5- Orgullo y Prejuicio.

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"Somos pocos los que tenemos suficiente valentía para enamorarnos del todo si la otra parte no nos anima" – Jane Austen en Orgullo y Prejuicio

Alice puso sus manos en los bolsillos de su chaqueta mientras caminaba. Era una hermosa tarde de otoño, los niños jugaban en la plaza y se corrían unos a otros se veían tan contentos. Alice deseó ser como aquellos niños.

Esta tarde Alice y Eric no pudieron verse, Eric tuvo que ir a la casa de su tía para, según él, pasar tiempo familiar. Alice lo entendió, pero eso no evitaba que tenga una salida. A veces es mejor poder estar un poco a solas contigo misma. De todas formas, Eric le había dejado una tarea, le dijo que investigara sobre un libro llamado Orgullo y Prejuicio. Alice, por primera vez en toda su vida, hizo sus deberes e investigó.

Jane Austen resultó ser totalmente todo lo contrario a lo que ella pensaba. Orgullo y prejuicio no fue su primer libro, así como tampoco su publicación fue un éxito al instante. Además, ese nombre no fue el original, si no que se llamaba Primeras Impresiones. Resultó ser, además, que Jane era conocida por poner a la mujer como un ser muy capaz, considerando la época en la que vivía.

"¿Tarde libre?" pregunto James mientras caminaba hacia ella.

"¿Qué, me sigues?" dijo Alice sonriente.

"Siempre me gusta cuidar de la gente que quiero." Dijo James y le dió un beso en la mejilla. "¿Qué haces aquí?"

"A veces un poco de tiempo a solas no viene nada mal" Dijo pero James no la miro, mantenía su vista en el suelo.

"Si, tienes razón." Murmuró y levantó su cabeza para mirar hacia el horizonte.

"¿Estás bien?" Alice preguntó. James se encogió de hombros.

"He tenido días peores" murmuró.

"¿Qué pasa?"

"Discutí con mi madre, nada de qué preocuparse" murmuró James. "¿Y Eric?" Dijo y Alice suspiró dando por cerrado el tema, era claro que James no quería hablar de ello. Él nunca hablaba mucho de su familia y, a pesar de que Alice lo conocía muy bien, los problemas familiares de James siempre quedaban en su casa.

"Con su tía o algo así" murmuró ella y se quedaron en silencio.

No era un silencio incomodo, de hecho, era un silencio placentero. Los dos tenían miles de problemas para debatir con ellos mismos y ese silencio era lo más reconfortante que tuvieron en semanas. Y no era que no confiaban el uno con el otro, simplemente no era el momento para charlar. Quizás esa era una de las razones por las cuales eran mejores amigos. Los dos sólo escuchaban lo que el otro quería decir. No indagaban y no preguntaban por qué sabían que tarde o temprano se enterarían con claridad de lo que le pasaba al otro.

Entonces Alice habló:

"Él se va a morir, y no quiere evitarlo." Murmuró Alice y luego miró al suelo.

"Alice..." Ella lo interrumpió.

"Y creo que estoy enamorada de él" dijo y una lagrima calló por su mejilla, pero ella la sacó rápidamente.

"Lo siento" dijo él.

"Es que no lo entiendo. No quiere vivir, ni siquiera por mí." Dijo Alice. "Si yo estuviera en su lugar haría lo posible por salvarme"

"Está cansado Alice." Dijo James y ella lo miró indignada.

"¿Qué demonios te pasa?" dijo.

"Alice" ella lo interrumpió.

"No" dijo y se dio la vuelta volviendo a su casa. "Es que nadie lo entiende" casi gritó exasperada. James simplemente la dejó ir, la conocía suficiente para saber que no era el momento para hablar con ella. De nada.

Fifty Lives Together.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora