Capítulo 4

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"Una fuerza imposible de controlar"

—¡Qué creído! Hablábamos de cosas de chicas.—Dijo Jane con un falso enfado.
—¿De verdad?—Dijo mirándome con expresión divertida.
—Claro.—Dije sonriendo.

Nos quedamos mirándonos un rato. Que me pareció una eternidad. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos, que escuché su voz...

Empezamos a escuchar a los fotógrafos que pedían  que posáramos Antoine y yo. Empezaron a preguntar que si estábamos juntos en una relación, ya que desde la otra gala hubo especulaciones. No sé quién nos vería y cuándo. Pero alguien supo algo.

—Si queréis me pongo yo también.—Dijo Jane.
—No te preocupes, no creo que sea lo adecuado.—Dije, pero sin mirar a Antoine, a él no podía. No sé cómo le habrá sentado esto. Quiero creer que pensaba igual que yo.

En la gala nos sentamos en nuestros respectivos asientos. La verdad, mi parte favorita de los premios era elegir el atuendo. Pero algunos, como este, eran entretenidos y me reí bastante con los presentadores.

Después tocaba la afterparty. Pero al igual que en los primeros premios, no me cambié de vestido, veía el mío perfecto. Además, estaba siendo súper comentado para bien así que no le veía el sentido.
En la afterparty me presentaron a muchas personas.
Una de ellas fue Jake, era cantante.  No se separaba de mi desde que nos presentaron. Era un hombre amable y simpático. El típico seductor que mis amigas y yo nos habíamos encontrado cien veces. Antoine nos miraba desde entonces.

—¿Quieres que vayamos a mi habitación?—Me preguntó Jake al oído por la música. Yo casi vomito.
—No creo que quiera.—Dijo Antoine apareciendo de la nada. Aunque siempre había estado en la sombra.
—¿Tendrá que contestar ella no?—Dijo encarándole.

Antoine se quedó callado, dándome la palabra a mí, no como un reto. No estaba enfadado, parecía sereno y me dijo "adelante" sólo moviendo los labios. Con la mirada parecía pedirme perdón por sus palabras y me dejaba espacio para que yo misma me defendiera.

—Jake, lo siento mucho. Pero has confundido mi simpatía con algo que claramente no había.

No me gustaba que me tuvieran que cuidar y menos que se preocuparan por mí. Pero Antoine había actuado exactamente como tenía que actuar. Ha dejado que yo misma controle la situación. Antoine me miró preocupado. Me fui de allí dejando esas últimas palabras en el aire. Me dirigía a la salida cuando me acordé que no tenía dónde pasar la noche.

—¿Otra vez sin coche?—Dijo Antoine que venía a paso ligero a mi espalda.
—No. Esta vez directamente no tengo hotel. Se me olvidó reservarlo.—Dije seca. Cansada de mis errores. Me parecía mágico estar hablando de nuevo a solas con él.
—Vale. Te quedas conmigo.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Eso. ¿Te vas a quedar en la calle? La mejor vestida en los premios.—Reí pero sin ganas.—¿Ocurre algo?
—Nada. Gracias por dejarme tomar la situación con lo que ha pasado con Jake. Significa mucho para mí.
—Eres fuerte y confías en ti misma. No me tienes que dar las gracias por eso. Dátelas a ti.—Yo me sonrojé.—En cambio, yo quería pedirte perdón por hablar por ti. Es que hacía un rato que estaba viendo las intenciones de ese tío y la verdad no me han gustado nada.
—Lo entiendo. Si te lo confieso, me ha gustado.
—¿Ah, sí?—Dijo él con una cara pícara. Yo reí.—¿Me dejas ayudarte con lo del hotel?
—No te preocupes.
—¿Y ahora?—Dijo sonriendo.
—Está bien.—Dije devolviéndole la sonrisa.

De nuevo, como un deja vu, me encontraba en su coche como la primera vez, camino hacia el mismo hotel. Y los sentimientos eran los mismos. Estaba nerviosa, ilusionada, admirada por cómo él era, por lo que provocada en mi.

Llegamos y me abrió la puerta como la última vez. Fuimos a recepción y él dio su nombre y preguntó si quedaba alguna habitación libre. A lo que el trabajador contestó que no. Él siguió insistiendo pero no hubo suerte.
Subimos a su habitación y estábamos en la puerta.

—Quédate aquí yo ya me las arreglaré.—Me dijo con una sonrisa.
—No. Es tu habitación. Esto es mi culpa por no apuntarme lo que tengo que hacer y...
—Insisto, de verdad.
—No quiero que te quedes aquí, y sólo, no.
—No te preocupes por mí. Se cuidarme como tú.—Me dijo sonriendo y poniendo sus manos en mis manos, eso me estremeció y él se dio cuenta. Nos estábamos mirando a los ojos y él empezó a subir sus manos delicadamente a mi cintura, y me acercó más a él. Yo no podía respirar. Hacía tiempo que empecé a contener el aire y no me había dado cuenta.

Y me besó. Me besó y no nos importó quien nos podía ver o qué era lo que iba a pasar después. Simplemente nos dejamos llevar. Nos separamos y nos miramos. Nunca me había mirado así con nadie. El deseo y la tensión entre ambos iba saciándose de su sed. Era una fuerza que era imposible de controlar.

Entonces me subió en sus brazos con una mano, y con la otra abrió la puerta, y entramos en la habitación.

La chica que me cambió la vida (Antoine Griezmann y tú)  COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora