Carlomagno -II

32 1 0
                                    

... Como cualquier otro.

—Carlomagno... Señorito Carlomagno... Oiga... — Tras un par de segundos, el muchacho notó la llamada de su profesor de astrología, despertándose de golpe.
El aula estaba vacía, las luces encendidas y él estaba a solas con el profesor quien, vestido con su toga gris (que llevaba aunque estuviese seis siglos fuera de temporada) le miraba tras sus gafas con forma de media luna.
—Mira, muchacho, yo sé que conoces el temario de buena tinta y que estas clases te resultan... Poco estimulantes, pero deberías tratar de aparentar un poco, o tus compañeros acabarán odiándote —El mentado suspiró.
—Siento haberme quedado dormido, pero entenderá que el ambiente resultaba propicio, el silencio, las luces apagadas...-

El profesor asintió.
—Bueno, que sea la última vez, para la próxima te bajaré un punto en el semestre.

Carlo asintió y se levantó, recogiendo su libro mientras su maestro se dirigía al estrado del aula magna.

—Profesor —llamó de pronto el moreno—. Pensando en el tema de la clase de hoy, me ha surgido una duda, ¿ sería posible hacer un viaje en el tiempo aprovechando las diferencias de ciclo horario entre estrellas?

El profesor, dándose la vuelta, y con un brillo de diversión en los ojos, respondió.
—Bueno, no lo sé, por lo que usted deberá traerme un ensayo que presentara ante sus compañeros la próxima semana... Oh, y no olvide que debatiremos sobre el tema.

Carlo asintió
—Tenga unas buenas tardes, profesor.
-Tu también muchacho, tu también.
Tras esto, el profesor salió del aula en dirección a la sala de maestros y Carlomagno se dirigió al aparcamiento, seis horas de clase que se le habían pasado en cinco minutos, una vez más.
Antes de salir al aparcamiento, fue al baño, donde se colocó la ropa y el pelo, y tras comprobar que todo estaba en su sitio, salió de la universidad.
En el aparcamiento le espera el mismo coche que le trajo, con Jack al volante. Aunque a diferencia de esa mañana, ahora estaba rodeado de gente que observaba el coche expectante.

—Bonito buga Carlo —oyó que le decía un chaval con un balón de fútbol americano bajo el brazo.
— ¿Podemos ir contigo, guapo? —preguntaron tres chicas a la vez.
Carlo las ignoró y se sentó donde el copiloto.
—Vámonos a casa directamente, Jack —pidió el muchacho.
El hombre asintió y tras pisar con suavidad el acelerador para que se apartansen los universitarios, salió de allí como si le fuera la vida en ello.

Horas más tarde, siendo ya de noche, Carlo observaba la luna. Ya que aquella noche era despejada, decidió probar su telescopio nuevo, regalo de un tío suyo (un jeque árabe que estaba casado con la hermana de su padre, aunque lo cierto es que ella era la quinta esposa de él, con lo que apenas hacía mas que tomar el sol y dormir).

Tras tomar notas de la posición de media docena de estrellas, cerró el ventanal de su cuarto y guardó el telescopio, para acto seguido echarse a dormir.



-------------------------------------------------------------
Aula magna: habitacion de estilo teatro, donde se imparte clase, construida de tal forma que el profesor no necesita alzar a voz, ya que por reververación el sonido se expande y todos los alumnos le oyen sin demasiado problema.

Historia de LeirielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora