Capitulo 11

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“Quería eso y mucho más.”

Ninguno de los dos hablamos de lo pasado en la noche. Nos despertamos abrazados, nos bañamos y nos alistamos en silencio.

La mañana del funeral fue triste, pero al menos ya no se lo veía tan abatido. Me consolé pensando que aquel momento de intimidad no había significado más que uno de los mejores hombres que conozco mostrándome el dolor de su alma.

Fuimos de la mano otra vez, se negaba a soltarme y lo acepte. Al final de cuentas, yo también necesitaba un apoyo.

Había pasado mucho tiempo con su familia, lo que los hacia cercanos a mi y dolía.

Pude escuchar preguntas susurradas, mientras pasábamos entre los familiares tomados de la mano. La mayoría de los que habían venido no nos conocían lo suficiente. Pilar y los demás se encargaron de hacerme sentir de la familia como siempre, me sentaron junto a Cris en la primera fila.

Fue una ceremonia hermosa, triste pero hermosa.

Todos despedimos a Juan con lágrimas en los ojos.

Pilar dio un discurso poco extenso pero colmado de amor.

Hablaba de la fuerza de la familia, de la seguridad de los que amábamos y por sobre todo la alegría y nos invitaba a despedir a su marido con una sonrisa en los labios. Recordó varias anécdotas divertidas sobre como Juan la había invitado a bailar la primera vez, un par de historias mas sobre como los hacia reír. Nos insto a despedirlo con un hasta siempre y a prometer, ser felices.

Al parecer Pilar sabía el estado de salud de su marido desde hace mucho tiempo, pero aquello no logró marchitarla. Imagino que Juan se había encargado de llenarla de buenos recuerdos antes de partir.

Miré a la mujer en el altar y sentí una punzada de dolor.

De pronto comprendí que quería eso, una familia, alguien que hablara por mi algún día. Algunos hijos que me extrañaran y recordaran mi vida.

Quería eso y mucho más.

Lo quería todo.

Como dije, ninguno de los dos hablamos de aquella noche.

Cristian me besaba algunas veces, casi como si no le incomodara, mientras que a mi me hacia sentir extraña, como si los límites se rompieran de a poco.

Pasaron más de tres semanas para que él volviera a la normalidad.

Más o menos.

De a poco tomamos la rutina nuevamente, comencé a relajarme, a abrazarlo sin temer que pensara en algo más y mi amigo volvió a la normalidad.

Tres semanas después…

Los problemas en la clínica aun continúan, pero los soporto mejor desde que conocí a Lucas y lo que es aun mejor, ¡ya llevamos dos semanas!

Lo conocí una mañana en la clínica, había llegado de urgencia, con un pie esguinzado y en un ángulo un poco extraño. Aunque la verdad,  era un misterio cómo se lo había torcido de esa forma.

El trabaja en un Banco del centro, y digamos, no es que sea un trabajo de alto riesgo ni nada por el estilo, pero me contó que el piso mojado le había jugado una mala pasada y había resbalado. Es el típico chico desgarbado, de lentes de marcos gruesos, la timidez brota por los poros y vamos despacio, muy despacio y eso me sienta bien.

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