Prefacio

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En el centro de la ciudad de los rascacielos, él cielo era tan oscuro como el velo de la noche profunda cayendo sobre nosotros como una fina y espeluznante capa, los relámpagos resonaban con un gran poder y fuerza que podría sentir mis huesos vibrar desde la punta de mis pies hasta la cabeza; aunque el campo de magia blanca cubría los altos edificios de la isla gracias a uno de los integrantes de la familia Drogon.
Aunque el propósito de Drukhar meramente era el de expulsar todo su poder con el fin de absorber las almas de esta isla, no se le permitiría hacerlo; la energía que compone a la tierra está llena de almas humanas que murieron y se convirtieron en abono para la evolución y crecimiento del planeta, otras mas han sido las responsables de su deterioro y peligro. Sin embargo, no deben estar condenadas a viajar por la angustia y miedo de ser absorbidos por un nigromante que desea tener un cuerpo perfecto e inmortal.

Ailen, la menor del linaje Drogon e hija del gran rey Thomas Drogon es la única en su familia poseedora de magia mística del monstruo espiritual de la familia, magia que, aunque es un regalo de los mismos dioses y que ha pasado de generación en generación dentro del linaje real, infringe un gran daño al usarse en su máximo potencial. Conocedora de los riesgo que tiene el usar el poder a su mayor cause, no se dará por vencida, ya que ella misma es la que sabe cómo terminar con el sucio y retorcido plan de Drukhar.

-Debo entrar al núcleo- la desesperación en su voz era notablemente aterradora, la armadura de escamas estaba casi en su límite, sus manos tenían raspones y tierra tapando la sangre que salía de las rozaduras. Una mirada al cielo negro que con la magia blanca parecía un lindo contraste entre el terciopelo negro y la manta de luna transparente.

Sus sentidos estaban alertas, escuchando los gritos de auxilio, las suplicas, llantos y oraciones de la gente a su alrededor, mirando con horror a aquel demonio que se reía y retorcía en su núcleo esperando devorar las almas de la gente que habita esa isla.

- ¡No lo hagas morirás si lo haces! - Bálder su fiel amigo y compañero de guerra en los extensos territorios de Gisli la sostenía del hombro esperando se retractará de querer arriesgar de manera impulsiva su vida. Aunque el era bendecido por Odín al ser portador del rayo de Thor.

"Yo también espero que haya otra forma", Ailen sabia que podría lanzar un hechizo de retención de magia, pero sabía que por mucha energía que gastara de todas formas alcanzaría su límite, no podría fallar en un ataque. Al mirar a su alrededor pudo observar al hombre rubio de ojos color esmeralda, aquel hombre que al llegar a ese mundo nunca pensó encontrarlo como su compañero, su alma gemela.

- Tu y yo sabemos que las escrituras sagradas mencionan que lo sellaron un grupo de caballeros hechiceros de 5ta categoría, no podemos tu o yo hacerlo. No es suficiente – Bálder estaba seguro de que su intervención no haría el daño necesario para sellarlo, ahora solo era un chico de 22 años que forjaba hechizos de 2da categoría, sabia que era fuerte pero no a esa escala de las escrituras sagradas.

- Lo siento tanto – Bálder podría ser considerado el mas fuerte de su familia, pero tenia algo que lo hacia diferente, culparse siempre por no tener la misma fortaleza para evitar la muerte de sus seres queridos.

- No tienes que lamentarte por nada, amigo mío – Ailen tomo aire, esperando que su voz no se quebrara como el cristal por el miedo, tenia miedo y estaba aterrada de que no pudiera salvar a toda la gente, al mundo, a su amado. – Ahora levántate y ayuda a evacuar a cuanta gente puedas, no dejes que nadie muera y no mires atrás – la caricia que le dio a la mejilla del castaño se sintió como una cálida brisa de despedida.

- ¿Qué harás con él? – los ojos color zafiro de Bálder señalaron al soldado que dispara su arma en contra de los cuerpos calcinados y poseídos por magia negra – No puedes solo irte y dejarlo –

- Lo sé, quisiera despedirme, pero solo eso me hará retroceder en mi decisión, si quiero salvarlos debo sacrificarme y lo hare – la voz firme pero temblorosa de la princesa hace eco en los oídos de Bálder, inconscientemente ella tiembla y da un paso hacia atrás, incapaz de enfrentarse a aquel personaje de los cuentos de miedo de su aldea.

El aire comenzaba a sentirse pesado, angustiante y peligroso. Podia sentirse la oscuridad viajando por el y llevando consigo los ritos del nigromante, explotando en una sensación de ahogarse en un pozo sin fondo, Ailen contuvo la respiración, sintiendo sus manos sudar y su corazón palpitar exageradamente rápido, sintiendo su fuerza desestabilizarse.

- ¿Ailen? – la profundidad con la que su nombre es dicho y la suavidad con la que la voz viaja hacia ella es encantadora y triste - ¿Qué haces? – Steven la mira confundido esperando que sus cuestiones sean respondidas con rapidez.

Ver a Steven lo suficientemente cerca de ella y recordar aquel amor que vivió con el hasta el día de hoy, es lo que la hace sentirse decidida a dar el paso siguiente con cautela y sigilo, ella se acerca hacia el soldado que se queda quieto en su lugar.

-Hay algo que tengo que hacer, tal vez no me perdones o tal vez si – Ailen habla bajo, ignorando el caos que la rodea por un instante – lo hago por que es mi deber proteger a esta gente del mal que salió de mi mundo y para protegerte a ti – sus manos acariciaron la blanca piel roja y manchada de Steven sintiendo como su cuerpo se tensa bajo el contacto, pero se suaviza al reconocer el calor de las manos de Ailen.

- ¿De que hablas? – Steven aun mas confundido la mira a los ojos – es como si te estuvieras despidiendo – al no recibir respuesta de la chica de cabellos rojos como el rojo atardecer que vieron juntos en la azotea de un edificio su cuerpo entero grito "sostenla".

-Necesito que retrocedas y te quedes fuera de esto- Ailen mira a Bálder que asiente y lo toma por los brazos para alejarlo bruscamente de ella.

- ¡No! ¡Debe haber otra forma! – Steven lucha contra el chico que, aunque es 2 veces mas pequeño que él, tiene la fuerza de 10 hombres- ¡No hagas esto! – grita con todas sus fuerzas esperando que su voz resuene en la conciencia de Ailen.

Con todo el peso que su corazón tiene al escuchar esos gritos, Ailen camina decidida hacia su espada, tomándola y sintiendo como el cuero que cubre el mango se amolda a su mano, concentrando su poder en el centro de su abdomen, abriendo una brecha en aquel núcleo con su espada, sintiendo el poder corrosivo quemando su armadura y haciendo arder su piel. Entrando con fuerza y con miles de pensamientos en su cabeza, sus ojos tornándose rojos brillantes como dos rubíes expuestos al sol radiante.

Su cuerpo agitándose violentamente y liberando poder en un color naranja intenso que flota como llamas saliendo de cada parte de su cuerpo. Tomando con sus manos la cabeza de Drukhar que comienza a desplegar su hechizo en forma de látigos negros buscando la vital alma de la gente a su alcance.

- Mi plan esta completo- con voz distorsionada y sus garras enterrándose en el brazo de Ailen Drukhar ríe frenético.

-No, jamás estará completo- Ailen comienza a liberar su poder hacia el cuerpo de Drukhar, haciéndolo arder en llamas color naranja y carmesí, su cuerpo trabajaba al cien porciento de su capacidad.

-Estúpida humana, te vas a hundir- Drukhar ríe con dolor al sentir su cuerpo ser quemado por tan inquietante poder.

-Nos hundiremos ambos- Ailen expulsa los último recursos de su poder, haciendo que la piel y cabeza de Drukhar se quiebre como un cristal- no te voy a sellar, te voy a desaparecer de la faz del universo – el cuerpo de Ailen brillo aun mas que sus ojos.

- ¡Ailen! – un grito desgarrador desde el exterior del caos, una destello abrazador y una explosión fue lo último que se vio. Y las palabras "Te amo, Steven" fueron las ultimas que los labios de Ailen pronunciaron antes de sumergirse en un profundo sueño. 

A Legend Between Two Worlds || Steve Rogers y Tu  [EN EDICION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora