➳ Veintiocho

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Su corazón latía a todo lo que daba y comenzó a acelerarse más cuando el rubio gemía. Se movió con Alonso entre sus brazos, sin dejar de besarlo.

Lograron llegar hasta el pasillo, aunque chocaban con todo a su paso y hasta tiraron un florero y ellos ni en cuenta.

Empujaron la puerta y entraron al cuarto, con el pie Jos cerró la puerta.
Lo soltó y empezó a desnudarlo, Alonso lo ayudó con su pantalón.

Las manos de Alon comenzaron a acariciar el abdomen de Jos, y subieron hasta su pecho.

Lo abrazó sin dejar de verlo, comenzó a explorarlo con caricias hambrientas de deseo, recorrió su espalda hasta llegar a su trasero. Cayeron sobre la cama, uno abrazado sobre el otro.

Alonso tomó el control, lo empujó,  quedó de espaldas contra las sábanas y se auto penetro.

Hizo un gemido de dolor, luego se inclino frente su pecho y lo beso. Sus piernas le temblaban y su corazón estaba a punto de colapsar.

Jos lo hizo girar y se posicionó sobre él. Le sujeto los brazos por encima de su cabeza.

— Por dios, estar dentro de ti es como subir al cielo... es la gloria — susurró a su oído Jos

— No... no voy a perdonarte — logró decir Alonso

— Lo sé. Siempre lo arruino todo pecoso — sus ojos llenos de deseo no se apartaban de su rostro, mientras se balanceaba cada vez más rápidoJos

— Me hiciste mucho daño desapareciendo — sollozo y apretó su erección contra las caderas de Jos Alonso

— Lo siento... — apoyo su frente sobre la de Alonso.
Agarró su pierna por el muslo y lo enlazo hacia su cadera — Te necesito... te deseo tanto — Jos

Lo comenzó a besar, acelerando cada vez su balanceo. También comenzó a masturbarlo.

Era tan fácil perderse el uno en el otro.

Lo miro fijamente a los ojos y quito de su mente el mañana, solo quería pensar en el ahora. Era un pensamiento demasiado egoísta pero... Jos lo era.

(...)

Jos se levantó de la cama, deseaba tener más tiempo con Alonso.

Que él viniera a buscarlo provocaba que acelerara sus planes. Por fin la maldita espera iba a acabar.

De todas maneras su vida iba a dar un cambio de ochenta grados, y no era para bien.

Comenzó a vestirse sin hacer un solo ruido para no despertarlo. Agarro las llaves del auto.

Le había pedido a Gus que le trajera el otro auto unos días antes; era un mustang. Después de todo, su auto había quedado hecho cenizas.

Guardo su cartera en su bolsillo y subió con cuidado el cierre de su pantalón, pero Alonso se despertó.

— ¿A dónde vas? — en voz baja y adormilado Alonso

— Tengo que irme... — Jos

— ¿Cómo? ¿Porque tienes que irte? — Alonso

Se le encogió el estómago al ver que Jos traía una pequeña maleta.

— Esto es problema mío, vete a tu casa y sigue con tu vida... Pecoso — Jos

Alonso pestañeo varias veces, confundido. Se quedó en shock cuando vio a Jos caminar hasta la puerta.

madness; jalonso villalnela #CD9AWARDS2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora