The Eyes [MyungJong]

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"MyungSoo, ¡MyungSoo! ¿no crees que las paredes blancas son horribles, dicen ser elegantes, pero carecen de vida"

¿Por qué recordaba eso ahora? Si eran sólo recuerdos, sucesos que marcaron nuestras vidas y que me ayudaron a comprenderte y como después decirlo, a enamorarme, aun sabiendo que estaba rompiendo los códigos moralistas en Corea del Sur.

"MyungSoo, conseguí un buen empleo, si junto lo necesario, podríamos vivir juntos, no necesitamos decirles a nuestros padres que somos pareja... ellos no van a aceptarlo"

Habíamos nacido en cunas moralistas, con padres que creían en un Dios, y que cada domingo se liberaban de sus pecados hablando con un hombre que quizás era tan sucio como ellos. Él siempre mencionaba que anhelaba conocer otros lugares, que quería volar junto a mí y olvidarnos de todo. Sentí algo cálido resbalar por mis mejillas, limpiando de inmediato la muestra de mi debilidad en aquellos pasillos sin "vida", las damas de blanco transitaban con sus carpetas de tonos neutros de un costado a otro, mientras yo simulaba ignorarlas observando el fondo de pantalla de una pequeña princesa que había heredado mis hoyuelos.

— ¿Señor Kim? — Alcé mi mirada en cuanto me llamaron, una mujer de contextura delgada y de no más de treinta años, me enseñó una sonrisa, invitándome a levantarme.

— S-sí, ¿digame?

— Creo que le han hecho esperar demasiado, acompáñeme, hoy en la mañana despertó un tanto inquieto, pero se caló cuando le mencionamos que vendría su amigo a visitarle. — Tragué pesado al escuchar esas palabras, "Amigos", él jamás sería sólo eso para mí.

Caminamos por los pasillos interminable de aquella clínica en Busan hasta que volví a verle, con aquel semblante de "Peter Pan", un chico eternamente joven que intentaba escribir su nombre en las paredes con una caligrafía de guardería. antes de pensarlo el corazón se me agitó nuevamente. Él estaba mirándome, como antes, como cuando era mío.

La enfermera interrumpió nuestro contacto para avisarle de mi llegada, aunque, no fue necesario, ya nos habíamos saludado sólo con nuestras miradas, sintiéndole tan vacío, tan abandonado, y yo, sin poder hacer nada.

"Alzhaimer precoz, no hay cura"


Sonrió a pesar de estar cansado, con cuidado entre a la habitación con garabatos de colores, manteniendo mi porte. Un hombre reconocido en el medio, casado y con una hija no podía dejar para hablar. Con una mirada silenciosa le pedí a la enfermera que nos dejara solos. Y así lo hizo, quedando él y yo, intentando inconscientemente que me recordara como antes, cuando era mío.

Por más que lo intentara, jamás dejaría de amarlo, incluso cuando me había borrado de su mente para siempre. Ante ello no pude evitar abrazarle. Vivía en una mentira, simulando amar a una mujer y llevando una familia perfecta, pero era una mentira, todo era una mentira, quería que me amara, que me recordara como antes. Me abrazó con cariño, y ocultó su rostro en mi cuello, como antes, como cuando sólo era él y yo contra el mundo, mi SungJong, mío.

"Las paredes blancas no tienen vida, Myungsoo"



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