El chico de las esculturas

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Había llegado antes dela hora a ese parque completamente cubierto de nieve, y es que el invierno desde hacía varias semanas se había instalado en la exigente ciudad de Seúl, sin embargo, para aquel joven estudiante de arquitectura, era la ocasión perfecta para plasmar sus ideas en su block de dibujo, aunque, no para retener trazos de los edificios modernos de la ciudad, sino porque ese día volvería a verle, ya casi se había vuelto su rutina semanal. Llegar al parque antes de las tres de la tarde y observar a través de los límites de sus cosas como aquel chico de piel nívea y facciones tan definidas,llegaba a darles clases de esculturas de nieve a los niños del sector.

Observar como un espía se habia vuelto su mayor hobbie por aquellos días, pero no se avergonzaba de aquello, pues aunque era un hecho de que aquel chico desconocido jamás repararia en su persona, le agradecia en silencio el hecho de que siempre fuese al mismo lugar cada semana, a  la.misma hora y siempre con el mismo entusiasmo que enamoraba al joven moreno de  apariencia casi gatuna.

Sin embargo, dieron las tres en punto, y su adorado amor platónico no llegó a esa cita silenciosa y unilateral, sintiendose asustado por breves segundos, ya que cabía la posibilidad de que a lo mejor el menor no fuera más, o que simplemente le hubiese pasado algo.

Autoconvenciendose de que todo estaba bien, MyungSoo esperó paciente por casi dos horas, dando por hecho que sólo lograria coger un resfriado en aquel lugar y que quizás en una semana más podria ver a su escultor favorito. A ese chico que aparecia en sus sueños y en Esos momentos en que estaba pensando en «nada».

Sin embargo, cuando ya casi estaba terminando el retrato idealizado de aquel joven apuesto, un cálido aliento rozó su oreja derecha, erizandole la piel.

— ¿Por qué me dibujas? — La pregunta desconcertó por completo al arquitecto, dando un brinco en el asiento que le llevó a botar sus cosas
— Y-yo lo siento, s..sólo dibujar quería bonito rostro.- Habló torpemente maldiciendose por su retraso.mental, seguramente aquel chico que vestía muy abrigado, pensaría que estaba loco, y en efecto lo estaba, pero por él.
— ¿Estás bien? — Habló el más joven ayudandole a levantarse junto a todas las cosas que estaban regadas en el piso, notando un sin fin de bocetos con su rostro, los cuales le provocaron un notable sonrojo, que el mayor no pudo pasar por alto. — De seguro estuviste esperando por mí...— Dijo el más delgado, parandose con el moreno, para poder enseñarle una sonrisa.— Me llamo SungJong, espero ser de tu agrado.
— Soy..MyungSoo..— Profirió el chico, quedando asombrado cuando el menor le extendió dos pases para el cine.— ¿Eh?
— Te he observado desde semanas, si hoy no vine fue por esto, ¿Quieres ir?

Para que decir la respuesta de nuestro Soo, claramente las recompensas existian, aunque jamas creyó que ese día de invierno, comenzaria su aventura, junto al chico de las esculturas.

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