El chico del tren [JongSoo]

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Era un hecho de que esa mañana el metro estaba abarrotado de personas, cada una con propósitos distintos, así como yo, quién pasaba como un simple estudiante apresado contra la puerta que abría, y quién seguramente parecía abstraído en sus locos universos mentales. Sin embargo, lo que aquellas mujeres de casa y hombres de oficina ignoraban, era que en aquel momento, moría de ansias de volver a tener mi cita incógnita con el chico del tren. Porque sí, aquella persona que siempre solía aparecer a mis espaldas y quién en silencio me ordenaba silencio y sumisión, no era un adulto perverso, sino un joven, quizás unos años mayor que yo, seguramente un universitario.

Esa mañana no sería diferente, mi corazón me lo decía, que mi pervertido acompañante aparecería en el momento menos indicado. Y así fue, cuando ya había pasado la estación del Hospital CheongSan, sentí aquellas manos hábiles deslizarse por mis caderas, tragando pesado. No tarde demasiado en sentir como la sangre se me agolpaba en las mejillas y también en otra zona de mi cuerpo, mientras apoyaba la frente en el vidrio, estremeciéndose ante el roce del miembro de mi compañero restregándose contra mí. Era invierno, por lo que el calor humano había hecho lo suyo con las ventanas y puertas, notándose sólo mi cabello y manos apoyados mientras una de las manos misteriosas continuaba colada dentro de mis pantalones, masturbandome descaradamente en frente de todos. Pero nadie lo notaba, y yo tampoco podía dejarlo al descubierto, simplemente porque me fascinaba sentirme tocado, sentirme deseado por alguien a quien ni siquiera le conocía el rostro.

— Próxima parada  Gwang Jeong.— Creí escuchar a duras penas, mordiendo mi propio labio inferior cuando dos de sus dígitos apresaron mi glande, deslizando el prepucio hasta sacarlo del camino donde me acariciaba, sentía que estallaría de deseo ahí mismo, no solamente estaba duro ante las caricias, sino que debido a los movimientos del vagón, casi estaba viviendo una sesión de roces intensos en mi trasero, pude haberme girado y haber descubierto a mi amigo misterioso, sin embargo prefería que siguiese siendo un misterio, a que también me gustaba tocarle cuando me lo permitía, siendo ambos os que disfrutabamos aquel encuentro impuro ante una sociedad tan  conservadora.

Ahogué un gemido cuando el ritmo de las caricias se hicieron  exigentes, eyaculando en su mano por primera vez y sintiendo de inmediato el abandono de él en mi entrepierna, lo que me hizo culparme de inmediato. Quise girarme para pedir perdón, pero se abrieron las puertas del tren, bajando una gran cantidad de personas, quedandome con un orgasmo en la garganta, y la soledad de amiga. Sin embargo, cuando las puertas cerraron me topé con la imagen más vergonzosa y excitante de mi vida.

Frente a mí había un chico de hermoso rostro y atrapante sonrisa lamiendo de su mano una esencia blanquecina y viscosa, despidiéndose de mi. Era Lee SungJong, mi odioso cuñado, quién se había vuelto mi fantasía y amante, de mi rutina mañanera antes de clases.




Nafefilia.- Excitación por ser tocado o tocar.

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