Prólogo

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Recuerdo esos meses con exactitud

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Recuerdo esos meses con exactitud.

Ésta historia no tiene un final trágico, ni mucho menos dramático como hoy existen un centenar de ellos en cada libro que abrimos. La verdad, éste siempre fue un proyecto que ella y yo mantuvimos en secreto, nuestros amigos sabían del plan, por supuesto; pero no todos los detalles. Es por ello que cambiare nuestros nombres. A propósito de esto, digamos que yo seré Nathalie Clarke y ella será Emma Pierce.

Antes de continuar te quiero saludar, a ti. A esa persona que piensa que puede ser una minúscula hormiga de millones y millones que hoy conforman la humanidad. Pero lo cierto es que cada persona tiene un propósito, si nos damos cuenta todos poseemos algún talento, esa es la idea que muchos tienen sobre la manera en que una persona puede ayudar a otra. Una artista puede ayudar a una persona a darse cuenta de cuan bueno puede ser pintando, al igual que un músico puede ayudar a otra persona a darse cuenta de que nació para arrancar notas majestuosa de cualquier instrumento.

Sin embargo, éste no es el caso de una persona con un talento extraordinario que ayudó a otra a aprender ese mismo talento.

Lo tenía, lo suyo eran los números y las operaciones matemáticas, sin embargo nunca le pedí ayuda para que me enseñara a tener las mismas habilidades que ella.

Ella me ayudo de otra manera. Verán, mi vida de alguna forma estaba planeada en todo el sentido de la palabra de la forma más tradicional. Trataría de llevar todos mis estudios bien para llegar a una buena universidad, desempeñar bien una actividad extracurricular, graduarme en la carrera que yo quisiera, casarme y tener hijos y bla, bla, bla.

Una vida tan convencional como cualquier otra.

Ella me hizo darme cuenta de que no necesitaba de una vida planeada previamente. Hizo que mi vida diera un giro radical apenas acabé la universidad. Me hizo vivir la verdadera sensación de libertad, tal vez lo veía de otra forma cuando era más chica pero desde hace mucho tiempo me di cuenta de que mi mejor amiga fue la única que logró hacerme eso.

Cada lugar en mi apartamento lo arreglé con mucho detalle esperando a que no pasara nada, duraría unos cuantos meses afuera y no quería que se dañara algo, seguí todos los consejos que escribí en mi lista a los trece esperando que todo funcionara para irme sin preocupación alguna. Taché todo lo que aparecía en mi lista.

1. Cubre todos los muebles especialmente los blancos con sábanas encima.

2. No adoptes ninguna mascota.

3. Reúne botellas de agua, hazle agujeros pequeños en la parte baja, llénalos de agua y déjalos en las plantas.

Tenía todo cubierto; hice mi cama por última vez, la volvería a hacer cuando volviera aproximadamente en cinco meses pero aún no sabía si volvería exactamente cuando se cumplieran los cinco meses o debería decir, sabíamos.

Había llegado el día que Emma Pierce y yo tanto habíamos esperado. A los trece años planeamos lo que sería la aventura de nuestra vida aunque, el comienzo sólo la incluía a ella, decidimos que ambas teníamos la misma ambición pero ella era la que le recorría por las venas que llegara la hora tan apresuradamente; al principio solo parecía una ligera fantasía y nada más, hablamos horas sobre qué lugares nos gustaría visitar pero Emma ya lo tenía todo planeado.

Los Viajes que Alguna Vez Hice con mi Mejor Amiga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora