**CARRIE**
–No puedes hacerme esto– dije con un gesto frustrado, al borde de las lágrimas, pero aún quedaba una esperanza en mí, estaba esperando el momento en el que despertara exaltada en mi cama sólo para darme cuenta de que aquello era una pesadilla –Lo siento– murmuró Katia, la que había sido mi novia los últimos tres años, y ahora, sin más, estaba tirando todo por la borda –Dime que no hablas enserio ¿Por qué? ¿Qué hice mal?– continué desesperada, perdiendo los estribos – ¿Hay alguien más? ¡Hay alguien más! ¿Cierto?– grité entre lágrimas mientras la tomaba de los hombros con brusquedad –Suéltame por favor Carrie– murmuró, pero yo no cedí y continué – ¡Mierda dime quién es Katia!–insistí hasta que ella también explotó – ¡Maldición Carrie! ¡SI! ¡Si tengo a otro!– gritó sin más, y en cuanto se dio cuenta de lo que dijo, ambas nos quedamos calladas –Otro... así que es hombre– murmuré rompiendo aquel incómodo silencio –Mira Carrie, eso no importa– No, y ya vi que estos tres años tampoco importan– interrumpí tajante –Carrie, siempre he sido muy condescendiente contigo– replicó mientras se tocaba la cien intentando no explotar de nuevo – ¿Me lo estás echando en cara?– No Carrie, joder a esto es a lo que me refiero, maldición... ¿No puedes mirar más allá de tu nariz? Estoy harta de esa actitud tuya, siempre debes tener la razón, y yo siempre debo ceder, se acabó Carrie ¿Por qué no lo entiendes de una maldita vez? Intenté hacer esto por la buena, pero contigo no se puede razonar– Desde hace cuánto– ¿Qué? – dijo confundida –Si, desde hace cuanto lo conoces, quién es él– Eso ya no importa Carrie– Me importa porque hasta hace unos minutos aún era tu novia, y creí que sería así por lo menos otros diez años hasta que nos casáramos o algo, maldición Katia, de verdad imaginé una vida a tu lado, no sé por qué estás haciendo esto –Carrie, de verdad, lo siento– murmuró ésta vez más lasciva mientras tomaba mis manos con las suyas, y yo en silencio negué con la cabeza, de igual forma más calmada...quizá más resignada, solté una lágrima más que corrió por mi mejilla, la limpié; y decidí, en aquel momento, que no volvería a ser tan estúpida, no volvería a imaginarme a lado de una persona, atada a ella, para que luego me escupiera en la cara y me tirara como basura, mi semblante cambió por completo en aquel instante, mi mirada se tornó fría y dura, miré a los ojos a Katia, quien notó aquel cambio desconcertada –Ya sabes lo que dicen, no te enamores de una hetero– sonreí pérfida, me acerqué lentamente a su oído y murmuré –Quizá me faltó pene, pero tú sabes lo que estás cambiando, que te aproveche querida– a lo que ella me miró atónita, no me reconocía, diablos ni yo me hubiese reconocido, di media vuelta y no miré atrás, solo sé que se quedó ahí, paralizada, y no la volví a ver de nuevo. Aquella noche llegué, me miré en el tocador, sentía que iba a vomitar mi corazón, miré de reojo unas tijeras, y devolví la mirada a aquella destrozada chica en el espejo, y con todo el coraje que tenía dentro, comencé a cortar mechón tras mechón, hasta dejarlo muy corto, entonces pensé, en lo distinta que era la persona que me devolvía la mirada en aquel reflejo, a la persona que me la devolvió esta mañana, ya no estaba.
(Tres años después)
La alarma sonó con ese particular tono que anunciaba la buena nueva, ehh cumplía 17 años; es curioso como cuando se es adulto se extraña esta edad, como si uno pudiese tragarse al mundo, pero yo solo quería apagar esta estúpida alarma y dormir otras diez horas, hibernar como un oso, eso es todo lo que necesitaba, para mí el cumpleaños no significaba nada realmente, sólo era otro día más, y al mismo tiempo un día menos, eso pensaba cuando mis padres entraron cantando feliz cumpleaños a mi habitación sacándome del trance, uggg odio a los humanos... joder odio ser uno, pensé mientras asomaba mi cabeza de entre las sábanas; a decir verdad creo que parecía un experimento fallido del gobierno, o algo así como la chica del aro con cabello corto, pero al final lacio y todo sobre la cara.
Al medio día, al salir de clases, había acordado con mis padres acudir a una pequeña reunión familiar que ellos planearon, aunque no conocía a la mitad de mi familia y a la otra mitad la detestaba, todos sabían que era la oveja negra, la chica lesbiana medio "dark" con tendencias psicópatas, o así es como ellos me veían, y la verdad me daba absolutamente lo mismo, sólo accedí a aquella reunión en la que nadie quería estar por los rostros de todos (incluyéndome) porque era la condición para por la noche poder irme de fiesta con mis amigos, que en realidad sólo eran dos, Michael, o como a él le gusta que lo llamen "MiKy" y Susana; Miky era ese amigo gay que cumplía con varios de los estereotipos, era toda una diva, si lo pudiese describir en una palabra, mientras que Susana era lo más cercano a normal que conocía, ni siquiera sabía por qué éramos sus amigos y ella la nuestra, y no lo digo en mal sentido, pero de verdad me resultaba bastante increíble que se juntase con un par de locos adictos al rock y al travestismo, después de todo aún seguía pensando que mis padres podrían estar orgullosos de mí, no andaba por ahí inyectándome mierda o alcoholizándome, supongo que parecer un chico les había salido barato después de mandarme a vivir con mi abuela la mayor parte de mi infancia mientras que ellos estaban ocupados trabajando, sólo había un pequeño detalle... no podía dejar de fumar, pero esa parte no la sabía nadie.
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"Hunder the same sky"
Teen FictionSe trata de una compilación de historias de situaciones y/o problemáticas recurrentes entre la adolescencia, llevada de la mano de personajes cuyos caminos se entrelazan y separan inesperadamente como en la vida cotidiana, lagrimas, amigos enemigos...