Capítulo 1

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7 de Junio de 1995- Shedny, Duster.

3..2..1..

-¿Te has vuelto loca? -grita la mujer de cabellos rubios platinados, haciendo énfasis con sus manos y tomando una gran bocanada de aire-¿Eres consciente del gran esfuerzo que hizo tu padre para costear tus estudios? -dice esta vez señalando la foto de quien antes fue su esposo, como si este fuera un santo.

-No, madre, no tengo ni idea del esfuerzo que hizo para reunir ese dinero -contestó una ya amargada Elise-. Y, ¿sabes por qué no lo sé?,te diré porqué -hace una pausa agregándole dramatismo-: ¡Porque se largó!, se fue con... su otra familia, con su otra hija y dejó dinero, sí, pero con eso no me comprará -sentencia para luego tratar de tranquilizarse-. Deberías de preocuparte por saber que quiero, por estar presente en mi vida, no por el dinero de ese -añade un tanto dolida.

Lamentablemente, su madre aún vive en el siglo pasado. Sus creencias son básicas. Su vida se basa en tratar de tapar el sol con un dedo. Su marido la engañó y ella, a pesar de tenerle rencor, no deja que la reputación de este caiga. Si alguien del vecindario, de la ciudad o del país, llega a saber de su desgracia, sin duda habrá fallado en su único propósito. Poco le importa la infelicidad de su hija, y de ella misma,  con tal de mantenerse a salvo de las habladurías de los demás.

Muy por el contrario, Elise se ha negado desde un principio a hacer uso de ese dinero que en realidad no tiene valor, al menos para ella. Reitera que viene de una persona a la que no puede tener ni una clase de sentimientos. Es que, ¿qué puedes sentir por alguien que nunca estuvo para ti? ¿Qué sentir por alguien que no te demostró que le importabas? O simplemente, ¿qué sentir por alguien que no existe? Pues, nada.

-Lo siento, madre -musita con tono apagado-. No seguiré con esto. No seguiré con esta farsa. ¿Acaso no te das cuenta que solo te engañas? -trata de hacerle entender-. Vives bajo la excusa de que la imagen es algo que se debe cuidar ante todo, ¿por qué? -pausa en busca de una respuesta que sabe no llegará- ¿Por qué simplemente no tomas en cuenta cómo realmente me siento? Y si eso no te importa, ¿por qué no tomas en cuenta lo que sientes tú?

-Tú no tienes idea de lo que hablas, Elise -le dice tajante.

-Nunca la tengo, ¿no? -le interroga- y tú, ¿la tienes?

-Claro que sí. Ante todo estás tú. Todo esto es para ti, todo lo hago por ti -dice un tanto acelerada.

-Eso no es verdad -le contradice la joven-, no sabes qué es lo que en realidad quiero. No sabes qué es lo que en verdad anhelo -pronunció con decepción.

La madre de Elise le pidió que ingrese a la universidad y ella lo hizo. La madre expresó que su anhelo era ver a su hija como una gran economista y la menor lo hizo.

-Pero, si tú estás estudiando lo que tú quieres -responde-, eres una de las estudiantes con mejor promedio en la universidad. Por favor -pide-, no abandones eso. No ahora.

Y con eso, la joven, comprueba su hipótesis.

-Mamá, yo no quiero esto -esto le desconcierta-. Deja ya de creer que todo está bien. Deja ya de pintar algo que no es. Todo lo que haces es para convencerte a ti misma, solo tú. Entiéndelo -le suplica-, es lo único que te pido.

-No entiendo qué es lo que hice para merecer una hija tan malagradecida y tonta como tú -cambia de actitud-. Todo seguirá como ha estado porque yo lo digo.

-No, mamá -le niega-. Ya no.

La joven sale lo más rápido que puede de allí. Seguir discutiendo con su madre es algo que  no le traerá buenos resultados. Despejar su mente es lo que ahora desea y sabe muy bien a quién recurrir.

Parada frente a la casa de la persona que necesita, coge pequeñas piedras y las tira hacia la ventana del segundo piso. Tira una segunda vez. Una tercera.

-¿Qué quieres? -espeta alguien más con un tanto de molestia, frenando así el siguiente tiro- Ah, eres tú. Espera.

La chica que acaba de responder es Caroline, una compañera de la universidad y lo más cercano a amistad que la chica con problemas -Elise- tiene. A su madre no le gusta la idea que esté saliendo con ella, y la hija no la culpa. Sus aventuras con Caroline se basan en salidas en la madrugada, fiestas desenfrenada y aventuras locas, como lo dicen los demás. Claro que, las fiestas y eso son fuera de la ciudad porque aquí, en Shedny, lo más divertido que puedes encontrar es el bingo de ancianos de los domingos.

Realmente, este lugar parece sumamente aburrido. No hay nada de emoción. Todos son amables, todos se conocen, todos son buenos vecinos. Al menos es eso lo que aparentan. Pero, eso es todo.

-Dolly -dice en forma de saludo. Obtiene un movimiento de cabeza en forma de saludo-, ¿qué pasa? ¿Problemas con la histérica de tu madre?

-Bingo -le da la razón-, nada nuevo, lo mismo de siempre.

Se ríe y empieza a negar.

-Veamos el lado bueno del día -dice tratando de animarle-. Hoy en la noche tú, tal vez alguien más y yo, en una fogata al lado del río, ¿qué dices?

-Por "tal vez alguien más", ¿te refieres a varias personas más y en especial chicos?

Elise sabe la respuesta. Conoce muy bien a su amiga y de lo que es capaz. Solo pregunta debido a la costumbre.

-Ya estás aprendiendo, Dolly -guiña un ojo-. Entonces, ¿vas?

Algo de lo que está muy segura Elise es que a su madre no le va a gustar esto. Sin embargo, termina por concluir que si su progenitora no la toma en cuenta, se lo devolverá.

-Voy -termina accediendo.

-Genial -expresa Caroline mientras enciende un cigarrillo.

Esta será una larga noche.

Frutos que dan vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora