Capítulo 3

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Lo obvio sucedió, la pequeña e ingenua Elise fue vencida por el agua, y los adolescentes dipsómanos que la rodeaban pensaron que bromeaba.

Caroline reía de forma escandalosa viendo la escena en la que se encontraba su amiga, pero en un lapsus de sobriedad recordó que la chica que ahora mismo ya no ascendía a la superficie nunca se metía a piscinas, ni lagos, ni en la playa. Jamás la vio sumergirse en el agua.

El rostro de la castaña se transformó y de inmediato paró sus risas, siendo estas reemplazadas por un fuente grito que alarmó a los presentes.

-Mierda -exclamó.

Se sumergió lo más rápido que pudo buscando a Elise, rogando internamente encontrarla y salvarla.

-¡¿Alguien carajos puede ayudarme?! -exigió con amargura al notar que a nadie le importó lo acontecido.

-¿Qué pasa cariño? -dice un idiota acercandocele demasiado- ¿No querías que tu linda amiga se divierta un poco? Pues... Ya lo está haciendo -espeta el alcoholizado.

El sonido del agua que alguien provocó al lanzarse al lago calmó de cierta forma sus nervios, aun sin estar segura de si aquella persona se lanzó por Elise. Comenzó a bucear pero lamentablemente su preocupación era tal que el aire ya no le era suficiente.

La ansiedad la consumía, colmando cada vez más la serenidad que aún quedaba en su ser. Su desesperación comenzó a preocupar a algún chico o chica que la reconocía. Caroline era conocida por las tantas fiestas a las que había acudido siendo siempre el centro de atención gracias a su escandalosa forma de ser. El ambiente de a poco se fue apagando.

Irónicamente, la gran Caroline, se estaba ahogando en su desesperación.

El lugar quedó en un profundo silencio luego de ver a una desmayada Elise en los brazos de un desconocido chico. Rápidamente, Caroline fue en su encuentro con la esperanza de que su amiga abra los ojos. Llegó a la orilla y salió del agua. Seguidamente lo hicieron los demás curiosos y algunos verdaderamente preocupados.

-¿Está muerta? -preguntó un joven alarmando más a Caroline. Ella solo le lanzó una mirada de enojo y a la vez de preocupación.

Antes de responderle algo a ese sujeto, prefirió prestarle atención a la chica desmayada. Ella no estaba sola, el chico que la sacó del agua seguía allí y no solo estaba observando. Sino que intentaba que la chica vuelva a tomar conciencia. Presionaba su pecho una y otra vez, le daba respiración boca a boca. Pero, aún no abría los ojos, la chica no despertaba.

- Hey, Dolly, ya levántate -pronunció la ya asustada chica-. Vamos, ya es momento de dejar el drama.

No encontró respuesta y se limitó a observar al chico. Este, de un momento a otro la miró. El chico le lanzó una mirada molesta. Se quedaron un buen rato entre miradas. El joven fue el primero en retirar la mirada y en seguir intentando.

Una y otra vez, repetía y repetía. Algunas chicas se habían acercado para echarle aire a Elise y algunos inescrupulosos se disponían a grabar.

- ¿¡Qué demonios tienen en la cabeza, imbéciles!? -espetó una furiosa Caroline- ¿Creen que es un espectáculo? Aquí está su espectáculo -dijo alzando su dedo corazón en dirección a los celulares-. ¡Larguense!

La chica estaba dispuesta a seguir arremetiendo contra los jóvenes. Tal vez no solo por el atrevimiento de estos al tomarse a la ligera esta situación. Sino también por la cólera que llevaba dentro de ella contra... ella misma. Cada segundo que pasaba Elise sin despertar, era un segundo más de culpa. Cansada de no hacer nada, la chica se paró y empujó al chico para así ella poder hacer lo que tenía pensado.

- Hey-es lo único que logró pronunciar el chico.

La enfurecida castaña se colocó sobre el cuerpo de Elise y le propinó, con la ayuda de sus dos puños juntos formando uno solo, un golpe en su pecho.

- Hey, niña. Le romperás las costillas si sigues haciendo eso -volvió a hablar el desconocido.

Caroline hizo caso omiso y propinó otro en el mismo lugar- Ahora despertarás, niña tonta -dijo dirigiéndose a Elise -otro golpe-. Abrirás esos ojos de perrita sumisa -otro golpe-, y mandarás a la mierda, junto conmigo, a todos estos idiotas que creen esto un juego -otro golpe-. Demonios, en la película esto funcionó más rápido. ¡Despierta ya! -pronunció mientras le propinó un último golpe. El golpe más fuerte que los anteriores.

De un momento a otro, Elise se removió regurgitando el agua de su interior.

-Ponla de lado -le dijeron.

Ella lo hizo.

La chica seguía tosiendo y escupiendo el agua que tragó. Caroline la observaba mientras le daba palmadas en la espalda. Luego sintió que alguien se aproximó a su costado. Al voltear la vista se dio cuenta de que fue el mismo chico de hace un rato.

-Al parecer tu método fue más eficaz que el mío -admitió el chico mientras observaba a la ahora despierta Elise, pero dirigiéndose a Caroline-. Creo que lo mejor sería llevarla a un lugar menos despojado.

-No, gracias -le interrumpió Caroline-. Podemos con esto solas.

El chico dejó de observar a Elise para dirigir su vista a Caroline.

-No te estaba ofreciendo mi ayuda, tonta -esto le molestó a Caroline-. Solo te daba una alternativa.

Y sin más, el chico se paró. Estaba dispuesto a irse, pero de repente se volteó y le lanzó su chaqueta a Caroline.

-Eso es para que cubras a tu amiga, aunque pensándolo bien -paró para observar el cuerpo de Caroline-, mejor lo usas tú y dejas de mostrarte cosas de más a todos.

-Ah, no. Ya sacaste boleto -pronunció la castaña dispuesta a pararse e ir contra el chico. Pero, su cometido fue interrumpido por la voz de Elise.

-Caroline, deja eso y vámonos. No vale la pena -espetó Elise mientras intentaba pararse.

Caroline fue a ayudarla. Cuando buscó con la mirada al chico, este ya no estaba.

-Idiota -espetó.

La gente que antes los rodeaban ahora ya no está. A excepción de dos personas: la chica rubia y el pervertido bipolar. Estos dos se acercaron a las dos chicas.

-Si ustedes desean, podemos llevarlas a casa -habló la rubia-. Renzo tiene carro y no sería una molestia.

Aleluya pensaron ambas.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2020 ⏰

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