Capítulo 7

9.7K 359 21
                                    




''París''


Llegó el día del siguiente partido. Antoine envió un avión solo para nosotras en dirección a París. Al principió me negué rotundamente pues no me gustaban las sorpresas tan caras. ¿Cuánto le debió costar esto? Nosotras nos conformamos con billetes de vuelo en una aerolínea cualquiera.

Anna desde luego estaba eufórica.

—¡¡Chicas!! ¿No es el mejor día de vuestras vidas?—Dijo mientras saltaba y se hacía fotos subiendo al avión.

—En esta ya sales muy bien, Anna. Es digna de Instagram. Por favor, vámonos ya.—Dijo Gigi cansada de hacer fotos.

—No creo que debiéramos subir. Esto es muy...caro.—Dije confundida.

—¿Pero qué dices?—Dijo Anna cogiéndome de los brazos.—Amiga, céntrate. Tu famosísimo futbolista novio quiere que estés allí con él. Y te ha mandado un avión, ¿qué hay de malo?

—No sé si somos novios.

—Todas empezaron a reír.—Pues claro que sí.—Dijeron todas.

Las chicas y yo estos días fuimos de compras y estuvimos todo el tiempo juntas. Las había echado mucho de menos. Y cada vez estábamos más unidas.

Caminábamos por las calles de París, siguiendo la ruta que Antoine me había hecho, especialmente para mí y las chicas. Era mi primera vez en París y estaba yendo genial. No me podía creer que se haya tomado tantas molestias, el avión, la ruta turística...Él estaba muy emocionado de que estuviera en su país.

—Lo siento mucho.—Dijo un hombre en francés.

Todas giramos a mirar dónde venía esa voz, hasta que vimos a un hombre que se había chocado con Anna, llenándole toda la blusa de café. La expresión de mi amiga era de la de un animal a punto de comer a su presa, hasta que vio la cara del chico...

—No te preocupes. Pero la próxima vez, ve con más cuidado.—Le dijo ella muy seria en nuestro idioma.

—Discúlpame, ¿podría hacer algo por ti? Comprarte otra blusa, otro café...—Dijo en español, pero con acento francés.

—Déjalo.—Dijo ella, y seguido esto me cogió del brazo para reanudar nuestra marcha.


Anna estuvo muy callada desde entonces, tanto que tuve que hablarle para sacarla de sus pensamientos.


—Anna, ¿qué te ocurre?

—No es nada, tranquila.—Dijo sonriéndome.

—Vamos, ¿pero con quién te crees que estás hablando? Soy una de tus mejores amigas, dispara ya.

—Vale, está bien.—Dijo rindiéndose.—Ha sido ese chico. Me ha impresionado que se preocupara tanto por mí, ¿desde cuando alguien no me trataba así? Y ni siquiera tendré la oportunidad de conocer su nombre.

—Anna, si está destinado a ser, está destinado a ser.


Ella sonrió abiertamente ante mis palabras. Sabía que siempre tenía la razón con ello. Que si algo pasa es porque tenía que pasar, y si no pasa es porque no tenía que pasar. Aunque no lo entendamos en su momento, así de sencillo.

Comíamos una crêpes en una preciosa terraza de París. Hablábamos de cómo nos había ido el día y de qué pasaría en el partido. Yo me encontraba bastante nerviosa por ello.

De repente, vimos un hombre acercarse. No podía ser, ¡era el chico! Miré a Anna y ella me miró a mí, yo le dediqué una sonrisa llena de confianza, y en un movimiento casi imperceptible para nadie más que para nosotras dos, asentí con la cabeza. Para darle ánimos.

La chica que me cambió la vida (Antoine Griezmann y tú)  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora