Bien, ahí estaba, acercándome poco a poco a aquella desconocida mujer, sin saber que decir aún, y esperando que al menos hablase mi idioma. Es decir, hasta ese momento no había pensado que el idioma fuera una barrera, quiero decir, mis amigos los gorilas hablaban español, por lo que ¿Por qué ella no? No merecía la pena pensar mucho en aquello, al menos no en ese momento, pensaba ceñirme al plan que tenía pensado: "Improvisar".
Y como si de un amigo de toda la vida se tratase esta, nuestra señora desconocida, me saludó levantando la barbilla al más puro estilo español, ya sabes, algo del palo:"Pasah mi ninioh". Aquello fue como estar en casa pero sin estarlo claro.
-Mujer: Hola, tú debes de ser Antonio, yo soy Diana, la señorita a la que le colgaste el teléfono cuando intentaba explicarte todo el tema del viaje, es por eso que hemos tenido que hacer esto de forma agresiva.
-Ernesto: Ho-hola, disculpe por eso, pero entienda que no sabía que estaba pasando- (Paremos un momento aquí, acaba de decir que es una señorita, pero amigo mío, esas patas de gallo son más bien de señora)- ¿Podría explicarme que es todo esto?
-Señorita (de mediana edad): ¿Tus cuidadores no te explicaron nada? Eso explica que no supieras leer en Rúhnico, esos idiotas han pasado totalmente de la única misión que se les encomendó cómo seguidores, bueno, no te preocupes, aprenderás poco a poco pe-...
-Ernesto: ¿Cuidadores? No sé de lo que está hablando-(sí, lo sé, mi plan era hacerme pasar por el tal Antonio, y lo sigo haciendo, pero ella piensa que fue culpa de "mis cuidadores", por lo que, tengo que seguirle el juego y hacerme el loco)- ¿Qué es todo esto?
-Señorita: ¿No sabes nada? Diablos, entonces tienes mucho con lo que ponerte al día, pero lo primero de todo-(Y es aquí, donde maese señorita, agarra mi cara, se acerca a mi boca mirándome los labios, y asesta sin piedad un beso CON MALDITA LENGUA en mi boca, sí, como te cuento. Me dejó tan perplejo aquello que no pude esquivar su boca, y terminé teniendo el primer beso de verano con alguien que podría ser mi madre, desde luego es una historia graciosa que contar a mis nietos)-*Me separo con un sobresalto haciendo que su boca quede abierta con la lengua aún fuera después del beso* - ¿Que-qué haces? Oiga es-esto es muy raro y-...
-MILF: Diablos niño cállate, el beso es parte de lo que debes saber, una de mis muchas cualidades es que soy políglota, puedo traspasar este don compartiendo fluidos corporales con quien yo lo desee- *Cruza sus brazos debajo de su pecho levantando su busto y arqueando una ceja*-¿Acaso quieres compartir otra clase de fluidos?
-Ernesto: ¿De verdad puedes hacer eso? ¿Entonces ahora mismo domino otras lenguas? C-cómo es eso posible...-*Miro con confusión a la extraña señora acercándome de nuevo a ella por el interés*-.
-Diana: -*Baja los brazos hasta su cintura y se inclina hacia mí interesada en mi curiosidad*- Oh, así que tienes interés en todo esto. Eso está bien, pero no sigamos hablando aquí, lo principal por ahora está hecho, sígueme.
Con esas palabras ambos empezamos a andar hacia el interior de este extraño ¿polígono? ¿Complejo hotelero? ... empezamos a andar dentro del recinto cerrado, aún le estaba dando vueltas a lo que había dicho ¿Era eso verdad? ¿Ahora yo dominaba las mismas lenguas que ella? ¿No hubiera bastado con que me hubiera tocada con la mano sudada? Eran dudas que rondaban mi cabeza, esta mujer era muy misteriosa. Los símbolos de su edad ya algo avanzada dejaban la evidencia de que estaría en sus cuarenta años, vestía unas medias finas con unos zapatos de tacón de aguja, parecían realmente incómodos para andar pero conseguía moverse rítmicamente coordinando sus caderas y piernas, algo realmente admirable con los cinco centímetros que llevaría de tacón. Vestía una falda no muy corta, más bien larga, llegaba hasta la parte superior de sus rodillas, era negra, probablemente de buena tela. Esta lo conjuntaba con una camisa azul turquesa y una americana también negra puesta sobre la camisa. Por su vestimenta parecía que tenía un trabajo importante en una empresa, lo que me confundía más sobre qué podía ser todo esto.
Después de un rato andando, pasamos en frente de un edificio el cuál parecía una residencia, más bien cómo un internado, se observaba desde fuera que había habitantes en aquellas residencias, pues desde las ventanas se podían ver posters y televisores asomando. Esto me hizo pensar que probablemente sí que era un escondite de una mafia, y vivían aquí para esconderse de la ley, como comprenderás este pensamiento no me tranquilizó mucho, es más, empecé a temerme lo peor, no encontraba relación alguna a todo esto con el beso ¿Podría haber sido un beso de despedida antes de que me mataran? No, imposible, me habló de "cuidadores" y otras paridas que poco significaban en estos momentos para mí, por lo que me quedaba esperar.
Nos acercábamos al edificio extraño de columnas griegas, y al vernos llegar un gorila nuevo se acercó a cargar mi maleta y se la llevó rumbo a la residencia que acabábamos de dejar atrás. Esta señal fue suficiente para saber que me querían vivo, al menos por hoy, parecía que iba a ser un invitado, o de otra manera, un prisionero bien cuidado.
El extraño edificio no tenía una gran entrada que compitiera o hiciera juego con las extrañas columnas, es más, la entrada era una minúscula escalera al costado del edificio que te hacía subir al nivel de la base de las columnas para andar entre ellas un rato hasta encontrar una puerta de mármol verde enorme. Sí, mármol verde y columnas grises, el edificio era extravagante e impresionante, pero quién eligió los colores no tenía un buen gusto.
El caso es que entramos por esa gran puerta verde, al abrirla la luz que entraba por mi espalda me cegó momentáneamente debido al contraste de iluminación, por alguna razón el interior del edificio estaba absurdamente oscuro, no estaba iluminado, a excepción de unas pocas velas que parecían colgar de lo alto del absurdo techo. Sí, absurdo techo, el edificio aparentaba tener al menos tres o cuatro pisos de alto, pero parece que no solo el que se encarga de pintar no dominaba su oficio, el arquitecto encargado de un edificio tan bonito no debía ser muy competente, porque el edificio era hueco, sí, hueco. Al entrar se conseguía distinguir el techo gracias a las velas ya mencionadas, delante se desplegaba una especie de sillón del trono, había un par de antorchas iluminando un pedestal al que se podía acceder por unas escaleras de cuarzo. El maldito cuarzo estaba por todas partes, el suelo, las paredes, una especie de gradas que rodeaban el camino de alfombra roja que se dirigía al susodicho pedestal, incluso el trono de ¿rey? Era de cuarzo.
Me quedé perplejo observando mis alrededores un rato mientras un gorila cerraba la puerta detrás de mí y de Diana, el interior del edificio me recordaba al sitio donde los romanos juzgaban a los delincuentes, pero más adaptado al estilo actual en línea recta en vez de en círculo. Cuando conseguí salir de mis pensamientos observe que había personas delante de mí, conté unas doce que esperaban algo delante del trono, unas cuatro de pie al lado del trono, y una más sentada en el mismo trono de cuarzo ¿No se le dormiría el culo de sentarse en algo tan duro?
-Diana: Colócate con los demás y espera –Echa a andar con notable prisa, sus pasos retumban por todo el sitio debido al eco que producen-.
Hice caso a su imperativa oración enunciativa y me coloqué con el grupo de personas que estaba de pie, pero al fijarme en sus caras me percaté que muchos me miraban intentando leer algo en mí, eran miradas que pretendían medir algo de mi persona. Sinceramente me molestó, es decir, a la distancia en la que estaba podía ver claramente que ninguno superaba los veintidós años de edad ¿por qué razón se creían en el derecho de juzgarme con su mirada? ¿Se sentían superiores? Lo que estaba claro es que ellos si sabían porqué estaban ahí, pues ninguno mostraba en su rostro signo alguno de nervios o simple miedo a la incertidumbre.
En especial había un chico de pelo albino que me miraba con mala cara, no me gusta buscar pelea, pero estaba algo susceptible con todo lo que estaba pasando, por lo que le mantuve la mirada poniéndole peor cara de la que él me ponía. O así lo hice hasta que el hombre que estaba sentado en el aparentemente incómodo trono de cuarzo empezó a hablar.
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Historia de un Error
FantasyDurante el verano de 2018 un estudiante normal es sumergido a un mundo totalmente nuevo y extraño al que tendrá que hacer frente haciéndose pasar por lo que no es, uno de los legendarios dioses. Solo la suerte y sangre fría le ayudarán a sobreponers...