Cap.4~ El club de los semidioses.

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Voy a ser sincero con ustedes. Nunca me ha ido bien con las chicas. Es más, nunca he durado más de un mes con nadie. Siempre me pasa lo mismo: Se enamoran de mí, me conocen mejor, se van corriendo, me dejan. La verdad no sé cómo pueden dejar a un ser tan galán como yo. Pero claro, tenía muy mal gusto escogiendo a las chicas. La primera besó a otro tipo mientras estaba conmigo, la segunda se enamoró de otro a la semana, y la tercera... No hizo nada por que todavía no he tenido una tercera.

....................

El punto es que ella se veía diferente. Nunca había visto una chica tan bella como ella. A primera vista parecía sincera, tierna, cariñosa y fiel, pero a la vez ruda, atrevida y valiente. En resumen, parecía mi estereotipo de la chica perfecta, pero claro que no me iba a arriesgar. Como dicen: "Caras vemos, corazones no sabemos", pero tengo que admitir que sentía una pequeña atracción hacia ella.

Me quedé viéndola un par de minutos, admirando su belleza. Por alguna estúpida razón ni siquiera yo me di cuenta de que la estaba viendo durante mucho tiempo.

Clariss frunció el ceño.

-¿Qué? -preguntó finalmente- ¿Tengo algo en la cara?

-¿Eres hija de Ares o de Afrodita? -pregunté todavía sumido en mis pensamientos.

-¡¿Qué?!

-Entré en razón -¿Que? ¡Nada, no dije nada! -dije avergonzado- ¿Quieres pasar la noche con nosotros? -dije tratando de cambiar de tema.

Clariss miró el árbol desde la copa hasta las raíces, finalmente dijo:

-¿Estas loco? ¡Es demasiado peligroso estar ahí arriba! -advirtió- Tienes que estar con nosotros, nosotros te podemos proteger -sugirió mientras me jalaba del brazo.

Me solté rápidamente.

-¿A que te refieres con ustedes?

-¿Crees que eres el único semidiós que ha terminado aquí? Hay muchos más que terminaron varados en este extraño planeta. Algunos de nosotros hemos logrado reunirnos en un campamento para poder enfrentarnos mejor a este planeta.

-Pues yo estoy bien en mi árbol -repliqué.

Clariss me miró como si estuviera tratando de decir: «¿Es enserio?»

-¿Ah si? -preguntó Clariss- Cada uno de estos árboles mide al menos quince metros de altura. Dime.... ¿Qué harías si otra Hidra, también de quince metros de altura, viene a por tí?

-......... Buen punto...

Clariss sonrió disimuladamente.

-Entonces... ¿Vienes? -preguntó.

-No, no, no lo entiendes, es que hay alguien que...

Antes de que pudiera terminar la oración, Abel saltó del árbol y cayó encima de Clariss, dejándola tirada en el suelo sin poderse mover.

-¿La mato? -dijo Abel forcejeando para que Clariss no se mueva.

-Ahh...

Antes de que pudiera responder, Clariss logró zafarse de alguna forma, sometiendo a Abel (¿Qué puedo decir?... Es hija de Ares...).

-No será necesario -dijo Clariss apoyando su espada en la nuca de Abel.

-¡No! ¡Espera! -la detuve- Él... es un amigo que me encontré al aparecer aquí, no se maten por favor.

-¿Amigo? -preguntó Abel.

-Cállate -respondí.

Clariss apartó su espada de la nuca de Abel, dejándolo libre.

Јhonatan Grey:  El hijo del rayo⚡©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora