuya In Wonderland. [BSD/Soukoku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora